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La importancia de tener perspectiva y visión a largo plazo

Las personas nos hemos acostumbrado a lo inmediato. A que todo está a un “click” de distancia. ¿Se te antoja algo? Lo ordenas y te llega en unos cuantos minutos. ¿Necesitas contactar a alguien en cualquier parte del mundo? Sólo necesitas enviar un mensaje. ¿Quieres planear un viaje a un país exótico y no sabes qué visitar? La Inteligencia Artificial te construye un itinerario en segundos. Todo lo puedes resolver de forma rápida y fácil.
Todos estamos muy conscientes sobre qué queremos hoy, en este momento y sabemos cómo obtenerlo. Aun cuando se trata de dinero. Curiosamente, mientras escribo esto, me acaba de llegar una notificación de la app de mi banco ofreciendo un crédito del que podría disponer ahora mismo.
Todo esto está muy bien. La tecnología nos ha simplificado la vida enormemente. Pero también nos ha hecho enfocarnos demasiado en el “aquí y ahora”, en el corto plazo. Pensamos muy poco hacia adelante y eso puede ser muy peligroso, porque nos impide prepararnos adecuadamente. El futuro siempre nos alcanza. En la vida siempre hay que mirar distintas perspectivas.
Cuando era niño, mi abuela siempre me decía que tenía que aprender a mirar más allá de mis narices. En ese momento no me quedaba tan claro, pero a medida que fui creciendo, empecé a comprender el enorme significado que tenían esas palabras. Mi abuela me enseñó que tenía que mirar el horizonte, para tener una visión más amplia de lo que estaba por venir. Para saber reconocer a dónde quiero ir, qué camino elegir y qué peligros tendría que enfrentar.
En mi carrera profesional también aprendí lo importante que es tener una visión más amplia, panorámica. Ayuda a delinear estrategias. Eso es lo que distingue a los verdaderos líderes de los demás.
En este espacio insisto, con frecuencia, que en finanzas personales, lo más importante es tener claro qué queremos realmente lograr en la vida y cuáles son nuestras prioridades. Una perspectiva más amplia nos permite tomar mejores decisiones financieras. Porque en la vida siempre tendremos que elegir: más aún en cuestiones de dinero. Uno no puede tener todo lo que desea.
La plática de finanzas personales que más recuerdo, con mucho cariño, fue una que tuve la oportunidad de dar a estudiantes de la Universidad Panamericana hace algunos años.
Les hablé precisamente de esto: de la perspectiva a mayor plazo, de lo importante que es empezar su ahorro para el retiro desde que obtienen su primer trabajo. Se los demostré con números.
El tiempo es el factor más importante del interés compuesto, más aún que el dinero. Mientras más tiempo tengamos, será más fácil juntar la cantidad que necesitamos. Mientras más lo pospongamos, más difícil será: la cantidad que tendremos que ahorrar e invertir aumenta de manera exponencial.
Porque no nos equivoquemos: el futuro siempre nos alcanza. Llegará un momento en la vida en el que ya no podamos trabajar. En la mayoría de los casos será por edad, pero también podría ser a causa de un accidente o enfermedad que nos imposibilite para ello y eso puede ocurrir en cualquier momento. No lo sabemos y por eso tenemos que planear y protegernos si eso sucede.
También les hablé de que, como todo en la vida, el equilibrio también es importante. No se trata de sacrificar nuestra calidad de vida en el corto plazo para lograr metas de largo plazo. Yo tampoco quiero dejar de ir a un concierto de mi grupo favorito, ni perder la oportunidad de tener una experiencia inolvidable. Pero tampoco estoy dispuesto a sacrificar mi futuro y lo que es importante para mí, por cambiar el celular cada año. El equilibrio se logra cuando miramos la vida a través de distintas perspectivas.
Antes de terminar quiero enfatizar la importancia de mantener la perspectiva a largo plazo también en nuestras inversiones. Demasiada gente se enfoca en los rendimientos del año o en lo que va a pasar en los próximos meses, por ejemplo, con la “guerra de tarifas de Trump”.
Hacen cambios en su portafolio o mueven sus inversiones reaccionando con base en eventos o en “expectativas” de corto plazo. Se olvidan que en un horizonte de 20 o 30 años van a pasar muchas cosas buenas y malas, habrá múltiples ciclos de expansión, de recesión e inflación. Lo importante es mantener el riesgo bajo control y la mirada fija en el objetivo, para no perderte en el camino.

