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Opinión

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Impuestos justos y fáciles de pagar

El sistema tributario en México se ha manoseado tanto durante los últimos años que es injusto y enredado.

Es más fácil diseñar y lanzar un cohete a la luna que llevar la contabilidad fiscal de una empresa en México, por más pequeña que ésta sea.

Obviamente es una exageración, pero la verdad es que pagar impuestos en este país es un asunto muy complicado, pero también injusto, por la alta carga tributaria en pocos contribuyentes.

Y si se ha hecho difícil pagar impuestos es porque priva una gran desconfianza bien documentada de la autoridad sobre su correcto cumplimiento.

El sistema tributario mexicano se ha manoseado tanto con los años, que se ha hecho injusto y enredado. Además de que la extensión de la mancha de las actividades informales es una tentación para los contribuyentes cautivos.

Entonces, un sistema tributario que no se fía de los contribuyentes, porque los pagadores de impuestos no le tienen confianza a la autoridad, implica la contención de un círculo vicioso detrás de muchos candados.

Si realmente se quieren simplificar los impuestos, habría que rediseñar los gravámenes. No simplemente hacer bonitos y sencillitos los formatos para el pago de los actuales pagos de contribuciones.

La página de Internet del Servicio de Administración Tributaria es muy limpia, tiene un diseño profesional, pero es la cara bonita de un calabozo de trámites acumulados, como consecuencia de las malas decisiones tomadas por años.

Veamos por ejemplo por qué el aplauso tan sentido de los empresarios al presidente Peña Nieto cuando anunció una simplificación de los trámites fiscales. Si consulta los formatos referentes a la Ley del Impuesto Sobre la Renta se encontrará con estas opciones:

1-D, 1-D1, 2, 2-A, 3, 13, 13-A, 18, 19, 19-A, 20, 21, 26, 27, 28, 29, 30, 34, 35, 37, 37-A, CRE, 42, 43, 43-A, 45, 46, *PROCAF 46, 47, 50, 52, 53, 54, 55, 71, 86-A, 90-A, 90-B, 97, 98, CF-1, CF-2, DECLARANOT, DECLARASAT, HDA-1 y HDA-2

Y se trata solo de uno de los impuestos a pagar por parte de aquellos que tienen la correa fiscal apretada al cuello y que pretenden tener tiempo para atender sus negocios.

Así que es obvio que hay que simplificar los trámites, pero lo que realmente tiene que cambiar es el marco tributario completo.

Menos impuestos, tasas más bajas, más generalizados en su cobro, menos regímenes especiales, menos deducibilidades. Y claro, formatos mucho más sencillos para pagar.

Los impuestos no son la charola de las limosnas para que cada quien ponga lo que quiera. La autoridad necesita echarle un ojito a lo que cada contribuyente deposita, para que sea lo correcto. A cambio se tiene que notar que los recursos se retribuyen con buenos servicios, por ejemplo.

Pero la simplificación no es la promesa correcta por parte de la autoridad al momento de vender la futura reforma hacendaria.

Impuestos competitivos y justos serían más valorados por los contribuyentes cautivos.

Pero filtrar que la tasa de impuesto indirecto podría llegar a 37% a cambio de hacer que, eso sí, se pague de manera facilita es como dar un coscorrón sin sobadita.

Claro que hoy todo gira en torno a la reforma energética, que se presentará la próxima semana, pero el que puso el cascabel fiscal al gato empresarial fue el propio presidente Peña con sus promesas a los emprendedores.

ecampos@eleconomista.com.mx

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