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Opinión

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Ventajas de legalizar las drogas

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L.M. Oliveira

Desde hace tiempo defiendo la legalización de las drogas, basándome en la libertad de las personas de hacer con su vida lo que escojan, siempre que no dañen a los demás. En una sentencia de 2020 la primera sala de la suprema corte se refiere así a la parte normativa del artículo 478 de la ley general de salud: “Frente al supuesto de uso o consumo personal, dicha porción normativa ocasiona una afectación injustificada e irrazonable a los derechos de salud e integridad personal, privacidad y libre desarrollo de la personalidad. En este sentido, el Alto Tribunal estimó que la medida punitiva no tiene sustento constitucional al amparo de la protección a la salud pública. Esto, por un lado, al no haber afectación a otras personas y, por otro, porque no puede sostenerse justificación bajo el interés colectivo sobre acciones que solo corresponden a la esfera privada de la persona”. No tengo duda de que la prohibición atenta contra el libre desarrollo de la personalidad y, por tanto, es un exceso por parte del Estado.

Pero además de la defensa moral contra la prohibición, sobran datos que nos permiten construir un argumento pragmático en favor de legalizar las drogas. Steven B. Duke escribió hace 30 años un artículo en el que explica cosas que hoy podemos constatar, por ejemplo, escribió que mientras más "efectiva" fuera la prohibición, más se fomentaría el consumo de sustitutos sintéticos de la cocaína o la heroína, como la metanfetamina y el fentanilo. Y así sucedió. Ya en los 90 eran claros los siguientes puntos contra la prohibición:

  1. El uso de drogas prohibidas no aumenta por sí mismo el índice de delitos, lo aumenta mucho más el consumo de alcohol. En otras palabras, la gente en cocaína o marihuana es menos propensa a delinquir que la que está borracha.
  2. Hay pocas pruebas de que la demanda se reduzca en gran medida al aumentar el precio que estas drogas tendrían en un mercado libre, pero hay fuertes evidencias de que los consumidores aumentan su participación en delitos adquisitivos para alimentar sus hábitos. Es decir, los consumidores no dejan de consumir, pero para pagar los altos precios de la droga, cometen delitos.
  3. El tráfico ilegal de drogas incrementa la presencia de pistolas y rifles.
  4. El tráfico ilegal de drogas aumenta la corrupción de la policía.
  5. La prohibición aumenta los riesgos de sobredosis y envenenamiento, pues el Estado no regula lo que se vende y así, los vendedores bien pueden cortar su producto con veneno para ratas, por ejemplo.
  6. Los fondos públicos, que de otro modo podrían destinarse al tratamiento de drogas, se gastan en aplicar una ley moralmente incorrecta y, como vemos, también con resultados contraproducentes. Un estudio realizado por la Corporación Rand, nos dice Duke, concluyó que el tratamiento es siete veces más efectivo que la aplicación de la ley para reducir el consumo de cocaína.
  7. Por último, los costos de la prohibición los pagan, en su gran mayoría personas no consumidoras ni traficantes, piensen en los niños huérfanos de esta guerra, y en toda la inseguridad y corrupción que la población en general debe aguantar.

En fin, ya al final de su gobierno es evidente que López Obrador no fue capaz de enfrentar el problema, yo esperaría que quien gane la elección se comprometa a terminar de golpe con la prohibición.

Contacto: @munozoliveira

L.M. Oliveira

L.M. Oliveira es escritor. Autor de "El mismo polvo" y "El oficio de la venganza". Es Titular A en el Centro de Investigaciones sobre América Latina y El Caribe.

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