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Política

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El personal médico no nos estamos enfermando por salir a fiestas: Mayra Reyes

“Nos sentimos desprotegidos por las instituciones y por el gobierno”, expone la doctora Mayra Reyes Cruz uno de los miles de especialistas de la salud que hoy está en el frente de batalla contra el Covid-19.

Mayra Reyes Cruz es una médica del hospital General de Cuautitlán, perteneciente al gobierno del Estado de México. Forma parte del ejército de hombres y mujeres de blanco, que libra la batalla frente al Covid-19, esa enfermedad que ha cobrado la vida de alrededor de 70,000 mexicanos, según los cálculos oficiales, aunque hay quienes dicen que la cifra habría que multiplicarla al menos por tres.

En más de seis meses de estar en esa trinchera ha visto miedos, angustias y carencias. Estrés en primera persona. Deficiencias y mejoras en las estrategias de atención, la irresponsabilidad del gobierno, la insensibilidad de la gente, así como historias tristes de aquellos que no lo lograron. De todo, pero siempre en el frente, sólo atrás de una mascarilla que le deja marcas, como a México la pandemia.

¿Qué explica que estén muriendo tanto personal médico dedicado a contener la pandemia de Covid-19?

—La pandemia fue un catalizador. Las instituciones de salud tenían muchas deficiencias en cuanto a insumos  muy básicos y de personal. Con la pandemia fue necesario reacondicionar los hospitales, las áreas, tener material. Había ocasiones en las que no teníamos agua, ni jabón. A cada paciente, desde que se hospitalizaba se la decía: tiene que traer artículos de higiene personal, su jabón, su gel. Tener los insumos básicos y no siempre fue posible.

Nosotros como personal médico, nos hicimos de recursos. Compramos nuestras caretas, los cubre boca, porque los que nos daban no eran de buena calidad. Al haber poco personal, están mas tiempo expuestos a las áreas en donde están los pacientes con Covid. Pasan mucho tiempo ahí. Y los protocolos tampoco son los adecuados.

Hay áreas donde no se sabía bien si tendríamos que estar con equipo o no. Se supone que con equipo entras con los pacientes que ya tienen un diagnóstico. Pero hay quienes todavía no tienen el diagnostico, aunque tienen todos los síntomas.

Nos decían: ahí no es necesario que usen todo el equipo. Solo con el cubre boca de triple capa, con eso es suficiente, y pues, vemos que no.

Hay mucho personal que se infecta y no forzosamente por entrar a ver a los pacientes con Covid, sino porque está en otras áreas con poco protocolo para usar el equipo.

¿Cómo ha evolucionado la atención?

—Totalmente, de como trabajábamos anteriormente. Antes teníamos todas las áreas activas. Teníamos muchísima demanda de pacientes. Todo el tiempo estábamos bajo mucho estrés porque eran muchos pacientes. Ahora son menos pacientes, porque hasta la gente tiene temor de ir al hospital porque saben que ahí se atienden pacientes Covid y temen infectarse.

La carga igual es bastante. Tienes que llegar, preparar los equipos. Entra primero el personal  de enfermería. Ya que están adentro, entra el personal médico y empezamos a ver todos los pacientes. Hay algunos que están con ventilador, otros que están intubados. Esos son los graves, ahí es donde a veces te tardas mucho porque tienes que estar haciendo  procedimientos, aspirando, etc.

Hay otras áreas donde están los pacientes más estables, que a lo mejor solo están con oxígeno pero, como la mayoría, son niños pequeños, tienen otras enfermedades que nos hacen también estar ahí pegados bastante tiempo.

¿Y el personal de enfermería?

—El personal de enfermería es el que está más tiempo, a veces hasta se rolan porque es muy, muy pesado estar con el equipo, más en esas áreas, tenemos las cunas todo el tiempo prendidas. Entonces todo el tiempo hace mucho calor, más el calor del equipo a veces es muy difícil trabajar, porque se te empañan los goggles y ya no puedes ver nada.

No te puedes tocar, no puedes ver nada y a veces tienen que hacer procedimientos como punzar a un bebe o ponerle un catéter. Es muy difícil, porque realmente no puedes ver. Casi casi lo haces a ciegas y eso es lo que te estresa demasiado, sobre todo  cuando el paciente está muy grave.

Las compañeras de enfermería, a veces entran con el equipo que les dan ahí y, ya adentro, se les rompe la careta, que solo va agarrada de una liga, el guante se les rompe. Todo el tiempo tienen que estar trabajando rápido y bajo esa cuestión del estrés.

¿Cómo los trata la institución cuando uno de ustedes se contagia de Covid-19?

—Ha habido problema en esa cuestión porque muchos hemos tenido síntomas. Al principio no nos querían hacer las pruebas. Nos ponían muchos pretextos de que no era necesario. Incluso, una cierta actitud de no reconocer el riesgo laboral.

Decían: “seguramente te infectaste en la calle” o “seguramente te enfermaste por no usar bien tu equipo”. Eso era lo que te decían en la administración al presentar tu incapacidad. Lo veían como que no querías trabajar.

En un inicio había mucha negativa en hacer las pruebas. Estuvimos exigiendo y se comenzaron a hacer aleatorias y por lo menos el personal  médico del área donde estoy 85% salió infectado.

Y no nos querían hacer la prueba a todos al mismo tiempo, porque significaba irnos de incapacidad todos al mismo tiempo. Las hicieron programadas. Dos pruebas a personal médico al día. Y los resultados de la prueba tardaba cuatro días.

Dos compañeras enfermeras fallecieron. Estuvieron internadas ahí mismo en el área Covid y cuando vieron que realmente era una situación que se nos podía salir de las manos ya tuvieron más cuidado en hacer las pruebas. Ya las hicieron a todos de manera aleatoria.

Al principio, si tenías síntomas leves no te la hacían. Te mandaban con un diagnóstico de faringitis y sólo te daban incapacidad de cuatro días. Si tú querías hacerte las pruebas era por tus medios. Al principio incluso conseguir una prueba por fuera era tener que esperar dos o tres días para hacer cita. Entonces podrías tardar hasta una semana así.

¿Qué es lo más difícil?

—Pues hay muchos. Creo que ahora algo importante es también la carga emocional, en cuanto al estrés, la angustia, el no saber si te puedes infectar, su puedes infectar a tu familia.

Eso nos da mucho temor, infectar a alguien.

¿Cómo es el acompañamiento de la institución cuando alguien fallece contagiado de Covid?

—Varía mucho porque es en función del contrato que tengan.

¿Quiere usted agregar algo?

—Sí. Consideramos la actitud del gobierno totalmente irresponsable. Todo el tiempo estar negando las cifras y los datos duros que se dan; minimizar las estimaciones que en un principio se daban de contagios.

Ahora que se habla de reapertura del confinamiento, nosotros pensamos que es por razones económicas porque no hay condiciones para regresar.

La población no está sensibilizada, ni educada para tener las medidas higiénicas adecuadas, las empresas tampoco. Si nosotros no podemos establecer un protocolo que nos garantice seguridad, una empresa menos, porque a veces no están bien asesoradas. Además, la aplicación de pruebas no es la necesaria. Deberíamos estar haciendo tamizaje por lo menos para los que tienen síntomas.

Nosotros no nos estamos enfermando por salir a fiestas, Nos estamos enfermando por hacer nuestro trabajo. Nos sentimos desprotegidos por las instituciones y por el gobierno.

diego.badillo@eleconomista.mx

Periodista mexicano, originario de Amealco, Hidalgo. Editor del suplemento Los Políticos de El Economista. Estudié Sociología Política en la Universidad Autónoma Metropolitana. En tres ocasiones he ganado el Premio Nacional de Periodismo La Pluma de Plata que entrega el gobierno federal. También fui reconocido con el Premio Canadá a Voces que otorga la Comisión Canadiense de Turismo, así como otros que otorgan los gobiernos de Estados Unidos y Perú.

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