Buscar
Arte e Ideas

Lectura 5:00 min

Los "cojones" de Carmen Serdán

Se presenta en el Teatro Julio Jiménez Rueda la obra de teatro El día más violento, de Bárbara Colio, dirigida por Mauricio Jiménez

main image

A unos pasos del Monumento a la Revolución, en el Teatro Julio Jiménez Rueda se ha montado una obra de una vitalidad feroz que es pertinente en su tratamiento reflexivo sobre el movimiento iniciado en 1910.

La obra tiene por título El día más violento, y fue escrita por la dramaturga Bárbara Colio. Se trata de una pieza convincente y redonda, de la cual refulgen una serie importante de líneas poéticas poderosas. Un texto que el director Mauricio Jiménez resuelve en escena de forma genial, apoyado en histriones de gran categoría. Teresa Rábago, la primera.

La obra sitúa su punto de origen el 18 de noviembre de 1910, dos días antes del estallido revolucionario, cuando la primera bala se adelantó cargada con la potencia de los idelaes. Fue en casa de los hermanos Serdán, quienes trabajaron como espías para Francisco I. Madero, donde se produjo la primera explosión de pólvora. Carmen, hermana del héroe Aquiles (Serdán, no el helénico), jaló el gatillo.

Con una impronta en mente: "avanzar", Carmen Serdán tomó el puesto de vanguardia en esta lucha inspirada por la pasión más profunda de un grupo de hombres y mujeres que buscaban un cambio radical en los fundamentos de la sociedad.

Desde lo alto de un balcón en su casa, Carmen intentó llamar a los correligionarios de su hermano Aquiles. Pero nadie llegó. Esa noche Aquiles murió para ocupar un lugar en el Panteón de los héroes nacionales. En cambio, Carmen fue aprehendida y obligada a ver a su hermano muerto. Aquel día ella moriría por vez primera. Esta primera muerte se resuelve de manera escénica en el desdoblamiento de Carmen en tres personas: la joven, la vieja y la muerta.

La obra avanza hasta los años del alemanismo, cuando Carmen ya es una mujer vieja que en los libros de texto se le ha prescrito Acta de defunción. Pero luego la obra regresa o se detiene. Se sale del tiempo o más bien el tiempo como materia se torna inaprehensible, fantasmal, alucinante.

De ahí que si se trata de precisar podemos decir que la obra se instala en un instante: la muerte. Tanto en la primera muerte de Carmen (la idealista), como en la segunda muerte, la real: el instante de reconciliación entre Carmen y los fantamas que cargó desde aquella noche aciaga en la que perdió a lo que más amaba en el mundo: su hermano Aquiles.

Sin hacer teatro de corte feminista, la dramaturga Bárbara Colio reivindica a través de la figura de Carmen Serdán, el dolor también olvidado pero sobre todo inútil de las miles de víctimas que se llevó ese tren hoy descarrilado que tenemos a bien llamar Revolución mexicana.

La puesta en escena ubica momentos puntuales (reales como imaginados) de la vida de Carmen para conformar una alegoría dialéctica y en tono fantasmal del valor, la honestidad y el coraje. "Es una obra de cojones", ha dicho la autora sobre su propio trabajo.

La estructura escénica es poderosa, modular, dinámica y figurativa: como una alusión directa al Monumento de la Revolución, cuya estructura durante los años de la lucha armada fue un esqueleto de metales y se convertiría en Monumento una vez que la Revolución muriera institucionalizada en el sexenio de Miguel Alemán, se ha dispuesto cuatro andamios que, de acuerdo con su colocación, sugieren distintas arquitecturas, las cuales a su vez permiten al director de la puesta, Mauricio Jiménez, presentar de manera exitosa un juego interesante lleno de ritmo y orquestación.

La disposición metálica que aportan los andamios de dos pisos facilitan un uso musical y percutable de las escenas. Jiménez se traduce a sí mismo como un director de orquesta, que extrae música de las secuencias corporales. Su juego es contundente.

Cabe destacar en esta coreografía de cuerpos a la joven actriz Carmen Mastache que se mueve con mucha soltura casi haciendo acrobacias entre andamio y andamio.

Pero la fuerza de la obra recae en Teresa Rábago quien infunde emotividad, contundencia y temor: logra emitir de su personaje el fiel y vivo retrato del fracaso, el olvido y el agotamiento. Merecida mención hacemos también los actores Milleth Gómez y Rodrigo Vázquez. El elenco lo completan Andress Weiss, Marco Antonio García, David Calderón, Constantino Morán y dos jóvenes de indudable talento: Claudio Lafarga y Ana Isabel Esqueira.

La escenografía de Jesús Hernández es sobria y alegórica. El diseño de vestuario de Cristina Sauza va de lo histórico preciso a lo simbólico etéreo. La música original y dirección musical de Leopoldo Novoa aporta estridencia y poder a la imagen.

DESTACADO:

La obra sitúa su punto de origen el 18 de noviembre de 1910, dos días antes del estallido revolucionario, cuando la primera bala se adelantó cargada con la potencia de los idelaes. Fue en casa de los hermanos Serdán, quienes trabajaron como espías para Francisco I. Madero, donde se produjo la primera explosión de pólvora.

El día más violento

Teatro Julio Jiménez Rueda

(Avenida de la República #154, Col. Tabacalera. Metro Hidalgo)

Horarios: Hasta el 13 de marzo

M, J y V 20 hrs, S 19 y D 18 hrs

Del 16 al 24 de marzo

M y J 20 horas

Entrada General: $150

Jueves: $30

aflores@eleconomista.com.mx

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí
tracking reference image

Últimas noticias

Noticias Recomendadas

Suscríbete