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El mar, estudio a profundidad
Lanzan en el Foro Mundial de las Ciencias la primera Evaluación de los océanos del mundo, donde colaboran más de 500 expertos de diversos países.
Somos criaturas de la Tierra, vivimos en la tierra. Tal vez por eso, la gente no piensa en los océanos , afirmó Wendy Watson-Wright, secretaria ejecutiva de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (IOC-UNESCO), el pasado 25 de noviembre, al inaugurar la mesa redonda Aplicando las ciencias del mar y su conocimiento en beneficio de la sociedad , durante el Foro Mundial de las Ciencias, que tiene lugar en Río de Janeiro, Brasil.
Olvidamos que 70% del planeta está conformado por océanos. También olvidamos que en esos océanos y mares se produce la mitad del oxígeno que respiramos y el alimento para más de la mitad de la población humana, en una industria pesquera que vale más de 200,000 millones de dólares al año.
Por eso sorprende lo poco que sabemos sobre los recursos oceánicos y el poco interés que hemos mostrado en comprender esta riqueza natural, esencial para la vida humana. En los seis foros mundiales de la ciencia que se han llevado a cabo hasta ahora, ésta es la primera vez que las ciencias marinas están presentes denuncia la doctora Watson-Wright.
Hasta ahora, la discusión central en torno al efecto del calentamiento global se ha centrado sobre el impacto que éste tiene sobre el clima. Pero los biólogos marinos y oceanógrafos alertan que los océanos también están sufriendo serias consecuencias.
Para Alan Simcock, coordinador del Grupo de Expertos para la Evaluación de los océanos del mundo de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la UNESCO, los tres principales problemas que enfrentan los océanos son la sobreexplotación pesquera -un estudio publicado en la revista Science en 1997 estimaba que 66% de las zonas pesqueras está ya sobreexplotado o al límite de su capacidad , el efecto que la actividad terrestre tiene sobre los mares y el tránsito marítimo.
Por un lado, los barcos se hacen cada vez más grandes conforme el comercio mundial va en aumento, por lo que requerimos una mejor forma de organizar y controlar el flujo marítimo explica el doctor Simcock. Por el otro, están los desastres, como el del Exxon Valdez, el Prestige o el Costa Concordia, y esos son sólo los conocidos. Hay algunos estimados sobre que los barcos representan 20% del problema de contaminación mundial de los mares .
Con respecto a la actividad terrestre, el conocimiento científico disponible es que al aumentar la agricultura más fertilizantes contaminan el agua, misma que eventualmente llega al océano, trayendo consigo grandes cantidades de nitrógeno. Este nitrógeno favorece el crecimiento de algas, que consumen el oxígeno de la zona y generan zonas muertas.
Los mares se están calentando -porque absorben calor de la atmósfera , están hipóxicos -perdiendo oxígeno y están cada vez más ácidos , dice Watson-Wright.
ACIDEZ OCEÁNICA
Una de las mayores amenazas para los mares es el aumento de dióxido de carbono en la atmósfera debido a la actividad humana, como la quema de combustibles fósiles. Cuando el dióxido de carbono se disuelve en el agua se convierte en ácido carbónico, la llamada acidificación del mar. Y los mares se están acidificando a una velocidad alarmante.
La semana pasada, en Varsovia, Polonia, el IOC y otros organismos publicaron el análisis Ocean Acidification Summary for Policy Makers, alertando sobre este fenómeno. Se trata de un fenómeno relativamente reciente en términos de la investigación que se ha realizado , comenta Watson-Wright. Conforme los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera aumentan, el gas se disuelve en el agua, produciendo ácido carbónico, lo que disminuye el pH del agua a nivel global. La acidez depende de la presencia de iones de hidrógeno y más iones de hidrógeno aumentan la acidez y, por lo tanto, disminuyen el pH (algo no muy intuitivo).
La acidificación de los mares también afecta la disponibilidad de carbonatos, esenciales para producir conchas y esqueletos de muchos animales que viven en los océanos, como moluscos, equinodermos, crustáceos y corales.
NO HAY GESTIÓN SIN MEDICIÓN
Para comprender mejor los ecosistemas marinos y contar con suficiente información sobre sus condiciones, hay que medirlos. No podemos gestionar si no podemos medir , explica José Muelbert, director del Instituto de Oceanografía de la Universidad Federal de Río Grande, Brasil.
Para ello, la ONU ha lanzado la primera Evaluación de los océanos del mundo (UN World Ocean Assessment), coordinada por el Dr. Simcock y que será publicada a finales del 2014 o principios del 2015.
Se trata de un estudio donde colaboran más de 500 científicos del mundo. Nuestro mandato es trabajar sobre la información y los estudios con los que ya contamos, integrar esa información, que viene de muy diferentes fuentes y con diferentes metodologías, y ver cómo todos esos datos hacen sentido con los aspectos económicos, sociales y ambientales , dice el doctor Simcock. El proyecto integrará la información disponible sobre los servicios ecosistémicos que proveen los océanos, el impacto de las actividades humanas y la biodiversidad y sus hábitats.
Parece increíble, pero no tenemos datos basales sobre los océanos, esta iniciativa será el primer estudio global y el plan es realizarlo cada cinco años , afirma Watson-Wright.
De forma paralela, se trabaja para establecer un sistema de medición global. Por ahora se cuenta con sistemas usados para medir el clima y el estado del tiempo. Tenemos sistemas de boyas, los Argo floats y una constelación de satélites en el trópico, el Pacífico ecuatorial y el Atlántico , precisa el doctor Muelbert. Pero advierte que para poder extender las mediciones a otras áreas y aspectos, como la biodiversidad y la biogeoquímica, será necesario un esfuerzo concertado de todos los países del mundo que cuentan con zonas costeras.
Los Argo floats son sondas de observación que proporcionan información en tiempo real vía satélite. Descienden a una profundidad de 2 km, flotan 10 días y durante su regreso colectan datos sobre temperatura, salinidad y corrientes, pero conforme se tengan más sensores se espera poder también medir el pH.
Y TODO ESO ¿CUÁNTO CUESTA?
Estudiar los océanos cuesta mucho menos que la investigación espacial , se apresura a responder la doctora Watson-Wright. Los investigadores ponen como ejemplo el Sistema Integrado de Observación Marina, instalado en Australia y que tendrá un costo estimado de 200 millones de dólares. En contraste, los beneficios que obtenemos de los océanos son inmensos , dice Muelbert. Algunos estiman que está en el rango de los billones de dólares , agrega.
Patricia Miloslavich, oceanógrafa a cargo del laboratorio de Biología Marina de la Universidad Simón Bolívar en Caracas, Venezuela, refiere que con 180,000 dólares fuimos capaces de monitorear la biodiversidad en 60 sitios de la zona intermareal, al menos una vez, a lo largo de Suramérica .
Para las mediciones del siguiente año, algunos investigadores han logrado conseguir financiamiento de sus propias instituciones. Es importante recopilar estos datos, porque sólo de esta forma podremos comprender lo que ocurre en nuestras costas , explica la investigadora venezolana. Para el doctor Muelbert, esa es justo una de las razones fundamentales para poner a los océanos en la agenda mundial.
Es una cuestión de balance , reflexiona la Dra. Miloslavich. Si tres cuartas partes del mundo son océanos y sólo una cuarta parte es tierra firme, ¿no deberíamos estar representados en la agenda mundial?
Soluciones integrales
Wendy Watson-Wright explica a un grupo de periodistas algunos puntos esenciales del trabajo de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la UNESCO.
Tenemos particular interés en trabajar más con nuestros colegas de las ciencias sociales, ya que no es posible resolver problemas que afectan a la sociedad sin que las ciencias naturales y las sociales colaboren.
Actualmente tenemos cuatro grandes objetivos, el primero es la reducción del riesgo de desastres, particularmente con los tsunamis, pero también reduciendo el riesgo costero, como sería la erosión de las costas y los florecimientos algales nocivos. El segundo es contender con el cambio climático, mitigando sus efectos, ya que el océano es el principal regulador del clima en el planeta. El tercer objetivo es determinar la salud de los ecosistemas marinos; finalmente, integrar la ciencia y las políticas públicas para que los miembros Estado de las Naciones Unidas puedan hacer el mejor uso del conocimiento científico para la toma de decisiones.
El mayor reto que enfrentamos es traer el tema de los océanos a la agenda mundial. El océano jamás se menciona en las negociaciones que se llevan a cabo en las Naciones Unidas. Una de las grandes preocupaciones es el impacto del cambio climático en los océanos.
Otro problema es la contaminación con plásticos, en particular los microplásticos, que resultan a veces de la degradación de los plásticos, pero más a menudo son usados en muchos productos cosméticos, pastas de dientes y jabones, que pasan del drenaje a los ríos y de ahí a los océanos.
Muchos organismos los consumen y esto está bien abajo en la cadena alimenticia, por lo que afecta a casi todos los miembros de la cadena.
Monitorear, evaluar y observar es esencial para el estudio y comprensión de los océanos y para comprender el impacto social y económico de lo que está ocurriendo. El océano alberga mucho más biodiversidad que ninguna otra parte del mundo .
laura.vargas@eleconomista.mx