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Opinión

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Thatcher y Mandela: libres hasta el final

Este 2013 se fueron grandes líderes. Dos de ellos tuvieron vidas completamente distintas, pero una misma causa: la promoción y defensa de la libertad en mundos distantes.

El 2013 será recordado por haber sido el año en que se fueron grandes líderes. Dos de ellos tuvieron vidas completamente distintas, pero una misma causa: la promoción y defensa de la libertad en mundos distantes.

Margaret Thatcher y Nelson Mandela se dieron la mano por primera vez en el número 10 de Downing Street, tras la liberación de Mandela en 1990. Thatcher estaba al final de su mandato tras una década en el gobierno, mientras que Mandela se aproximaba a conquistar la Presidencia en Sudáfrica para convertirse en el primer Presidente de color tras años de sufrimiento y represión impuestos por el apartheid.

Con distintos tonos y formas, Thatcher y Mandela siempre defendieron sus ideas y convicciones con pasión. La defensa de la libertad nunca ha sido fácil; entre otras pruebas, implicó sobrevivir un atentado y casi tres décadas en prisión, respectivamente.

Nada los detuvo, estuvieron dispuestos a pagar el precio, pues, como dijera el Quijote, entendieron que por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida.

De un invierno de descontento en Reino Unido y una Sudáfrica flagelada por el apartheid, surgieron dos líderes que dieron ejemplo de firmeza, valentía, resistencia y perseverancia. Es imposible cambiar la realidad de un país sin ideas claras, principios sólidos y convicciones firmes. El ejemplo de ambos inspiró a millones para persistir y nunca desistir.

Margaret Thatcher pidió en varias ocasiones la liberación de Mandela. Reconocía que la única manera de lograr una transformación política orientada a fortalecer la democracia era abriendo y liberando la economía para generar las oportunidades de desarrollo y la creación de empleos capaces de satisfacer las necesidades de los ciudadanos. Hizo votos para que la libertad llegara a todos los ciudadanos que, por su color, eran rechazados y marginados en Sudáfrica.

Nelson Mandela nos enseñó con el ejemplo que ser libre es una decisión. Incluso en los momentos más difíciles, dentro de una prisión, demostró que nunca dejó de ser libre: aunque estaba detrás de unos barrotes, aún podía elegir qué pensar y cómo sentirse.

Al final, tanto Thatcher como Mandela vivieron por un ideal y seguramente se fueron convencidos de lo que es un legado excepcional, fueron amos de su destino y capitanes de su alma.

armando.regil@eleconomista.mx

?Twitter: @armando_regil

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