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El eco de una era brillante: Las Siete Magníficas en 2025

Las Siete Magníficas, en conjunto, representan más de un tercio del S&P 500 y casi dos tercios del Nasdaq 100. Cada movimiento dentro del grupo repercute en la dinámica de los índices, en portafolios globales y en la narrativa macro

OpiniónEl Economista

La historia financiera tiene sus propias epopeyas, y pocas han sido tan cautivadoras como la de las Siete Magníficas: Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet, Meta, Tesla y NVIDIA. Siete empresas que no solo definieron una era, sino que se convirtieron en su espejo: del optimismo del mercado a sus excesos, de la innovación desbordante a los riesgos ocultos tras las grandes cifras.

Durante años, estos siete nombres han moldeado el mercado como si fueran personajes de una misma novela: poderosos, dominantes, inevitables. Hoy, su influencia sigue viva… pero la historia ya no avanza con la misma música. El entusiasmo ya no es uniforme, las trayectorias divergen y, como en la escena final de The Irishman, los protagonistas siguen de pie, pero el relato comienza a adquirir tonos de recuento. Un recuento que no es triste, sino sobrio. De balance.

El 2025 ha sido un año de contrastes. Aunque el Nasdaq acumula un avance de 21.75%, solo dos de las siete han mostrado rendimientos extraordinarios: NVIDIA (+36.6%) y Alphabet (+67.8%). Las demás han tenido un comportamiento más moderado: Amazon (+4.4%), Meta (+13.0%), Apple (+12.1%), Microsoft (+14.1%) y Tesla (+12.6%). El rally, esta vez, no ha sido coral. La dispersión refleja diferencias en la velocidad de monetización de la IA, en los ciclos de inversión y en las presiones competitivas.

Pese a ello, su influencia en los mercados sigue intacta. En conjunto, representan más de un tercio del S&P 500 y casi dos tercios del Nasdaq 100. Cada movimiento dentro del grupo repercute en la dinámica de los índices, en portafolios globales y en la narrativa macro.

Entre las que lideran, NVIDIA es el epítome del momento: con ingresos anuales superiores a 57,000 millones de dólares y márgenes operativos que rozan el 63%, es la principal beneficiaria del ciclo de infraestructura de IA. Jensen Huang lo resume con claridad: “Estamos en la era de las fábricas de IA”.

Alphabet también tuvo su momento: superó por primera vez los 100,000 millones de dólares en ingresos trimestrales, con Google Cloud creciendo más del 30% y AI Overviews alcanzando 2,000 millones de usuarios. Incluso con multas regulatorias, sus márgenes se mantuvieron sólidos.

Microsoft sigue siendo sinónimo de consistencia. Con ingresos por encima de 77,000 millones de dólares, un margen neto de 35.7% y más de 34,000 millones de dólares en CapEx, mantiene su apuesta por Azure y Copilot, consolidando su liderazgo en nube e inteligencia artificial empresarial.

Apple cerró un trimestre récord, con el iPhone retomando protagonismo y los servicios creciendo 15 por ciento. La base instalada alcanzó un nuevo máximo, reforzando su modelo de recurrencia. Su narrativa, más pausada que la de otros gigantes, sigue descansando en lo que mejor sabe hacer: continuidad, escala y lealtad.

Meta sorprendió con un fuerte trimestre en publicidad e ingresos, pero su historia ya no es de métricas inmediatas, sino de apuesta a largo plazo. Con CapEx por 18,829 millones de dólares —37% de sus ingresos trimestrales— y talento enfocado en superinteligencia, Zuckerberg juega una partida cuyo retorno aún no está escrito.

Amazon avanza con paso firme, pero sin alardes. AWS retomó velocidad y ya factura más de 132,000 millones de dólares al año, mientras su CapEx de 35,000 millones de dólares, sugiere una jugada paciente. IA, logística y retail conviven en equilibrio: su escala es inmensa, pero su rentabilidad aún busca consolidación.

Tesla mostró cifras mixtas: ingresos récord de 28,095 millones de dólares (+12% a/a), pero con una fuerte compresión de márgenes. El margen operativo de apenas 5.8% es el reflejo de descuentos agresivos y presión en costos. Su discurso gira cada vez más en torno a inteligencia artificial, robots y chips propios que a automóviles. Elon Musk insiste: “No somos una automotriz”, reforzando su visión de Tesla como una compañía de software, robótica e infraestructura de cómputo.

En conjunto, las Siete Magníficas han ingresado a una etapa de madurez acelerada. Ya no hay una sola narrativa, sino siete trayectorias con velocidades distintas. Algunas están en su punto más alto; otras, reenfocándose. Pero todas, de alguna manera, reflejan los vientos que han moldeado la década: la reinvención del trabajo, el salto de la nube a la inteligencia, la consolidación de plataformas y la carrera por construir el futuro.

Y como en The Irishman, al final del día, queda la imagen del protagonista que recorre con la mirada su propia historia. Tal vez con orgullo, tal vez con nostalgia. Porque aunque el viaje continúa, hay momentos que merecen ser observados con calma. Este, sin duda, es uno de ellos.

Las luces siguen encendidas. El escenario permanece. Pero no todos los que estuvimos aquí para contar la historia, estaremos para ver cómo termina.

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