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Jessica García: 20 años para ser reina del parataekwondo

A días de competir en los Juegos Parapanamericanos, la atleta mexicana hace un balance de sus sacrificios para convertirse en campeona del mundo, iniciando en el deporte desde la niñez.

main image — Jessica Berenice García Quijano, Campeona Mundial de Parataekwondo en la categoría -52kg.

Publicado: 09.11.2023 - 02:06

Cuando tenía ocho años, Jessica Berenice García Quijano fue llevada por su papá a una escuela de taekwondo que estaba formando a sus primeros alumnos en Mérida, Yucatán. Su papá recogió un volante en la calle sobre este deporte y pensó que sería un buen pasatiempo para su hija, que en aquel entonces era una niña tímida.

Ahora que Jessica tiene 28 años, cuenta esa anécdota con una sonrisa y con total naturalidad. Ya no se percibe timidez en sus palabras, sino una gran satisfacción porque, después de esas dos décadas de camino, actualmente es campeona del mundo en la categoría de -52 kilogramos de parataekwondo, algo que México nunca había conseguido.

“El mensaje que quiero transmitir es que esto es por persistir mucho en lo sueños, porque no importa cuánto tiempo te lleve realizarlos, los sueños se hacen realidad. El Mundial me ayudó a motivarme, hice un gran papel y pienso, por qué no, en repetirlo”, dice Jessica García en entrevista con El Economista.

García Quijano es una de las figuras de México en los próximos Juegos Parapanamericanos Santiago 2023, que se disputarán del 17 al 26 de noviembre. No sólo llega como campeona mundial de su categoría, sino como la segunda mejor del ranking mundial y la número uno del continente, lo cual la posiciona muy cerca del boleto a los Juegos Paralímpicos de París 2024.

Aún así, toma con mesura su pronóstico para Santiago 2023: “Soy un exponente fuerte, pero todo puede pasar. Daré lo mejor de mí después del trabajo de tantos años y reflejarlo en un buen resultado con una medalla del color que sea, para mí será más gratificante el empeño que doy en el área, sentirme más confiada y segura”.

Jessica padece de malformación congénita de nacimiento, por lo cual cuenta con la mitad de su brazo izquierdo (hasta el codo). Ese fue su primer obstáculo cuando empezó a practicar taekwondo, pues lo hacía junto a chicos convencionales, no contaba con una preparación especial en su natal Yucatán.

“Me consideraba una niña muy tímida, aislada. No quiero decir que sufrí bullying, pero sí había ciertos comentarios de otros niños y de sus papás, que a veces eran un poco imprudentes e inventaban cualquier cosa (para explicar su discapacidad). Los padres no deben ser imprudentes para explicarles a sus hijos lo que es una discapacidad, porque somos personales normales, sólo especiales”.

Su primera entrenadora fue Mónica Ferráez, a quien, incluso, la propia Jessica tuvo que enseñarle como transmitir sus conocimientos de taekwondo para una persona con discapacidad, como era su caso. Fue la misma Mónica quien abrió una puerta importante para Jessica, previo a los Juegos Paralímpicos Tokio 2020.

“Conforme fui conociendo el deporte me fui familiarizando con que existen los Juegos Olímpicos. Hubo ocasiones en las que veía a la que ahora es mi entrenadora, María del Rosario Espinoza, en la tele y yo decía ‘quiero estar ahí’. No sabía que se iba a abrir el parataekwondo a partir de 2016 y en ese momento me habla mi entrenadora y me dice ‘es tu oportunidad, es tu momento, porque es para personas de tu misma condición’”.

De 2003 a 2015, Jessica entrenó taekwondo frente a rivales convencionales. Su meta en ese entonces era entrar a una selección al menos de nivel estatal, pero competir ante personas sin discapacidad le generaba una desventaja y solían eliminarla en su primer combate: “me ponía a llorar después de cada competencia”.

Cuando se enteró que el parataekwondo había sido aceptado como deporte paralímpico y que debutaría en Tokio 2020, su preparación se transformó: se mudó a la Ciudad de México para concentrarse en el Centro Nacional de Alto Rendimiento (CNAR) e incrementó su rutina de entrenamiento de seis horas a semanales a más de 30.

“Nunca desistí, eso es lo que me ayudó a entender que al aferrarme al sueño sí lo puedo lograr. Ahorita los resultados dan de qué hablar, estoy en el proceso de ir a unos Juegos Paralímpicos (París 2024) y me quedo sin palabras, me sorprendo a mí misma, cómo ese sueño de chiquita ahora lo estoy logrando”.

Terminó 2022 como segunda del ranking mundial en su categoría y en 2023 está en camino a repetir esa posición o incluso mejorarla, luego de que en septiembre obtuviera el oro en el Mundial de Veracruz. Además, en este par de años ha cosechado 10 medallas en diversos eventos internacionales.

En los Juegos Parapanamericanos 2023, México cuenta con 11 representantes en parataekwondo, encabezados por la entrenadora María del Rosario Espinoza, que fue una de las atletas más existosas de esta disciplina (convencional) con tres medallas olímpicas entre Beijing 2008 y Río 2016, además de un título mundial en 2007.

“María es muy amigable con nosotros, el equipo se siente como una familia, nos ha apoyado bastante en la parte personal y deportiva (...) Los resultados hablan de que ha sido una pieza clave para el parataekwondo, porque toda su enseñanza es bastante gratificante al tener a la magna medallista de México y eso es motivante, pensar que si ella lo pudo lograrlo por qué nosotros no en el deporte adaptado”.

—¿Qué tanto cambia el trabajo de un entrenador del taekwondo convencional al adaptado y qué tan preparada está María del Rosario Espinoza en ese sentido?

“En el taekwondo adaptado no nos pegamos en la cara, entonces, se trata de buscar 100% una estrategia al peto. La verdad que sí está preparada, el empeño que ha brindado y que sus compates han sido muy pasivos nos ha ayudado a mantener los pies en la tierra en el sentido de que no se trata de patear por patear, sino de una estrategia bien estructurada para anotar en el lugar preciso”.

Después de dos décadas dedicadas al taekwondo, del convencional al adaptado, Jessica García aún no pierde el hambre por tener un legado más grande. Todo empezó como una actividad de inclusión en la que a veces se veía limitada por no saber cómo hacer ejercicios como una lagartija, pero finalmente encontró su lugar y es una de las máximas representantes mexicanas rumbo a los Juegos Parapanamericanos de Santiago.

“Detrás de un sueño hay muchas cosas que se dejan, pero estoy cumpliendo un objetivo y al final esto también es mi trabajo. Sí definiría a mi infancia como algo positivo porque me impulsó a ser la persona que soy ahora, con valores y la parte de querer lograr sueños en lo deportivo, que los estoy logrando”, concluye la campeona del mundo en su charla con este diario.