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Cambio de cultura laboral, lo que México requiere para unirse al club de los países más productivos
Si México busca ser uno de los países con mayor crecimiento en productividad debe modificar su cultura laboral en favor del bienestar de los colaboradores.

La conciliación vida-trabajo es un aspecto clave de la productividad.
México necesita crear mejores entornos laborales a través del balance vida-trabajo si desea entrar al círculo de países más productivos, asegura Roberto Martínez, director de la iniciativa Empresa Familiarmente Responsable (EFR).
En entrevista con El Economista, Martínez señala la importancia de que los directivos y empresarios del país comprendan que existen formas más amigables y flexibles de gestionar a las personas sin que impacte en sus resultados.
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“¿Qué le falta a México? Creérselo, es decir, entender que es posible mejorar y vencer una resistencia al cambio. Es romper estas rutinas, la nación necesita este cambio para entrar en un club de países más productivos y modernos”, asegura.
Apunta que la conciliación entre la vida laboral y personal no solo es una cuestión de horarios, igualdad entre mujeres y hombres o permisos parentales, sino que se trata de crear entornos de trabajo equilibrados, flexibles y responsables que beneficien a los empleados en su proyecto de vida y también a la organización.
En ese sentido, Pandapé indica que tener una jornada laboral extensa es perjudicial para la salud, además pone en peligro la seguridad, aumenta el estrés y no generar las condiciones para llevar a cabo una vida personal plena de los empleados.
Añade que la conciliación de la vida laboral y familiar es algo que está tomando más importancia entre las políticas de algunas empresas, ya que el fomento de este tipo de prácticas no solo contribuye a aumentar la satisfacción y bienestar de los colaboradores, sino que repercute en su desempeño y en los objetivos organizacionales.
Señala que un buen inicio para fomentar el balance vida-trabajo de los colaboradores es mediante el respeto de las jornadas laborales, que no se excedan las horas de trabajo y que no obstaculicen los días de descanso, vacaciones o licencias.
Por otro lado, Martínez apunta que se debe fomentar en las empresas estrategias que abonen al balance vida-trabajo de los colaboradores y no solo saturarlos de tareas.
Según Adecco, lograr un equilibrio óptimo entre el trabajo y la vida personal no es imposible ya que la mayoría de los trabajadores buscan tener más tiempo con sus familias y hobbies; sin embargo, a los empleadores les preocupa que la flexibilidad o el trabajo remoto debiliten la productividad y la eficiencia.
“Los trabajadores remotos pueden aumentar la productividad hasta un 77%, incluso cuando solo trabajan desde casa unos pocos días al mes; sin embargo, hacer home office no es la única forma de capitalizar un mejor equilibrio, también están las jornadas de trabajo reducidas”, expone.
En ese tenor destaca que es totalmente imprescindible generar un cambio de mentalidad que posicione la conciliación como una ventaja competitiva no sólo para el trabajador, sino también para las empresas.
Reducir la jornada laboral es bueno, pero no suficiente
Roberto Martínez comenta que la reducción de la jornada laboral es necesaria; sin embargo, debe estar acompañada de capacitación de los líderes para que tengan estrategias que abonen a una mejor colaboración con los empleados.
“Reducir el tiempo de trabajo es bueno en principio, pero no hay que olvidar que el reto es formar buenos líderes para que sepan trabajar bien con su gente”, asevera.
Señala que las empresas deben realizar los ajustes necesarios para reducir las horas de trabajo en función de sus posibilidades y no de una manera impositiva, porque pueden existir empresas que les funciona trabajar menos de 40 horas y otras que tengan dificultades para bajar de 48 horas.
“Trabajar 30 horas en vez de 40 horas sigue siendo un problema si el jefe hace un mal trabajo y esto es algo donde los gobiernos no ponen suficiente foco, le dan más peso al tiempo, pero aquí lo que importa es la calidad directiva de las organizaciones”, asegura.
Martínez agrega que es fundamental mejorar la eficiencia en el trabajo a través de la tecnología, la formación y las capacitaciones de los colaboradores para que tengan las herramientas necesarias para no perder competitividad.
“La clave no es tanto el tiempo de trabajo, sino la calidad del tipo de dirección y el liderazgo que hay en cada organización”, refiere el representante de EFR.



