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La Cultura de la Paz, 2024 Año de Cambio I
No hay democracia si hay ignorancia. (Anónimo)
2023 se caracterizó por una creciente violencia en el mundo y por mayores tensiones políticas internacionales y nacionales. En México han culminado cinco años del actual gobierno que, en un resumido balance, su desempeño ha parecido malévolo y mal intencionado en un marco de opacidad, improvisación y corrupción; un aumento sin precedentes de la militarización de actividades civiles en perjuicio del papel fundamental de las fuerzas armadas y de la seguridad nacional; un peligroso auge del crimen; una obsesión por desinstitucionalizar la República; un grave deterioro de los servicios públicos de salud y de educación; una ilegal e inequitativa sucesión presidencial adelantada y una permanente campaña electoral a favor del partido oficial; una cotidiana violación a la Constitución y al marco legal y un enorme aumento de la deuda pública, también enrareció el ambiente del tejido social propiciando una permanente polarización, tensión, generación de controversias, descalificación y engaño desde las casi 1,200 “mañaneras”, entre otras cosas.
En la agenda democrática de este 2024 unos treinta países elegirán a su presidente, entre ellos Estados Unidos, Rusia, Venezuela y México.
El domingo 2 de junio celebraremos en nuestro país elecciones en las que se pondrán en juego más de 20 mil cargos y podremos votar alrededor de 98 millones de ciudadanos. De esos cargos destacan la Presidencia de la República, 1 jefatura de gobierno, 8 gubernaturas, 128 senadurías y 500 diputaciones federales; además se votará por 31 congresos locales, 16 alcaldías, 1,580 ayuntamientos y 24 Juntas municipales.
Nadie puede negar que en lo que va de este siglo XXI quienes han ocupado la Presidencia de la República se lo deben a la construcción de un mejor sistema electoral, que el actual mandatario se ha empeñado en destruir, y a la votación mayoritaria. Sin embargo, como en cada proceso electoral, los votantes seremos utilizados para legitimarlo al acudir a las casillas y aún con el abstencionismo.
En un cambio de gobierno suele surgir una esperanza generalizada de que las cosas mejoren. En nuestro país es una buena noticia que la Presidencia de la República vaya a ser ocupada, por primera vez en nuestra historia, por una Mujer.
Es fundamental que en el plan de gobierno que se aplique a partir del mes de octubre de este año impere la lealtad a la Nación sobre cualquier otra y se dirija a la restauración nacional, teniendo en cuenta que el país que recibirá el nuevo gobierno padece un grave deterioro en prácticamente todos los renglones de la vida nacional.
Uno de esos renglones, de los más importantes y sensibles, es el relativo al capital humano en el que habrá mucho por hacer. Tristemente el gobierno saliente se propuso comprometer y poner en riesgo el destino de la principal riqueza de nuestro país que es la niñez y la juventud. No conviene ignorar que las sociedades, los tejidos sociales y los gobiernos que buscan progresar y desarrollarse actualizan constantemente los programas y materiales educativos que se proporcionan a sus niños y jóvenes para dotarlos del conocimiento y las destrezas que los preparen para aprovechar las oportunidades en el mundo que los rodea, no para condenarlos a una perversa manipulación, obstaculizar su desarrollo personal y hundirlos en la pobreza. También les otorgan servicios de salud de calidad. Entre más y mejores conocimientos tenga una persona y esté saludable podrá aprovechar y alcanzar mejores oportunidades en su beneficio, el de su familia y el de su país.
Debe cancelarse la pretensión de enseñar qué pensar en vez de enseñar a pensar, nadie tiene derecho a secuestrar el futuro de México.
De los más de 30 millones de mexicanos que carecen de servicios de salud, alrededor de 10 millones son niños y jóvenes, víctimas de escases de vacunas y medicamentos.
En el renglón de seguridad pública, cada vez más familias pierden a sus hijos jóvenes -cada día son asesinados 35- y muchos niños han quedado huérfanos por la creciente violencia del crimen organizado.
Sería un grave error ignorar, otra vez, que la principal riqueza es nuestro pueblo y que su futuro depende de la inversión que se realice en favor de niños y jóvenes en materia de educación y de salud, principalmente. Es un asunto de importancia estratégica y –este sí- de seguridad nacional.
Una responsable atención a jóvenes y niños debe preverse en el plan de gobierno 2024-2030, e incluir la restauración, fortalecimiento y consolidación de los servicios de salud y de educación, así como de guarderías y comedores comunitarios.
Todo pueblo espera de su gobierno resultados que mejoren su calidad de vida, no que se destinen los escasos recursos públicos en financiar acciones y ocurrencias para inducir el voto en favor de partido alguno.
Recordemos que la auténtica democracia impulsa la cultura de la paz y propicia, de manera creciente, una participación más activa de la población para encontrar nuevas formas de relacionarse, en las que se privilegie la responsabilidad personal, el respeto al otro y la utilización del diálogo para el desarrollo colectivo. Por cierto, una alta inteligencia política no es suficiente para lograr el bienestar, el progreso y la cultura de la paz, pues la participación activa y ordenada de la sociedad es un factor indispensable.
El gobierno no puede hacer de todo y menos aún sustituir al pueblo. Recordemos que varios indicadores revelan que nuestra sociedad se caracteriza por ser apática e indiferente, a veces parecemos deshumanizados y hasta cobardes. La apatía de la gran mayoría de la ciudadanía tiene en el abstencionismo una de sus más nocivas expresiones.
En este año que inicia propongámonos hacer un esfuerzo responsable por sacudirnos esa apatía y liberarnos de la parálisis social.
Saludamos a nuestros lectores y les deseamos que este 2024 sea mejor que el año que recién terminó.
*Abogado, negociador y mediador
X: @Phmergoldd