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Hacen del cementerio un “Bosque Eterno”

La familia Gómez de Alvear creó un espacio donde el duelo se conjunta con la meditación y la introspección

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Puebla /Ciudad de México. Por tres generaciones, la familia Gómez de Alvear ha contribuido a cuidar y preservar la reserva natural de Flor del Bosque, único pulmón con el que cuenta la ciudad de Puebla, y donde en abril fue inaugurado un parque recreativo. En un espacio privado de 2.5 hectáreas en las que había autorización para construir 500 viviendas, los Gómez de Alvear decidieron crear un “cementerio verde”.

Bosque Eterno, como lo llamaron, “surge de la inquietud de conservar el bosque. Lo que realmente nos hace diferentes es que es lugar lleno de vida para los que se quedan. La industria funeraria ofrece lugares dignos para los restos de los difuntos, pero no ofrece nada para el duelo. Aquí la naturaleza abraza”, explica en entrevista Diego Gómez de Alvear, su director general.

El proceso de duelo es para encontrarte, para la meditación, la introspección. El bosque ofrece ese espacio. Bosque Eterno surge de conjuntar esos dos elementos”, agrega.

El primero inquilino de este camposanto sui generis fue José Miguel Gómez de Alvear Díaz de Rivera, padre de Diego Gómez, quien concibió la idea del bosque-cementerio. A modo de homenaje, una banca a medio camino entre la plaza de nichos y unos estaques lleva su nombre. Una foto suya cuelga en el “árbol de las memorias”, que forma parte de los festejos del Día de Muertos que la administración celebró el domingo 30 de octubre con familiares de los difuntos, y que incluyó cine, lectura, pláticas, música en vivo, narración de cuentos y leyendas y comida.

“Somos la tercera generación cuidando el bosque y desarrollamos el esquema de panteón verde. Mi papá fallece -cinco años atrás- y él lo inaugura. Es la primera persona que descansa en Bosque Eterno.”

Para continuar el legado iniciado por su abuelo y asegurar su permanencia, Bosque Eterno está “blindado” con un fideicomiso ante Scotiabank. Para su creación, contaron con la asesoría del Green Burial Council estadounidense, organismo que certifica a las funerarias y cementerios “verdes” en ese país.

Diego Gómez señala que los panteones verdes cumplen la doble función de ser cementerios y áreas de conservación. A diferencia de los que existen en Estados Unidos donde no se colocan lápidas y los familiares se orientan a través de GPS (Geolocalización), en Bosque Eterno se permite poner placas de unos 20 por 30 centímetros para la inhumación, colocar las urnas grabadas de mármol, en las áreas verdes o en muro de nichos.

Para los que reposan bajo los árboles o lo estanques, sus nombres son grabados en una piedra de ónix, de poco más de un metro de altura y cara plana, a cuyo lado hay un poste de madera redondo donde se instaló un código QR para ver la imagen del difunto.

Tropicalizamos el concepto, de manera que no cambiara la tradición. Es exactamente igual que otro panteón, con la diferencia de que tiene un bosque encima”, resume Gómez de Alvear.

Un pedacito de tierra

El cementerio entró en operación oficialmente hace cuatro años. A la fecha ha realizado 145 servicios y vendido más de 1,000 planes. La mezcla de demanda es 50% lotes y nichos y el 50% restante ha sido integración de cenizas al bosque.

Hay familiares que han traídos las cenizas de sus seres queridos del otro lado del mar Atlántico para que descansen en este bosque. Otros han muertos décadas atrás y sus retos también han sido traídos de Veracruz, Puebla y Ciudad de México a este lugar.

Una opción que se antoja atractiva para los amantes de la naturaleza es el árbol familiar. Diego Gómez explica que su costo es de 88,000 pesos y tiene lugar para 13 miembros. En las primeras cenizas se siembra un árbol y con el paso del tiempo el resto de la familia se va enterrando alrededor de éste.

Los lotes cuestan 30,000 pesos y los nichos van de 18,000 a 26,000 pesos y tiene capacidad para cuatro urnas. Los lotes se pueden pagar en mensualidades de 300 a 500 pesos hasta en 30 meses. El plan incluye tres seguros por saldos insolutos, de vida y de gastos funerarios.

“Encontramos la manera de que -el financiamiento- no compita con los gastos en vida. Por cenizas, nuestros precios rondan entre 6,000 y 8,000 pesos”, refiere.

El empresario subraya que mientras la industria funeraria busca ser más ecológica, es decir, contaminar menos, el objetivo de Bosque Eterno es ser sustentable, entendido como generar un impacto positivo y para ello se han asesorado de especialistas en diferentes disciplinas como la permacultura para trabajar con los sistemas vivos del bosque.

En esta empresa de seis trabajadores operativos y 30 asesores de ventas, los funerales no son cortos, la gente aquí, no tiene prisa por irse. “Los entierros normales duran entre 30 y 40 minutos, en Bosque Eterno duran de tres a cuatro horas. La gente llega aquí en un momento de dolor, desencajado, y luego de caminar por el bosque se van más agradecidos, con dolor, pero más tranquilos”.

Y es que, como reitera por último Diego Gómez: “la naturaleza abraza. Lo único que hacemos es dejar que haga su trabajo”.

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