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Trump, la verdadera “nueva normalidad”
Opinión
El fenómeno Trump será capaz de hacer algo que ni la pandemia del COVID logró: imponer una “nueva normalidad” global. Comprender esto es avanzar en el análisis de largo plazo sin perdernos en la coyuntura inmediata o envolvernos en la bandera nacional y salir a acusar a opositores de “traidores a la patria”.
Hay que ser honesto en el análisis y, cuando acusemos al gobierno mexicano de estar confundido, envuelto en su retórica vacía y lento de reflejos (todo lo cual es cierto), darse cuenta de que nadie en el mundo estaba preparado. A gobernantes de países como Canadá, Dinamarca, Alemania o Panamá tampoco les está yendo bien y están confundidos y sin saber bien a bien cómo proceder. Rusia, China o Irán están a la espera de las acciones del hombre naranja. Lo cierto es que nadie sabe cómo responder a la irrupción de Trump.
Se acusa a Claudia Sheinbaum de hablar solo para sus bases. Resulta lógico. Perderlas en estos momentos sería suicida, quedarse desarmada políticamente. Si lo anterior resulta natural, no lo es el hecho de que el llamado a la unidad lo hacen quienes han ayudado a la división política más grande de nuestra historia. Es hipócrita que, por un lado, Sheinbaum reconozca a todos los gobernadores (incluidos panistas y priistas) y, por otro, acuse a legisladores panistas de traidores a la patria.
El pasado martes 21, en el Rapidín, entrevistamos al doctor Tonatiuh Guillén acerca de la llegada de Trump al poder. Me quedo con una de las frases que dijo: hay que tener claro que nada de lo que hace Trump lo hace pensando en beneficiar a México.
Por supuesto, la “nueva normalidad” trumpeana va más allá de nuestro país. En esta semana que está por concluir, Mathew J. Burrows, un experto en inteligencia y previsión estratégica y autor de varios libros señaló: “Trump está cerrando la puerta al orden liberal de la Posguerra Fría en el que Estados Unidos promovió la globalización para hacer crecer a todos de modo que el resto del mundo se pareciera lentamente a los norteamericanos”.
Es interesante lo que señala Burrows, quien por cierto trabajó 10 años en el Consejo Nacional de Inteligencia de los Estados Unidos esbozando escenarios futuros. Este analista sabe de lo que habla: “Trump está derribando el viejo mundo, pero no tiene mucha visión para un nuevo orden más allá de querer ‘Hacer a EU Grande Otra Vez’ pero sin molestarse por el resto del mundo. Esto no es una visión, sino una ilusión”.
Una ilusión que puede ocasionar mucho sufrimiento para millones de personas en ambos países e incluso pérdida de vidas humanas. El Primer Criminal de los Estados Unidos (PCOTUS) está montado en un movimiento (MAGA) que no unirá a los norteamericanos, sino que los dividirá aún más. Adicionalmente, sus acciones elevarán las tensiones en el resto del mundo, comenzando con sus socios comerciales México y Canadá. El mundo ya no es el que vivió en los años 60.
A medida que fracasen las medidas de Trump, porque fracasarán, es previsible que no retroceda ni admita fracaso alguno. Eso hacen las personas con poder. Al contrario, radicalizará sus posiciones y buscará culpables, incluso entre quienes son ahora sus aliados.
Para quienes esperan que la realidad y los fracasos lo debiliten políticamente podrían llevarse una sorpresa. En México tenemos un caso similar: AMLO no cumplió las expectativas ni las metas que se había fijado. Sus obras son un fracaso, el crimen organizado está desbordado, la hacienda pública se encuentra en mínimos y el futuro es incierto. A pesar de esto, se despidió de la Presidencia siendo el mandatario más popular de México.
Con Trump nada garantiza que el alimento del odio mezclado con una narrativa ilusoria no lo conviertan en un presidente cada vez más popular, alguien capaz de sacar a los odiosos migrantes, borrar la cultura woke y poner en su lugar al resto del mundo. Sueños de un imperio cada vez más frágil.
En la novela Fundación, de Isaac Asimov, Hari Seldon, el psicohistoriador, le señala al emperador que el imperio está a las puertas del fracaso. Por supuesto, el emperador rechaza la idea, el imperio está más fuerte que nunca. Acaso todos los imperios comenzaron su declive en el momento en que sus líderes los consideraban más fuertes y eternos.
Es previsible que las políticas dañinas de Trump hacia México le servirán de excusa a la 4T para echarle toda la culpa de sus fracasos. También es previsible que los ánimos expansionistas del nuevo presidente norteamericano hacia el Canal de Panamá den como resultado inesperado que los dictadores Maduro, Díaz Canel y Daniel Ortega, se conviertan en honorables defensores del orgullo latinoamericano.