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Mexicana regresa a Boeing
Para Boeing, la decisión de Mexicana de renovar la flota de Click con aviones B717 no pudo llegar en mejor momento. La turbulencia global apunta a un año en verdad tormentoso.
Cuando arribó la era del jet, la Mexicana de los gloriosos tiempos de Manuel Sosa de la Vega se fue con los caballos de batalla B727-100 y -200, los mismos que hoy utiliza la Procuraduría General de la República.
Después, se amplió la flota con el versátil B757, pero alguien, no viene al caso decirle quién, tuvo la brillante idea de dar el cambiazo a la familia Airbus A320-319-318.
Más recientemente, al crecer las rutas de largo alcance, Mexicana empezó a arrendar B767, que cubren muy bien Sudamérica y Europa, y hasta el avanzado B777, como el que usa Aeroméxico a China.
Una de las mayores pifias de la historia, que fue la compra de los Fokker F100, se minimizó al transferirlos a la filial de bajo costo, Click.
Hoy, Mexicana vuelve parcialmente al redil de Boeing. Los 10 F100 de Click serán sustituidos por el hermano menor del elenco de Boeing, el B717 que es la versión moderna de los viejos DC-9 y MD-80, modelos tan confiables y versátiles que todavía forman parte de la flota de Aeroméxico.
El pedido de Mexicana es tan relevante en este contexto de crisis, que significa mantener a cientos de técnicos de ensamble trabajando por el resto de año en las líneas de Long Beach, la sede original de Douglas Commercial y luego de McDonnell-Douglas cuando Boeing la adquirió.
Esta semana, Jim McNerney, CEO de Boeing, confirmó que la armadora tendrá que prescindir de 10,000 trabajadores este año por la turbulencia de la crisis, de los cuales 4,500 serán recortados en la división de aviones comerciales.
Para el cuarto trimestre, Boeing reportó una pérdida nominal de 56 millones de dólares, contra una utilidad de 1,030 millones en el 2007. Las ventas cayeron 27% a 12,680 millones, debido principalmente a una huelga que duró dos meses. McNerney destacó que el backlog, que es la acumulación de pedidos de aviones, creció en el 2008 a una cifra récord de 352,000 millones.
Redujo las expectativas de ingresos este año de 73,000 a 69,000 millones. Todavía no se sabe cómo financiará Mexicana la compra de los 10 B717, que seguramente serán arrendados, pero según McNerney, la compañía tiene dispuestos 1,000 millones a través de su filial financiera, aparte de que más de 80% del backlog puede ser financiado por el Export-Import Bank de Washington.
Lo anterior es importante porque las fuentes tradicionales de financiamiento, a través de las grandes arrendadoras como GE Credit e ILFC, están cerradas. ILFC, filial de la aseguradora AIG, podría ser vendida y hoy tiene cerrada la llave de nuevas adquisiciones.
EADS
El consorcio aeronáutico europeo EADS, a través de su filial Defence & Security (EADS-DS) lanzó un avanzado sistema tecnológico de criptografía, capaz de proveer a las entidades gubernamentales, y a la industria en general, de los más altos niveles de seguridad en las comunicaciones vía Internet. El gobierno mexicano ya estudia su adquisición.
Científicos y expertos en criptografía desarrollaron Ectocryp-TM, una tecnología de seguridad que utiliza más de un millón de líneas de código certificado, lo que significará un paso más en la batalla contra grupos delictivos.
Tractebel
La introducción de redes de gas natural en Guadalajara, y en especial en colonias de Tonalá y Tlaquepaque, genera graves daños a la infraestructura, además de caos vial.
Es común ver ductos a cielo abierto y a poca profundidad, y ahora el daño al pavimento ya se extendió a la colonia Chapalita, en Zapopan. Hace días se iniciaron las obras sin previo aviso a los vecinos y la comunidad reclama parar las obras, debido a que pueden generar un accidente al dañar todo tipo de instalaciones que cruzan por la zona.
En la investigación de la secretaría de Energía, resulta que como en anteriores ocasiones, Tractebel DGJ se ha valido de argucias legales para pasar por encima de las regulaciones locales y de los intereses de los particulares, que en lo general son tomados por sorpresa.
rmena@eleconomista.com.mx