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Hacinamiento y saturación en las salas de emergencia aumentan riesgo de muerte
La Sociedad Mexicana de Medicina de Emergencia (SMME) se une al llamado mundial de la Federación Internacional de Medicina de Emergencia (IFEM) para que se implementen políticas locales y nacionales que aborden esta problemática y sus causas.
La mayoría de los usuarios del sistema público de salud hemos vivido el hacinamiento y la saturación de las salas de emergencias. Esto ocurre cuando hay un incremento y desequilibrio en la demanda de pacientes, la capacidad de la sala para trabajar eficientemente y la disponibilidad de camas dentro del hospital para aquellos pacientes que requieren un ingreso hospitalario. Por ello la Sociedad Mexicana de Medicina de Emergencia (SMME) se une a la Federación Internacional de Medicina de Emergencia (IFEM, por su sigla en inglés) para hacer un llamado a la acción global y enfrentar esta crisis de saturación.
Se sabe que la saturación de los servicios de urgencias puede provocar incluso la pérdida de vidas. Un estudio publicado en 2022 por el Emergency Medicine Journal revela que los pacientes que esperaron en urgencias más de 6 a 8 horas desde su llegada tienen un 8% más riesgo de morir. Es decir, se produce una muerte adicional por cada 82 pacientes que retrasan su atención.
Tan solo en países desarrollados como Inglaterra e Irlanda del Norte, se han registrado 4,519 y 566 muertes en exceso respectivamente de 2020 a 2021, por el daño sufrido entre 8 y 12 horas de permanencia en una sala de urgencias. Estos números son comparables con el número de muertes causadas por colisiones de tránsito (1,827) en todo el Reino Unido. Para países subdesarrollados no se tienen estadísticas.
Ante este escenario es esencial recuperar el control de los servicios de urgencias de los hospitales y garantizar que no se pierdan más vidas mientras los pacientes esperan ser tratados, asegura el doctor Luis Daniel Sánchez Arreola, presidente de la Sociedad Mexicana de Medicina de Emergencia.
En nuestro país son alrededor de 20 millones de personas las que acuden anualmente a las urgencias médicas, esta es una de las principales causas de visita a los hospitales.
El especialista en urgencias médico-quirúrgicas explica que son diversas las enfermedades que llegan a una sala de urgencias, “algunas de ellas víctimas de accidentes, otras por enfermedades agudas o crónicas, estos espacios se caracterizan por ser la puerta de entrada a todos los sistemas de salud”. Dijo que se trata de lugares complicados por la dinámica, “por el trabajo que se hace tan rápido y por la cantidad de pacientes que llegan todos los días”.
Expone que en los últimos años los médicos de urgencias, no solamente en México, han identificado el problema global que es la sobresaturación. “Lo vemos como un tema muy importante porque lamentablemente hoy se toma con la mayor normalidad, es decir, ver que las salas están sobresaturadas de pacientes parece ya ser muy normal, por lo que las acciones han quedado de lado”.
Un problema multifactorial
En este sentido asegura que se trata de un problema multifactorial, pero se podría resumir en tres aspectos:
Infraestructura. saber si las ciudades tienen carencias, por ejemplo en el país “tenemos zonas rurales y de difícil acceso donde la infraestructura hospitalaria no es suficiente, incluida la forma de transportar a los pacientes y es necesario atender el tema”.
El personal. A nivel nacional tenemos un déficit de 27,000 médicos especialistas en urgencias, con esto apenas se podrían llegar a cubrir los turnos de los hospitales de segundo nivel.
Una reingeniería al sistema de salud. Que nos permitiera hacer políticas públicas para mejorar la atención de los pacientes. “De nada sirven tampoco espacios con 200 camas si no existe el personal para atenderlo. Se requiere mucho de la intervención de las autoridades de salud, que se integre un área específica a nivel nacional que sea encargada de la atención de las emergencias, pues hoy no tenemos un espacio que homologue la atención de las emergencias en el país”.
Un llamado a la ciudadanía
Para Sánchez Arreola la población también juega un papel muy relevante en la cultura de la prevención. El especialista entiende que para todos en realidad sentirse mal implica una urgencia médica, pero está demostrado que al llegar a un hospital, aquellas personas que presentan una situación que compromete la vida, como la pérdida de una extremidad, hemorragias, quemaduras, infartos, enfermedades cardiacas en general, son los primeros que deben ser atendidos en una sala de emergencias.
En cambio algunas heridas, quemaduras leves, fracturas o torceduras, pueden ser atendidas en un segundo nivel. “Lo más importante es que los sistemas de clasificación existan y que la gente esté muy relacionada con los tiempos de espera que se tienen en un hospital de acuerdo con la enfermedad que se presenta”.
Agrega que fomentar una cultura del respeto a las áreas de emergencia, es parte del trabajo pendiente. Un dato relevante sobre las llamadas de emergencia que entran al 911 es que casi el 70% de ellas son de broma y cuando hablamos de las personas que acuden a un hospital a recibir atención médica, sólo un 20% son urgencias reales, “hechos donde verdaderamente está comprometida la vida”.
Por todo lo anterior, el IFEM y la SMME hacen un llamado a todos los gobiernos y a las autoridades de salud para que implementen políticas locales y nacionales que aborden esta problemática y sus causas. “Los servicios de urgencias, sus pacientes y su personal deben ser reconocidos y apoyados como componentes integrales y vitales de un sistema de salud que funcione correctamente y que garantice que todos los pacientes de todo el mundo tengan acceso a una atención de emergencia segura cuando y donde la necesiten”, concluyen.