El conflicto de Maduro y Venezuela con Colombia

Con la inflación y la violenta delincuencia al alza y el suministro de alimentos y medicinas encogiéndose, el gobierno populista de Venezuela parece encaminarse hacia una gran derrota en las elecciones legislativas previstas para diciembre, si es que el voto es libre y justo.

No es ninguna sorpresa que el presidente Nicolás Maduro esté recurriendo a los ataques hacia la oposición y las manipulaciones del sistema electoral que han sido un elemento básico del régimen creado por el fallecido Hugo Chávez Frías.

Un número de líderes de la oposición venezolana tienen prohibido participar en las próximas elecciones, los distritos se han rediseñado y la Corte Suprema controlada por el gobierno ha remplazado a los líderes de un partido de oposición con sus propios candidatos.

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Ahora Maduro ha recurrido a provocar una crisis con el vecino de Venezuela, Colombia. El 21 de agosto, declaró el estado de emergencia a lo largo de partes de la frontera, alegando que un ataque contra una patrulla de Venezuela había sido llevado a cabo por paramilitares colombianos a instancias del ex presidente Álvaro Uribe.

Este absurdo cargo proporcionó el pretexto para una represión que ha visto a soldados venezolanos expulsar a unos 1,000 migrantes colombianos a través de la frontera y demoler casas en una ciudad fronteriza. Otros 9,000 colombianos, se informa, han huido de Venezuela, creando una situación de emergencia humanitaria.

A medida que estas personas pobres y desesperadas han tratado de rescatar sus hogares y posesiones, Maduro ha sido blanco de manifestaciones en la lejana Caracas para pregonar lo que él llama un plan de liberación y soberanía en nuestra frontera .

En realidad, la ilegalidad y el contrabando es algo común a lo largo de la frontera colombo-venezolana pero el problema ha sido causado no por los colombianos sino por las desastrosas políticas económicas del gobierno de Maduro . El Estado prácticamente regala la gasolina, cobrándola a una fracción de un centavo por galón en la devaluada moneda nacional, mientras que en Colombia los precios están en niveles del mercado mundial.

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Así que miles de galones de gasolina, junto con otros productos subsidiados, se mueven a través de la frontera diariamente. Sin embargo, las rutas de contrabando con más tráfico no están en la región en la que Maduro lanzó su ofensiva, sino más al sur y el flujo es controlado no por los pobres migrantes sino por corruptos oficiales del Ejército venezolano.

Tristemente, la Organización de los Estados Americanos ha demostrado ser incapaz de hacer frente a este atropello: los aliados de Venezuela, incluidos los países del Caribe, se han suministrado con petróleo a precios descontados, y bloquearon el 31 de agosto pasado una moción para convocar a una reunión de ministros de Relaciones Exteriores sobre las expulsiones. El gobierno de Obama se ha limitado a una tibia expresión de preocupación por la degradación de la situación humanitaria .

Afortunadamente, el gobierno democrático colombiano de Juan Manuel Santos, al reconocer la acción de Maduro sobre la cínica provocación que es, ha reaccionado con moderación, mientras busca ayudar a los migrantes. Pero es poco probable que sean las últimas víctimas de un régimen incapaz de frenar un descenso económico y social.

Se espera que el juicio del líder opositor Leopoldo López concluya en las próximas semanas; los fiscales han propuesto una sentencia de hasta 13 años por cargos descaradamente falsos. EU y los gobiernos democráticos de América Latina ahora deben advertir al régimen de Maduro que una convicción dañará las relaciones y pedirán una respuesta significativa incluyendo sanciones contra todos los funcionarios involucrados en el juicio.