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Lamine Yamal: Brillo de un ícono 100% digital

Nacido en 2007, la nueva figura del Barcelona se enlaza orgánicamente con las generaciones hipervisuales. Su futuro comercial es promisorio tras firmar con marcas de la talla de Adidas y Konami antes de los 18 años.

08.04.2025 - 20:36

En el futbol, como en todos los deportes, cada generación cuenta con su propio ídolo. Sin obviar a pioneros como Pelé, Johan Cruyff y Diego Maradona, la globalización de últimos años ha hecho que los nuevos ídolos sean cada vez más conocidos a temprana edad.

La línea del tiempo de 2025 pone como principal candidato a Lamine Yamal, delantero adolescente del FC Barcelona que conecta de manera orgánica con las generaciones 100% nativas del entorno digital actual entre celulares, videojuegos, streamings y demás.

“Lamine forma parte de la primera generación 100% digital del mundo del deporte, circunstancia que lo convierte en un parteaguas en el patrocinio deportivo. Más allá de su irrupción precoz, representa una nueva forma de conectar con las audiencias más jóvenes: naturalidad y cercanía sin artificios. Una reinvención del ídolo convencional hacia una figura más humana y transversal”, define para El Economista, Martí Riba, especialista en construcción de marca de atletas y marketing deportivo.

Lamine Yamal nació el 13 de julio de 2007, mismo año en el que Cristiano Ronaldo y Lionel Messi debutaron en el top 3 de la votación al Balón de Oro.

Es decir, Yamal ya no es comparable con esa dualidad Cristiano-Messi que captó a generaciones anteriores durante años tanto en el plano futbolístico como comercial. Es turno de una nueva era para el manejo de marca.

“No es sólo una joven promesa del futbol. Es símbolo de nueva era, un espejo cultural para miles de jóvenes que crecen en un contexto hipervisual (concepto para una sociedad actual repleta de imágenes y pantallas). Lamine representa a la perfección a esa nueva generación de deportistas que no necesitan esperar a ser leyendas para influir y ser referentes”.

Origen de una figura

Yamal sorprendió al mundo por debutar en el primer equipo del Barcelona en abril de 2023, cuando apenas tenía 15 años, 9 meses y 16 días.

Pero aún más sorprendente es lo que ha logrado desde entonces: titular indiscutible en Barcelona y la selección de España, campeón de LaLiga y Supercopa de España, campeón de Eurocopa, premio Golden Boy de Europa y top 10 en la lista final del Balón de Oro 2024.

Está por cumplir 18 años, pero ya es uno de los futbolistas con mayor proyección en el planeta, lo que también le permite cerrar acuerdos de patrocinio con marcas de jerarquía como Adidas, Konami, Oppo, Beats, Powerade y Unicef.

Por si fuera poco, tiene un valor de mercado de 180 millones de euros, empatado con Jude Bellingham (Real Madrid/Inglaterra) con la segunda cantidad más alta del mundo, según Transfermarkt. Los únicos que están por arriba son Erling Haaland (Manchester City/Noruega) y Vinícius (Real Madrid/Brasil) con 200 millones.

“En este punto de su carrera, el reto más importante será consolidar una narrativa sólida, congruente y sostenible. Serán vitales sus compromisos más allá del futbol, todas las decisiones que afecten directamente al crecimiento de su universo de marca deberán ser muy evaluadas y precisas.

“También cuidar, en la medida de lo posible, su comunicación digital. Y el punto más importante: mantener siempre esa autenticidad que lo caracteriza. Elegir bien las alianzas, los acuerdos de patrocinio, no saturar su imagen y mantenerse fiel a su esencia”, recalca el especialista.

Hay dos factores a destacar en el manejo de marca de Lamine Yamal. Primero, que cuenta con casi 60 (57.1) millones de seguidores entre Instagram y Tiktok, dejando en el olvido a Facebook y Twitter, que no son tan consumidas por su generación.

Por otro lado, que Adidas ya le ofreció su propia línea de calzado: LYT304. El lanzamiento fue en diciembre de 2024, con fotografías de Yamal portando toga y birrete, haciendo alusión a una ‘graduación’ en la élite del futbol. Allí lució el número 304, simbólico para él porque representa el código postal de Rocafonda, el barrio del que emergió.

“Lamine Yamal combina el talento precoz con el reconocimiento internacional, pero sin perder la autenticidad, lo que en términos de marca personal se traduce como conexión en estado puro”, profundiza Martí Riba.

“Quedó claro desde el inicio que sus principales señas sobre la cancha serían descaro y madurez, pero cuando el balón deja de rodar sigue refugiándose en los suyos con humildad y cercanía. Cada celebración es un homenaje a la compleja periferia donde creció, Rocafonda. Su ya universal 304 es mucho más que un gesto: no sólo entiende y asume la complejidad de sus orígenes, sino que además los ha convertido en un símbolo de superación y orgullo”.

Clave en Champions

Yamal ya completó una de sus máximas aspiraciones: ganar un título con la selección mayor de España, que fue la Eurocopa 2024.

Ahora su talento es visto como la llave que puede descifrar un duro enigma para Barcelona: ganar la Champions League por primera vez desde 2015, cuando todavía jugaban juntos Lionel Messi, Neymar y Luis Suárez.

Barcelona enfrentará los cuartos de final de la Champions 2025 contra Borussia Dortmund, abriendo en España y cerrando en Alemania. Lamine Yamal espera trasladar su rendimiento desde LaLiga, donde los culés son líderes a falta de ocho jornadas para concluir la temporada; él ha aportado 11 asistencias y seis goles.

Ese rendimiento tanto en Barcelona como en España es algo que, además de prestigio futbolístico, puede elevar su nivel de marca si es acompañado correctamente, concluye el analista consultado por este diario.

“El prestigio internacional de ambos escaparates es indiscutible, pero conviene matizar que cada uno proyecta mensajes distintos y complementarios. Barcelona representa historia, identidad, un relato de cantera que emociona: el niño que se formó en categorías inferiores y que ahora deslumbra en el primer equipo. Una narrativa potente que conecta emocionalmente con los valores del club. Por su parte, la selección aporta alcance global, prestigio y lo convierte en un emblema de la cultura deportiva de todo un país, un embajador de Estado.

“Esta doble exposición lo proyecta de forma transversal: joven, creativo, esforzado, confiable y disciplinado, pero a la vez único y universal. Es terreno fértil para alianzas con marcas que buscan ser asociadas con autenticidad, frescura, modernidad y talento real. Si sabe gestionar su imagen con coherencia, Lamine no sólo está a las puertas de una carrera extraordinaria, sino también de una marca personal icónica, de aquellas que trascienden más allá del deporte”.