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Opinión

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Rencores en Puebla

Electo para completar el sexenio de Martha Érika Alonso, trunco por el accidente que cegó la vida de la gobernadora de Puebla y su esposo, Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta integró su gabinete con dirigentes de los partidos que respaldaron sus dos campañas y también con cuadros locales recomendados por aliados nacionales.

Así ocurrieron los nombramientos de Fabiana Briseño (Turismo) y Jorge Humberto Uribe (Salud). Rodrigo Osorio era un caso atípico: miembro de una de las familias más acaudaladas de la entidad —su abuelo, Jorge Díaz Estrada, fue el fundador del Grupo Diestra, con inversiones en el ramo textil y hotelero—carecía de experiencia en la política o la administración pública. No obstante, fue propuesto por el gobernador Barbosa como secretario de Economía.

Acababa de cumplir 26 años cuando comenzó a involucrarse con Morena, sin la autorización de su familia. “Soy la oveja guinda”, presumía Osorio Díaz a mediados del 2018. Uno de sus hoteles se convirtió en el cuartel de las campañas de Barbosa Huerta. El Artículo 84 de la Constitución local exige a los titulares de las secretarías un mínimo de 30 años al rendir protesta, por lo que el joven entrepeneur no pudo integrarse al gabinete.

Al inicio del quinquenio fungió como Jefe de la Oficina del Gobernador y desde allí se encargó de instrumentar el proyecto de una Agencia Estatal de Energía, elaborado por el despacho del exsenador panista Roberto Gil Zuarth. De esos temas conocía, por sus inversiones en el ramo de los lubricantes automotrices y los planes familiares para coinvertir en un parque fotovoltaico adyacente a la planta de Audi en San José Chiapa.

Con Osorio Díaz y su esposa, Rosario Orozco Caballero, el gobernador morenista acometió sus tareas. Pero Rodrigo no aguantó el paso y salió del primer círculo del mandatario morenista a finales del 2020, aunque no abandonó sus sueños de impulsar el bienestar energético en México y hacer política. Sin escalas, se incorporó al equipo del diputado federal Ignacio Mier Velasco.

Entonces se volvió persona de interés para la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, que a petición de la Fiscalía de Puebla investigó a los presuntos integrantes de una red criminal que quiso extorsionar al actual coordinador de la bancada priista en el Congreso local, Jorge Estefan Chidiac, quien justo hace siete años presentó una denuncia contra el periodista Rueda Sánchez de la Vega, director editorial del diario Cambio, que había adquirido en sociedad con Mier Terán.

Estefan Chidiac había dejado la dirección de Bansefi para buscar una curul en San Lázaro —por tercera vez— y cumplir su sueño, de ser candidato a la gubernatura. Eran mediados del 2015 y las perspectivas, inmejorables, pues tenía el respaldo de su amigo, el entonces secretario de Hacienda, Luis Videgaray.

Pero Cambio obtuvo una grabación entre el ex funcionario peñistas y Juan José Lecanda Guillén, entonces secretario particular del coordinador de los senadores priistas, Emilio Gamboa Patrón, cuyo contenido —inédito incluso ahora— “dañaría irremediablemente su futuro”.

Después de semanas de amagos y negociaciones estériles, Estefan Chidiac citó en su casa al periodista. La conversación definitiva quedó grabada y aun puede verse en YouTube. Los enemigos del priista habían ofrecido cinco millones de pesos para que Cambio divulgara la llamada telefónica supuestamente interceptada. Para hacer lo contrario, requería el doble.

La denuncia de legislador priista fue la base de una investigación motivada por otras dos querellas contra los directivos del diario poblano, una de ellas interpuesta por el actual senador Alejandro Armenta, mismas que hace dos semanas fueron hechas públicas –además extractos del expediente de la UIF— por los periodistas Víctor Arteaga y Néstor Ojeda.

Ante las filtraciones, Mier Velasco inicialmente reaccionó con altivez y groseramente atacó al gobernador Barbosa, al senador Armenta y al ex titular de la UIF quienes –sugirió—buscarían frenar sus empeños por una candidatura en el 2024. Las evidencias sobre la red de extorsiones son contundentes, lo mismo que las pistas que involucran a sus integrantes en el manejo de otros casos polémicos, incluida la filtración de la boda de Nieto.

Mal momento para polémicas. Y es que el CEN morenista envió al diputado poblano como delegado especial a Durango, encargado de la campaña de Marina Vitela por la gubernatura. Para acompañarlo en esos esfuerzos, Mier Velasco llamó a Rodrigo Osorio Díaz y al exdiputado federal Ontiel Navarro Maciel —quien antes de enrolarse en Morena fungió como secretario particular del gobernador Ismael Hernández Deras y presidente estatal de Movimiento Territorial, en el PRI—, para tomar las riendas del partido en la entidad.

En Puebla están enterados de que Osorio Díaz está dedicado desde el año pasado al fundraising junto con Daniel Flores, otro empresario del ramo energético, y el contador público Juan José Lecanda Guillén.

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Periodista y columnista de El Economista, autor de Doña Perpetua: el poder y la opulencia de Elba Esther Gordillo. Elba Esther Gordillo contra la SEP.

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