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Premios, política e instituciones

La voluntad innata del gobierno actual y del movimiento de la 4t, es la creación de clientelas. No entienden la política en código de política liberal democrática, su lema es más pedestre, más utilitario, más autoritario: démosle al pueblo lo que quiere: una laníta, que les repartimos nosotros y ustedes votan por nosotros.
No es extraña esa visión. Arraiga en la encomienda, allá en los tiempos de la conquista, y se ve fortalecida durante el siglo XX con las prácticas priistas. El breve espacio de conquistas democráticas y liberales, durante los años 90 hasta 2018, son un paréntesis que se volvió insostenible ante los excluidos y no beneficiarios de la modernidad, que reconocieron en las prácticas pueriles de Morena, algo conocido, deseable y por lo que era cómodo y hasta conveniente votar.
Sin embargo, mientras el siglo XX y principios del que vivimos, se llenó de instituciones útiles que resolvían más allá de la dádiva inmediata, problemas de salud, de vivienda o de educación, el pasado gobierno y el actual, han girado cheques contra recursos que, sin crecimiento y sin infraestructura, se van a acabar y harán del clientelismo de la 4t algo inviable e insostenible. El último ejemplo más elocuente de este proceder, lo tenemos en los premios que le van a otorgar a los invasores de viviendas del INFONAVIT.
Hasta donde se sabe el mecanismo funciona así: el instituto, a lo largo de los años, ha construido casas y ha otorgado créditos para adquirir vivienda (un total de más de 12 millones). En los sexenios de Fox, Calderón y Peña Nieto, se le dio prioridad al otorgamiento de créditos, sin embargo, la falta de tierra y un problema de costos de la misma, hizo que las empresas constructoras construyeran en terrenos alejados de los centros poblacionales o de la zona industrial. La combinación perniciosa comenzó a sentirse: cientos o miles de casas fueron ocupadas por los solicitantes del crédito y después abandonadas por la falta de infraestructura y servicios o, sencillamente, las casas no se vendían o no eran ocupadas. Pero de que alguien es dueño de todos los departamentos y casas del INFONAVIT, alguien es dueño. Ya fuese el constructor, ya fuese el INFONAVIT, porque había financiado la construcción, ya fuesen los solicitantes de crédito, cada uno de esos espacios tiene dueño.
En mi paso por el INFONAVIT, llegaban un número significativo de solicitudes de información pidiendo la ubicación de las viviendas abandonadas. La dirección de acceso a la información y transparencia tenia prohibido dar esa información porque los nombres de los que la solicitaban empezaban a repetirse y porque el INFONAVIT tiene varios miles de casos de invasiones en litigio, que le cuestan a la institución en su gasto anual o le cuestan al particular que es dueño de esa vivienda. Hay un comercio y un uso político por parte de líderes específicos para generar clientelas con esa ocupación ilegal.
La 4t ante el problema, se le ocurre que lo mejor es darles las casas a los invasores a precios baratos. Es decir, que no las venderán a precios comerciales, sino a un precio que va a definir una burocracia. El diferencial lo pagarán con dinero del fondo de la institución y con ello materialmente les quitarán dinero a unos trabajadores que son los que contribuyen para hacer la masa con la que se financian los millones de viviendas, para dárselo a unos invasores. Habida cuenta de si el dueño de la vivienda quiere o no venderla, en fin. Eso si, la 4t habrá construido una nueva clientela que estará muy agradecida con el regalo, a cambio, sólo tendrán que votar por ellos y acompañarlos en sus mitines. Nada más, pero nada menos, también.