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Froome pone en riesgo una vez más la credibilidad del ciclismo
El dopaje requiere disciplina, orden y el momento estratégico para hacerlo. Froome justifica su consumo de sustancia prohibida.

Doparse requiere disciplina. Quizás más que entrenar. No basta con pedir y saber qué es lo que necesitas para mejorar tu rendimiento. Con el tiempo, y librando todos los controles antidopajes, te vuelves un experto. Aprendes cuál es el mejor momento para extraerte sangre, cómo congelarla, la dosis exacta de EPO que tu cuerpo necesita para que rindas más allá de tus límites, conoces los tipos de agujas que te dejan marcas y cuáles no, y haces lo imposible por que se no se noten las inyecciones en tu cuerpo.
Y todo esto no es apología del doping, es lo que es... los deportistas y los ciclistas profesionales han pasado décadas haciéndolo, no es una conjetura personal, son las revelaciones de los informes que ha publicado la Agencia Mundial Antidopaje en los últimos años, de los ciclistas que decidieron confesar.
“Para doparse no sólo necesitas querer hacer trampa, necesitas orden, disciplina y se nota, todos lo notamos en el pelotón”, contó hace unos meses Julio Alberto Pérez Cuapio, el ciclista mexicano que fue campeón de la montaña en el Tour de Francia. Tyler Hamilton, quien fue escudero de Lance Armstrong, también habló de las rutinas para perfeccionar de los efectos del dopaje y en el reciente documental de Netflix, Ícaro, dan un curso de cómo doparse y cómo evitar que te pesquen las autoridades.
Y hablando de pillados, el último fue Chris Froome. No es culpable, pero los antecedentes dicen que lo culparán. Los casos por los altos niveles de salbutamol condenaron a Alessandro Petacchi y Diego Ulissi entre nueve meses y un año.
El ciclista de la década salió positivo en un control antidopaje de la última Vuelta España por salbutamol, una medicina para el control del asma, al menos eso es lo que dijo públicamente.
La caída de Froome representaría el golpe más fuerte de dopaje en el ciclismo desde las confesiones de Armstrong. El ciclismo se ha esforzado en recuperar credibilidad y cuando parecía que una vez más empezaban a reconciliarse, esto echa a la borda todo.
Tyler Hamilton escribió:
“Nadie empieza queriendo doparse. Amamos nuestro deporte por su pureza: sólo tú, tu bici, la carretera y la carrera. Y cuando entras a ese mundo y comienzas a sentir que el dopaje está a la orden del día, tu reacción instintiva es cerrar los ojos. De hecho, sé que suena raro, pero al principio la idea de que otros se doparan me motivó”.
Tyler Hamilton, también se dopó
Si no fuera por el abandono de Froome en el 2014, el imperio del británico diría que tiene cinco títulos de manera consecutiva en el Tour de Francia. El 2017 no ha sido un año cualquiera para Chris: ganó el Tour, La Vuelta y fue tercero en los mundiales de ciclismo en la contrarreloj. Y lo que parecía ser el mejor año de su vida deportiva puede ser el que le condene.
Todas las figuras del ciclismo de los últimos 25 años han mentido: Alberto Contador fue sancionado por dar positivo por 50 picogramos de clembuterol, Lance Armstrong confesó que tuvo el programa de dopaje más sofisticado de todos los tiempos en el ciclismo. “Todos lo hacen”, dijo hace algunos años el exciclista texano cuando dio a conocer su historia.
El último informe de la Agencia Mundial Antidopaje relata que el ciclismo, después del atletismo y el futbol, es la disciplina deportiva que más pruebas para detectar sustancias prohibidas realiza, tan sólo el ciclismo en su modalidad de ruta hizo en el 2016 al menos 13,372 controles, de los cuales 161 son casos positivos. Ninguno de esos será tan relevante en caso de confirmarse que lo que hizo Froome fue doparse.