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Arte e Ideas

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Cómo diseñar la silla perfecta haciendo un discurso sobre Brasil

Detrás del peluche y las mangueras se esconde la conciencia cultural de los hermanos Campana.

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Recorrer Anticuerpos, la nueva exposición del Franz Mayer, es navegar entre sillas y sillones. El Santo Grial de los diseñadores industriales es la silla perfecta: la más cómoda, extraña y linda. En Anticuerpos, hay sillas hechas con todo tipo de materiales: con mangueras, con cordones rojos de algodón, con martillos, con muñecos de peluche. Si puedes hacer una silla con martillos y otra con peluches, seguramente ya has cubierto todo el rango posible del diseño de sillas.

Anticuerpos 1989-2009 es una retrospectiva por la carrera de Humberto y Fernando Campana (Sao Paulo, Brasil, 1953 y 1961), los diseñadores más importantes de Latinoamérica. Es claro que los Campana también cayeron bajo el hechizo del Grial. ¿Una silla con peluches? ¿Por qué no mejor una con pedacitos de madera unidos de tal manera que parezcan como suspendidos en el aire, como si cada pieza embonara perfecta e inesperadamente con la otra? Como si unos arquitectos se hubieran puesto a crear una pequeña ciudad con piezas de Jenga.

La silla de muñecos de peluche suena más cómoda, sin duda, pero lo interesante de la silla Favela , que así se llama ese collage de desperdicios de carpintería, es que es un homenaje a las favelas, la versión brasileña de esos barrios precarios que en México llamamos ciudades perdidas.

Los habitantes de las favelas, como los de las ciudades perdidas, fabrican sus hogares a partir de lo que otros desechan. Las favelas, si las ha visto en películas como Ciudad de Dios de Fernando Meirelles, o en persona, son como la silla de los hermanos Campana: caóticas, sobrepuestas y milagrosas; es increíble que se mantengan en pie. Y además crecen hacia arriba, son montañas de casas.

Eso también tiene la silla de los Campana: parece que en cualquier momento se le van a unir más y más piezas.

La exposición da cuenta de las varias etapas por las que el trabajo de los hermanos Campana ha pasado, del objeto encontrado a la acumulación (es decir, la sobreposición de cosas para crear un objeto, como la silla de los muñecos de peluche o una muy chistosa hecha con plástico de burbujas, ése que se usa para embalar. En 1997, cuando los Campana expusieron por primera vez en el MoMA, un trabajador estuvo a punto de destruirla porque pensaba que la pieza estaba debajo del plástico); del cartón reciclado a los muebles de acero y de ahí a las piezas de plástico con materiales naturales. Es decir, también es un recorrido por la historia reciente del diseño industrial, pues casi todo gran diseñador ha pasado también por varias de esas fases.

Pero hay detalles que ponen al trabajo de los Campana en un espacio casi único en el panorama del diseño. Su obra tiene una conciencia cultural muy notable.

Si Anticuerpos sólo fuera una exposición más de sillas, sillones y otros muebles hechos con materiales raros y divertidos, sólo sería eso: un paseo divertido, un espacio cómico para tomarse fotos (ah, no se puede).

Hay mucho más en el trabajo de los Campana que el reciclaje de materiales y el sentido del humor: está esa conciencia cultural y social de la que salió una obra como la silla Favela o el sillón Mulatas , hecho con decenas de muñecas hechas por artesanas brasileñas, un homenaje a la diversidad racial de aquel país.

El frutero Nazareth , formado de brazos y piernas de muñecas entretejidos y vaciados en bronce, habla de fragilidad y de ternura; se ven tan desvalidos esos bracitos brillantes. Es irónico que un frutero, símbolo de la exuberancia de bronce, símbolo del lujo, evoque la desolación. La obra es una referencia al trabajo de Nazareth Pacheco, artista que no conozco, pero que la cédula de sala informa que trabaja con la noción del dolor.

Ninguna de las piezas de los Campana es inocua. Hasta la silla de los peluches tiene su discurso: se llama Banquete y está formada por especies amenazadas.

Es reciclaje, sí, pero reciclaje cultural: una colección de ideas, de discurso político, de herencia histórica. A los Campana les interesa tanto innovar como rendir tributo a su país, no sólo al del pasado, sino sobre todo al del presente. Me pregunto si las recientes protestas en las calles brasileñas les inspirarán alguna pieza.

Anticuerpos

  • Museo Franz Mayer. Hidalgo 45, dentro de la plaza de la Santa Veracruz, Centro Histórico.
  • Martes a viernes, de 10 am a 5 pm. Sábados y domingo hasta las 7 pm.
  • Entrada: $45

concepcion.moreno@eleconomista.mx

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