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Trump y la transfobia

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OpiniónEl Economista

Las actuales conversaciones públicas tanto en México como en Estados Unidos, y probablemente en el resto del mundo, giran alrededor de los dichos del presidente electo Donald Trump, de los nombramientos que ha revelado y de las reacciones que han causado en países como el nuestro o Canadá. Casi toda esta conversación gira en torno a la economía, la migración y el fentanilo. 

Estos temas son, sin duda, importantes, pero hay otros que también lo son. Trump ha traído consigo una ola conservadora y reaccionaria que va contra el avance científico, la preservación de la vida humana y el planeta y los derechos de minorías ganados con el sufrimiento y la vida de miles de personas. Esto es relevante porque se concibe a los Estados Unidos como un país progresista, pero ahora esta ola amenaza con extenderse al resto del mundo y unirse a otras corrientes retrógradas y violadoras de los derechos humanos.

Creo que no estamos teniendo una visión completa de las repercusiones y de los costos sociales que puede tener el MAGA (make America great again).

Primero que nada, me disculpo porque cada uno de los temas que mencionaré tiene un nicho y una relevancia específica. Son causas que han mejorado al mundo en los últimos 50 años. Hablemos de derechos. La decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos en el caso Roe contra Wade (1973) permitió que el aborto fuera un derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo. Sin embargo, en 2022 la misma Corte revocó esa garantía constitucional y la dejó en manos de los estados. Este tema fue objeto de debate en la campaña presidencial. Kamala Harris era partidaria de la despenalización federal, pero Trump era partidario de que cada estado decidiera esta cuestión. Se creía que este tema le daría muchas votantes a la demócrata, pero no fueron suficientes. En teoría, el presidente electo se opone a que haya una legislación federal, pero las corrientes más conservadoras de su partido empujan en esa dirección. Con esto se dio un paso atrás.

En otro tema, las comunidades LGBTI+ tienen un genuino temor de que la llegada del magnate a la Casa Blanca signifique un serio retroceso en cuanto a sus derechos y abra la puerta a persecuciones y marginación. En especial, la comunidad trans ha sido atacada directamente por el próximo mandatario. Al respecto, la Heritage Foundation ha elaborado el Proyecto 2025, un manifiesto conservador apadrinado por más de 110 organizaciones y por Stephen Miller, nombrado por Trump como subdirector de Política. Este proyecto incluye un plan de acción de 180 días para revertir políticas progresistas en todas las agencias federales. El nuevo presidente ha dicho desconocer este proyecto, pero la llegada de Miller a su gabinete hace claro que está abierto a las propuestas.

Trump ha dicho que prohibirá que mujeres trans compitan en deportes femeninos, cortará todos los fondos federales a programas y escuelas que enseñen que hay una diversidad genérica más allá de la de hombre y mujer, no aceptará que en el ejército de su país se identifiquen como trans, ha amenazado a maestros y bibliotecarios con demandarlos si enseñan temas de diversidad sexual y genérica.

Conforme a un conteo del Williams Institute existen 1.6 millones de personas mayores de 13 años que se identifican como transgénero en Estados Unidos a las que pueden suspenderles servicios médicos y apoyos con fondos federales. La embestida trumpiana y la de sus apoyadores va contra las comunidades LGBT+, pero especialmente se enfocan en las comunidades trans.

La ACLU (Unión Estadounidense de Libertades Civiles) ha identificado más de 500 proyectos de ley estatal en 2024 que restringen los derechos de la comunidad LGBTQ+, desde la libertad de expresión hasta el acceso a la atención médica.

En otro terreno, 11 estados republicanos con Texas a la cabeza han demandado a BlackRock, Vanguard y State Street, acusándolas de violación a las leyes antimonopolio a través de su agenda contra el cambio climático, lo que habría afectado la producción de carbón y elevado los precios de la energía a los consumidores norteamericanos.

Por supuesto, no creo que BlackRock, Vanguard y State Street, grandes y poderosos fondos de inversión, sean unas blancas palomas, pero el ataque no va en realidad contra ellas sino en contra de quienes abogan por medidas contra el cambio climático. Saben que a la llegada de El Donald tendrán un aliado. En su anterior periodo presidencial sacó a su país de los Acuerdos de París. En aquel momento, fue muy criticado por ello, ahora hay muchas corrientes que no creen en el cambio climático.

He hablado de Trump, pero la ola conservadora, anticientífica y antiderechos va más allá de él. El mundo se está volviendo un lugar más oscuro y los Estados Unidos prometen ser el lugar desde donde se irradie esa oscuridad.

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