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Berrinches en adultos: El caos emocional en el entorno corporativo
Los berrinches en adultos, aunque desconcertantes, son una realidad que puede destruir equipos, dañar relaciones y fomentar un clima laboral tóxico, por lo que las empresas deben asumir un rol activo para abordarlos.

La inteligencia emocional es fundamental en los entornos laborales.
En el ámbito corporativo, donde la profesionalidad y la estabilidad emocional son esenciales para construir equipos sólidos y productivos, es desconcertante cuando los berrinches –comportamientos típicamente asociados con niños pequeños– se manifiestan en adultos. Sin embargo, estos episodios no solo ocurren, sino que pueden ser devastadores para los equipos y las relaciones laborales.
Basándonos en el libro “Personalidades peligrosas” de Joe Navarro, exploraremos este fenómeno, sus causas y los comportamientos que destruyen la armonía en los lugares de trabajo.
Joe Navarro describe a las personalidades peligrosas con rasgos como la inestabilidad emocional generalizada y comportamientos que afectan su bienestar y el de quienes los rodean. Este tipo de personalidad, a menudo catalogada como "inestable", que es impredecible y cambiante.
Al respecto, el autor explica: "Se mueven de un extremo del espectro emocional al otro, sintiéndose en la cima del mundo o como una princesa un minuto y una víctima en la cuneta al siguiente".
Este vaivén emocional se refleja en su incapacidad para gestionar frustraciones o situaciones de tensión. A pesar de que estas personas pueden ser talentosas y encantadoras, su carácter explosivo o irracional puede desmoronar equipos, provocar conflictos innecesarios y sembrar un caos emocional.
¿Cómo se manifiestan los berrinches en adultos corporativos?
Aunque a simple vista pueda sonar infantil, los berrinches en adultos no siempre son simples rabietas. Su expresión puede ser más sofisticada o pasivo-agresiva, pero su impacto sigue siendo perjudicial. Algunos de los comportamientos más comunes incluyen:
- Arrojar objetos o golpear cosas: Desde portazos hasta tirar objetos, estos gestos impulsivos comunican un malestar interno que no ha sido regulado de manera adecuada.
- Patear cosas o mostrarse físicamente agresivos: Aunque no se trate de violencia directa hacia otras personas, estas acciones generan un ambiente intimidante para los demás.
- Ser sarcástico o despectivo: Los comentarios mordaces y sarcásticos suelen ser utilizados como una forma de "descargar" frustración, hiriendo a otros en el proceso.
- Hacer la ley del hielo: El silencio prolongado o ignorar intencionalmente a otros es una forma de manipulación emocional que afecta la dinámica del equipo.
- Explotar emocionalmente: Gritos, insultos o reacciones exageradas a situaciones triviales que desconciertan y paralizan a los demás.
¿Qué causa los berrinches en adultos? De acuerdo con Navarro, este comportamiento errático puede ser el resultado de una combinación de factores psicológicos y emocionales, incluyendo:
- Incapacidad de gestionar las emociones: Personas con dificultades para manejar la frustración, la rabia o la ira tienden a reaccionar de manera impulsiva ante situaciones adversas, sin detenerse a reflexionar.
- Inmadurez emocional: Una falta de desarrollo emocional puede llevar a respuestas exageradas o inapropiadas. Aunque hayan alcanzado logros profesionales, estas personas pueden carecer de habilidades emocionales fundamentales.
- Falta de autorregulación: La incapacidad para controlar sus impulsos y emociones genera reacciones desproporcionadas ante problemas cotidianos o desacuerdos.
El impacto en el entorno laboral
Los berrinches en adultos no solo afectan a la persona que los protagoniza, sino que también tienen un impacto significativo en los equipos y la cultura organizacional. Estos son algunos de los principales efectos:
- Deterioro de la confianza: Los colaboradores pueden sentirse inseguros o desmotivados al trabajar con una persona impredecible. La confianza, un pilar fundamental en cualquier equipo, se erosiona rápidamente.
- Ambiente tóxico: Las explosiones emocionales generan tensiones, malestar y, en algunos casos, miedo entre los colegas. Un ambiente laboral tenso dificulta la colaboración y la productividad.
- Falta de cohesión: El comportamiento irracional o sarcástico de una persona puede crear divisiones en el equipo, ya sea al alienar a algunos miembros o al forzar a otros a tomar partido.
- Rotación de talento: Nadie quiere trabajar en un entorno donde predomina la inestabilidad emocional. Los colaboradores talentosos buscarán opciones en empresas donde el respeto y la profesionalidad sean prioridad.
Y aunque las personalidades inestables pueden ser difíciles de gestionar, las empresas tienen el deber de proteger a sus equipos y fomentar un ambiente laboral saludable.
Ante este contexto, algunas estrategias clave para gestionar berrinches en adultos dentro de las empresas son los siguientes:
1. Capacitación en inteligencia emocional
- Implementar talleres y programas regulares sobre inteligencia emocional para todos los colaboradores, con énfasis en identificar, comprender y manejar las emociones propias y ajenas.
- Ofrecer herramientas prácticas para el manejo del estrés, técnicas de mindfulness y resolución de conflictos, promoviendo una comunicación asertiva.
- Crear un entorno de aprendizaje continuo donde los empleados se sientan empoderados para mejorar sus habilidades emocionales.
2. Establecer límites claros
- Desarrollar un código de conducta que defina explícitamente qué comportamientos no serán tolerados, incluyendo berrinches, agresiones verbales o cualquier forma de maltrato emocional.
- Asegurarse de que estas políticas sean comunicadas a todo el personal y se incluyan en las inducciones de nuevos empleados.
- Crear un protocolo para manejar casos de comportamiento impulsivo o disruptivo, estableciendo pasos claros para reportar y abordar estas situaciones.
3. Promover una cultura de retroalimentación constructiva
- Implementar sesiones periódicas de feedback donde los colaboradores puedan expresar sus inquietudes en un ambiente respetuoso y seguro.
- Fomentar una comunicación abierta y bidireccional para evitar la acumulación de tensiones que puedan derivar en reacciones emocionales desmedidas.
- Reconocer a los empleados que muestren capacidad para manejar conflictos de manera profesional y respetuosa, reforzando comportamientos positivos.
4. Intervención proactiva desde Recursos Humanos
- Detectar de manera temprana patrones de berrinches o conductas impulsivas a través de observación y retroalimentación de líderes.
- Ofrecer sesiones de coaching individualizadas para ayudar a los colaboradores a desarrollar habilidades emocionales específicas.
- Facilitar el acceso a recursos como mediadores, terapeutas o consejeros organizacionales para quienes necesiten apoyo adicional.
- En casos graves, evaluar medidas disciplinarias o contratos de mejora del comportamiento, asegurando siempre un enfoque respetuoso y profesional.
5. Modelar un liderazgo respetuoso y empático
- Capacitar a los líderes para que gestionen sus propias emociones y modelen comportamientos adecuados frente a sus equipos.
- Promover un liderazgo que fomente el diálogo, la empatía y la resolución constructiva de problemas, reduciendo la probabilidad de tensiones que puedan derivar en berrinches.
- Crear mecanismos para que los líderes supervisen de manera activa el clima emocional del equipo y actúen rápidamente en caso de conflictos o conductas disruptivas.
6. Crear espacios para la gestión del estrés
- Habilitar zonas de descanso o espacios para desconexión en la oficina, donde los colaboradores puedan relajarse cuando sientan emociones intensas.
- Organizar actividades como pausas activas, clases de meditación o eventos de bienestar emocional que ayuden a prevenir explosiones emocionales.
7. Fomentar un ambiente de apoyo y confianza
- Construir una cultura laboral donde los colaboradores sientan que pueden buscar ayuda sin miedo a ser juzgados o castigados por errores emocionales.
- Reconocer el esfuerzo de los empleados que trabajan en su desarrollo emocional, destacando los beneficios que esto aporta al equipo y la empresa.
Los berrinches en adultos, aunque desconcertantes, son una realidad que puede destruir equipos, dañar relaciones y sembrar el caos emocional en el entorno laboral. Tal como describe Joe Navarro, las personalidades "inestables" son cambiantes, impredecibles y emocionalmente complicadas, características que las empresas deben abordar con firmeza.
El desarrollo de habilidades emocionales y la promoción de una cultura de respeto son esenciales para evitar que este tipo de comportamientos afecte la dinámica laboral. Reconocer y gestionar estas situaciones a tiempo es clave para proteger el bienestar de los equipos y asegurar un entorno productivo y saludable para todos.
¿Tu organización está preparada para manejar estos desafíos?