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Amor en la oficina: No hay que prohibirlo, pero sí regularlo
Las relaciones amorosas en la oficina siempre van a existir, evitarlo sería lo peor, lo ideal es establecer reglas y evitar conflictos de interés.

Hay empresas que prohíben las relaciones amorosas en la oficina, otras que establecen reglas y unas más que deciden mejor no hablar del tema, la realidad es que el amor es parte de nuestra vida y ante la convivencia diaria se suelen crear relaciones afectivas.
Estrella Vázquez, fundadora de Time2Grow dice que no hay que juzgarlo ni satanizarlo, porque es algo natural, pero sí es importante regular las relaciones amorosas en la oficina, porque prohibirlo puede ser peor.
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De hecho, la Ley Federal del Trabajo no establece que los romances estén prohibidos y no es una causa de despido, en este sentido, las organizaciones pueden establecer políticas internas para regularlo.
Una encuesta realizada por Adecco señala que 72% de las personas están a favor de las relaciones amorosas en los espacios laborales y el 50% admite haberse sentido atraído por un compañero de trabajo, pero solo el 50% se atreve a decirlo.
A nivel empresarial siempre es bueno tomar una perspectiva ética y no involucrarse en la relación. “Como organización no me puedo meter si le gusta o no le gusta, cuánto llevan, si se pelean mucho o no, es una relación personal. Lo que puedo regular es la interacción dentro del ambiente de trabajo, tener políticas hacia las muestras de cariño”, destaca la especialista en Recursos Humanos.
Por ejemplo, establecer en el código de ética una conducta adecuada en el trabajo como siempre utilizar el nombre de la persona, y no decir apodos como “amor” o “chaparrita”, pero eso aplica en la organización en general, no solo en relaciones amorosas.
¿Qué hacer como organización?
Juan Domínguez, especialista en Recursos Humanos también concuerda en que lo mejor que puede hacer una organización es regular y recomienda declarar la relación amorosa, tanto con los jefes inmediatos como en RH, y analizar si existe algún conflicto de interés.
Por ejemplo, si existe una relación de subordinación o si las personas trabajan en la misma área es importante que cambien de departamento, para evitar problemas. También se pueden aplicar medidas preventivas, como que la persona de mayor cargo no se involucre en las decisiones que tiene que ver con la otra persona, pero en casos extremos, donde no se llegue a un acuerdo, lo ideal será dejar que una de las dos personas se retire de la organización.
“Dependiendo del nivel de conflicto de interés se toma la decisión de cambiar a una de las personas de área, si no es posible será necesario que una de las dos se vaya, no porque no esté permitida la relación, sino porque puede generar un conflicto de interés”.
También se puede hacer un “contrato psicológico”, detalla Estrella Vázquez, y preguntarle a los colaboradores qué riesgos ven en el entorno laboral al tener una relación, dejar claros los términos de pareja y dentro de la organización, porque por más que se intenten separar los problemas, personales y de trabajo es difícil.
Apegarse al código de ética y mantenerse al margen
A pesar de que la relación sea abierta, los jefes deben mantenerse al margen y aplicar un liderazgo empático, en el que no se debe opinar ni para bien ni para mal.
“Me mantengo empática, sé lo que está sucediendo, no lo juzgo, pero si llega a haber un conflicto (en el trabajo) ahí si tengo que entrar con todo el rigor organizacional”, puntualiza Estrella Vázquez.
Por ello es importante dejar claro que existe un código de ética al cual se deben apegar en todo momento. “Si deciden terminar la relación los vamos a querer igual, pero no se valen los gritos, ignorar a la gente, hablar mal de alguien. No se vale porque es el código de ética, no porque me esté metiendo en la relación, y eso es lo que a veces cuesta trabajo manejar”.
Cuando la relación termina, salvaguardar a los empleados y apelar a la madurez, y “si se llegan a situaciones inadecuadas evaluar la salud del código de ética y de cultura organizacional y determinar si la persona debe salir de la organización, no porque haya terminado la relación, sino porque está afectando el ambiente laboral o el cumplimiento de las labores de las personas”, finaliza Juan Domínguez.