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Trumpenomics ¿qué esperar?

Decir que el mundo cambió el lunes puede parecer un lugar común. Sin embargo, es en este contexto que se vuelve aún más relevante entender dónde está la economía de EU, su punto de partida y qué podemos esperar de los próximos cuatro años.
Donald Trump asume una economía en buen estado. El soft landing se ha materializado, con la inflación bajo control y acercándose al objetivo de 2 por ciento. Esto se logró sin recesión, con empleo y PIB mostrando dinamismo. Tras la crisis del Covid, EU emerge como la economía más fuerte, con una impresionante creación de riqueza en la última década. En 2024, el PIB de EU alcanzará 29 billones de dólares, frente a los 19 de China, lo que diluye las expectativas de convergencia entre ambas economías. Además, el PIB per cápita de EU supera los 86,000 dólares, muy por encima del Reino Unido (52,000), Alemania (59,000) o Francia (49,000). Esto coloca a varios países europeos al nivel de los estados más pobres de EU, como Mississippi (53,000) o Arkansas (60,000). Aunque estas cifras no implican una mejor calidad de vida, reflejan la magnitud de la economía estadounidense frente a otras potencias.
De las 10 empresas más valiosas por capitalización, ocho son estadounidenses, una saudí y una taiwanesa. Estas compañías lideran en tecnología e inteligencia artificial, dominando la economía del conocimiento del siglo XXI. Además, los mercados financieros de EU son los más profundos, capaces de financiar proyectos rentables y sostener un consumo sin precedentes. Aunque existen problemas como el alto costo de la vivienda y la inflación, Trump recibe una economía sólida con mejores perspectivas que otras grandes economías.
Las fuerzas estructurales de la economía estadounidense parecen firmes. El auge de la inteligencia artificial y las inversiones en manufactura y energía continuarán. El consumo seguirá dinámico, apoyado por el crédito y una posible relajación monetaria. Sin embargo, los aranceles representan un riesgo inflacionario real. Esto obligaría a la Fed a revertir su política y podría frenar el dinamismo. Estos aranceles afectarían bienes de consumo y bienes intermedios clave para la industria estadounidense, y en el caso de Canadá, energéticos importantes para la región del Midwest.
En este escenario, México enfrenta riesgos. Habrá que ver si los aranceles entran en vigor el 1 de febrero y, de ser el caso, cuáles se aplicarían. Sobra decir que un arancel generalizado de25% podría ser catastrófico para las exportaciones mexicanas, afectando severamente su competitividad y a muchas empresas. Esto también tendría consecuencias en EU, generando dos problemas principales: mayor inflación en productos alimentarios y la disrupción de cadenas de suministro clave, como la automotriz y electrónica. Por esta razón, es probable que los aranceles sean selectivos, dirigidos a productos o productores específicos. Por ejemplo, podrían aplicarse a automóviles o autopartes que no cumplan con los requisitos de contenido regional bajo el esquema de Most Favored Nation, mientras que los que cumplen quedarían exentos. Este escenario dependerá de negociaciones precisas.
Trump hereda una economía muy sólida, pero con riesgos. Las decisiones de su administración determinarán si las fortalezas se mantienen o los riesgos aumentan. Lo que está claro es que el mundo deberá acostumbrarse a vivir bajo los Trumpenomics, un contexto donde las políticas de EU tendrán un impacto global, afectando especialmente a socios comerciales como México.