Buscar
Opinión

Lectura 4:00 min

El aeropuerto otra vez

Siempre me ha llamado la atención el poco interés que sobre los asuntos públicos los mexicanos mostramos en nuestras pláticas. Nadie supondría que todo el mundo debe estar pendiente de todo lo que pasa y tener una opinión sobre las decisiones que se toman. Sin embargo, nuestro país no habrá de avanzar mucho, si nuestros compatriotas no se interesan medianamente por algunos de nuestros asuntos y nos tratamos de informar mínimamente de nuestra realidad.

Digo todo esto, porque el día de ayer tuve que pagar unos boletos de avión y el impuesto por uso del aeropuerto, el famoso TUA, representó más del 30% del costo de los boletos. Francamente me pareció un exceso. Mi molestia sin embargo, no era el pago en si, sino por el destino que ya se que tienen esos recursos.

El TUA, como usted sabe, está destinado a cumplir un capricho presidencial, que se ha tildado de todo: la suspensión en la construcción del aeropuerto de Texcoco. Se ha dicho desde la decisión más estúpida que un gobernante en el mundo haya tomado, hasta el despropósito económico más significativo del sexenio. En efecto, el TUA paga la deuda de un aeropuerto de no se construyó y al destinar ese impuesto al pago de una deuda, el Aeropuerto de la Ciudad de México se ha quedado sin recursos para su mínima manutención.

El resultado es catastrófico. Tenemos un aeropuerto nuevo que en 3 meses ha transportado lo que en un día mueve el Aeropuerto de la CDMX (alrededor de 126,000 pasajeros). Ese nuevo aeropuerto, además está terminado en sólo un 80%, carece de vialidades para llegar a él y adolece de conectividad con otras líneas aéreas y por lo tanto es inútil para transportarse dentro del país. Si yo quiero llegar de monterrey a Mérida, por ejemplo, si llego al Felipe Ángeles, tengo que tomar un taxi o un camión al Benito Juárez para poder seguir mi viaje. Me cuesta más caro y alarga mis tiempos de traslado.

Encima de ello, el dinero que debió haber servido para mantener el Benito Juárez se usa para pagar la deuda de un aeropuerto que nunca verá la luz. Hoy nos venimos a enterar que una de las pistas de aterrizaje necesita cirugía mayor. A pesar de haberlo sabido desde hace 3 años nos enteramos de que la terminal 2 está hundiéndose sin haberse hecho nada en estos tres años y, según el dicho presidencial, ya no se hará nada en lo que resta del sexenio. Por si fuera poco, por defender intereses corporativos, a una plataforma de transporte (Uber) se le prohíbe transportar pasajeros hacia y desde el aeropuerto, aumentando el costo a los usuarios.

En comida de domingo comento estos asuntos y una señora sentada del otro lado de la mesa me responde, pues yo no soy nada política, pero a los que vivimos en Tecamac, Estado de México, el Felipe Ángeles nos queda muy cerca y ya necesitábamos un aeropuerto.

Lo que quiere decir, que cambiamos un aeropuerto de clase mundial, proyectado para ser un Hub de conexión intercontinental, con un aforo proyectado en los siguientes 20 años, para mover 50 millones de pasajeros, con vialidades pensadas y planeadas para desalojar el Benito Juárez y desarrollar toda una zona con parques, centro cultural y de desarrollo de vivienda, para quedarnos con un aeropuerto que le queda muy cerca a Tecamac, beneficiando a sus habitantes. De ese tamaño es nuestro gobierno y de ese tamaño es la opinión de nuestros conciudadanos. Nada más, pero nada menos también.

Temas relacionados

Ensayista e interesado en temas legales y de justicia. actualmente profesor de la facultad de derecho de la UNAM.

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Últimas noticias

Noticias Recomendadas