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Sector de oficinas: lenta recuperación ante incertidumbre política y económica
La Ciudad de México cerró el 2024 con ocupación neta de 251,000 m2, apenas 50% de lo registrado en años prepandemia

El sector de oficinas no está aislado del panorama macroeconómico en México, ya que la confianza y la expansión de empresas en los edificios se determina en gran medida por este factor, por lo que los acontecimientos que se presenten en el 2025 —especialmente con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y la relación comercial que se establezca con México— serán determinantes para avanzar en su recuperación.
De acuerdo con la firma de servicios inmobiliarios Colliers, aunque la disponibilidad del inventario de oficinas en la Ciudad de México (el más grande del país) tuvo una disminución de dos puntos porcentuales en el cuarto trimestre del 2024, cerró el año con una tasa de vacancia todavía alta de 22.5 por ciento.
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“Un mercado (de oficinas) se considera sano cuando ronda entre 10 y 12%; en nuestra opinión, tendrían que pasar, al menos, tres o cuatro años con una recuperación franca para poder llegar a estos niveles. Seguimos en una etapa de recesión, marcada por alta disponibilidad y poca actividad en nuevos desarrollos; pero estamos optimistas porque el 2024 fue un año muy diferente a lo que se registró en los últimos tres”, comentó en entrevista Ausencio Lomelín Enrique, director de Colliers International Ciudad de México.
Para Lorena Fuertes, directora internacional de Transacciones de Oficinas en JLL, el futuro del sector inmobiliario corporativo está marcado por la incertidumbre derivada de la tensión política y económica.
“En el 2024, aunque había elecciones, tanto en México como en Estados Unidos se registraba una fuerte actividad al inicio del año, pero este 2025 empezamos lento. Muchas empresas se van a esperar a ver los primeros 90 días del gobierno de Trump, si ejerce o no sus amenazas; está incierto el destino del nicho”, dijo la especialista.
A pesar de ello, el mercado cerró el 2024 con señales positivas, ya que la absorción neta acumulada fue de 251,000 metros cuadrados (m2), lo que representa un crecimiento de 88% en su comparación anual, según Colliers.
“El promedio de absorción en los años prepandemia era de 500,000 m2, estamos al 50% de esta actividad; pero son cifras con las que podemos decir que hay una recuperación. Las empresas están en busca de espacios para aumentar su eficiencia, funcionalidad y tener mayor operatividad”, añadió Lomelín.
Baja inversión en construcción
El sector inmobiliario de oficinas no se ha contraído solo en términos de ocupación, la inversión para la construcción de nuevos proyectos tampoco ha logrado despegar desde la pandemia. Lomelín indicó que, actualmente, se encuentran en construcción 16 proyectos en la Ciudad de México, lo que representa una superficie de 481,000 m2; mientras que años antes de la pandemia se desarrollaban hasta más de 80 espacios.
“Aunque la cifra que tenemos en obra no es menor, para el tamaño del mercado de la ciudad es bastante conservadora. Cabe decir que, adicionalmente, existen planes para el desarrollo de otros 23 edificios, pero pasarán de tres a cinco años antes de que se materialicen”, dijo el experto.
Por su parte, Fuertes destacó que la baja actividad en la edificación de proyectos en la Ciudad de México no se había observado en los últimos 20 años, la cual está marcada por la falta de confianza de los desarrolladores y las dificultades que enfrentan en trámites.
“Hay incertidumbre por la poca flexibilidad que ha dado el gobierno. Son pocos los que están dispuestos a detonar un inmueble por el riesgo económico en el país. En la ciudad hay un par de terrenos con ubicaciones excelentes, hace seis años se los hubieran peleado, pero tienen más de 18 meses sin venderse, porque adquirirlos es tener dinero enterrado por años”, declaró la especialista de JLL.
La luz al final del sinuoso camino por el que atraviesa el sector es el paulatino regreso de las empresas a los espacios de trabajo. Recientemente, JP Morgan y Amazon anunciaron el fin del formato home office para sus colaboradores a nivel global, una tendencia que, en palabras de Fuertes, seguirán otras compañías.