Artritis reumatoide, mal catastrófico

MADRID, España.- La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune, severa, progresiva y destructiva, hacia la cual se está buscando dirigir la atención dado que es una de las principales diez causas de incapacidad en gente en edad productiva, sobre todo en mujeres, y que no es atendida como debiera.

El gran problema, se hizo saber durante el Congreso Anual Europeo de Reumatología (EULAR) realizado esta semana en la capital española, la AR es una enfermedad poco reconocida, y los pacientes, aunque creen conocer mucho sobre su enfermedad, en realidad la desconocen porque sigue habiendo mitos que se toman como válidos. Por ejemplo, muchos creen erróneamente que la falta de dolor significa que su AR está bajo control y no reconocen que el daño en sus articulaciones causado por la enfermedad es irreversible.

Esto se confirmó con una encuesta mundial recién aplicada en 10,171 pacientes en 42 países –incluido México, donde participaron 283 pacientes.

Esta encuesta aplicada por la biofarmacéutica AbbVie –compañía escindida de Abbott- es parte de la campaña mundial AR: únete a la lucha www.RAJointheFight.com que tiene el objetivo de sensibilizar, comprender mejor y transmitir el impacto físico y emocional de la artritis reumatoide, y las necesidades de las personas que viven con ella.

La AR provoca inflamación y desgaste en articulaciones, lo que llega a causar dolor, hinchazón rigidez y, con el tiempo, pérdida de la función de articulaciones, así como cansancio general y debilidad. Aunque puede ocurrir a cualquier edad –llega a presentarse incluso en niños-, aparece generalmente entre los 25 y 55 años causando dificultades para realizar tareas cotidianas comunes como abrir un frasco o girar la perilla de una puerta. Con el tiempo llega a causar deformaciones y discapacidad, comprometer la calidad de vida y puede provocar muerte prematura.

El Colegio Mexicano de Reumatología está empujando para que la AR se incluya dentro de las enfermedades catastróficas, y que el Seguro Popular cubra el costo del tratamiento, lo cual sería un gran paso dado que el paciente gasta en atenderse una tercera parte de su sueldo, y muchas veces es una tercera parte de todo el ingreso familiar. El punto, como siempre, es el presupuesto insuficiente.

Manuel Robles, médico internista y reumatólogo, expresidente de dicho Colegio y presidente fundador de la Fundación Mexicana para Enfermos Reumáticos (Fumerac) expuso aquí en el evento que en México hay cerca de 2 millones de pacientes con AR, y los casos son más severos que en Europa, aparte de que es una de las 10 primeras causas de incapacidad; y ello se puede comprobar con el IMSS e ISSSTE que sí contemplan la cobertura de enfermedades reumáticas, a diferencia del Seguro Popular al cual aún no le alcanzan los recursos y prácticamente no tiene reumatólogos.

Uno de los problemas en AR, como en muchas otras enfermedades, es la falta de diagnóstico (tardan de 2 a 4 años en detectarla) y tratamiento oportuno, lo cual obedece en parte a la insuficiencia de reumatólogos en México. Tenemos únicamente 550 reumatólogos, una proporción muy baja para un país de más de 112 millones de habitantes, frente a otros países como España donde con 7 millones de habitantes cuentan con 1,500 reumatólogos, el triple. Además, la mayoría de los reumatólogos mexicanos están concentrados en el centro de la República, y hay estados donde no hay, como es el caso de Tlaxcala y Campeche o de ciudades tan importantes como Cancún y Mérida. Esto es muy grave sobretodo si se considera que la Península de Yucatán es donde existe mayor incidencia de AR inexplicablemente.

Nótese que sólo nos referimos a una de las enfermedades reumáticas, pero si agregamos otras también frecuentes como osteoartritis, osteoporosis, fibromialgia, espondilitis anquilosante, artritis gotosa y lupus eritematoso, el panorama puede ser desolador.

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