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"Gigantes de acero": un maravilloso montón de chatarra

Podemos culpar a la crisis económica o hablar de otra crisis, una de creatividad. Lo cierto es que en estos días, a Hollywood le gusta tomar pocos riesgos.

Publicado: 06.10.2011 - 22:33

Hollywood estos días parece decidido a darnos una reversión de sí mismo, de llevarnos por los mismos viejos caminos por los que ya hemos transitado una, dos, tres veces.

Podemos culpar a la crisis económica o hablar de otra crisis, una de creatividad. Lo cierto es que en estos días, a Hollywood le gusta tomar pocos riesgos.

Junten Rocky con Un mundo perfecto (esa gran cinta de Clint Eastwood donde Kevin Costner secuestra a un niño con el que acaba teniendo una intensa relación padre-hijo). Revuélvanla conCorto circuito, Hombre bicentenario y una pizca de Terminator (en fin, cualquier cinta con robots sentimentales) y obtendrán Gigantes de acero.

Con este cóctel de poca originalidad, ¿el resultado hace de Gigantes de acero una cosa infumable? Para nada, todo lo contrario: la cinta dirigida por Shawn Levy (Más barato por docena, Una noche en el museo, entre otras "joyitas" blockbusteras) y protagonizada por Hugh Jackman es una muy divertida película familiar y una emocionante película de acción. Todo gracias a su reparto.

Es 2020 y el boxeo entre humanos ha desaparecido. ¿Por una cuestión de clemencia? Qué va: el público quería violencia total, masiva, hasta las últimas consecuencias. Así que los que ahora luchan son robots que pelean hasta acabar convertidos en chatarra.

Como sucedía con el boxeo antiguo, el circuito de peleas entre robots está lleno de vividores, apostadores y perdedores consuetudinarios. A las tres categorías pertenece Charlie Kenton (Jackman), quien fuera boxeador en los viejos tiempos. Charlie, por supuesto, es un eterno inmaduro al que lo único que le importa es encontrar un robot de segunda mano con el que ganar unos cuantos dólares en la próxima pelea callejera.

Charlie sería a la última persona a la que encargarías la crianza de un niño. A menos, claro, que el niño sea el más grande fanático de las pelas de robots. Ese es Max (Dakota Goyo quien a pesar del gran encanto de Jackman se roba la película), hijo de Charlie que acaba de reencontrarse con su padre.

Lo que sigue es más o menos fácil de adivinar. Charlie y Max aprenderán a quererse gracias a Atom, el robot casi chatarra que los convierte en estrellas del boxeo. Lo mejor de la cinta es ver a Charlie entrenando al Atom y a Max dándole personalidad con hip hop y baile callejero incluido. Eso lo que le da vida a una trama que con otros actores sería pura chatarra.