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Reescribir las presidenciales
Desde su primera incursión a México, en 1997, Warren Mitofsky se despojó de las corbatas y nunca se quitó su gorra beisbolera, roja. Ni siquiera aquel domingo 2 de julio donde cantó el resultado de la elección presidencial y cuatro gubernaturas a la plana mayor de Televisa.
Padre de las exit polls, socio de Roy Campos, el mítico encuestador llevaba tres elecciones federales consecutivas en México. En el 2000 y en el 2003 sus resultados fueron impecables y con ellos Televisa pudo diferenciarse de TV Azteca, a la hora de anticipar a los ganadores, que luego confirmaría el PREP del entonces IFE y finalmente, los magistrados electorales.
El sistema electoral entonces vigente era producto de la desconfianza al conteo de votos. La demoscopía en México ya había visto pasar a otros expertos foráneos: James Carville y Stan Greenberg, con Francisco Labastida; y Dick Morris, con Vicente Fox orientaron a los equipos de campaña en el 2000. Antes que ellos, medios estadounidenses, como LA Times y Dallas Morning News, difundieron encuestas preelectorales cuyo patrocinio sigue siendo un misterio.
Mitofsky llegó a México invitado por Ulises Beltrán a mediados del sexenio zedillista pero la decisión de abrir una subsidiaria local, con Campos como socio, fue un riesgo personal que disfrutó con la libertad de aquel que nada tiene que perder.
Sobre su trabajo en las presidenciales mexicanas, solo dio dos entrevistas. Una en el 2000 a este autor, publicada en Milenio Diario. Y otra en el 2006, a Andrew Kohut, presidente del Centro Pew Research.
Consulta Mitofsky levantó en el 2006 más de 35,000 entrevistas a los votantes en 520 centros de votación de las 32 entidades federativas. La capacitación in situ al personal de campo y la instrucción precisa de encuestar en los lugares especificados por Campos (en caso de un rechazo, no sustituir con el siguiente votante sino respetar la secuencia definida en el diseño de muestra) fueron la diferencia, pues eliminaron los sesgos y la sobreestimación al PRI.
Unos meses antes, la televisora había inaugurado su centro de noticias en avenida Chapultepec y allí pasaron Campos y Mitofsky el día, en una oficina que vigilaba un guardia de seguridad y a la que sólo tenía acceso Otoniel Ochoa Piñón, brazo derecho de Leopoldo Gómez. Ninguno de los conductores del programa electoral o de la jefatura de información pudo acceder a las tendencias, hasta que las gráficas eran generadas en el master.
El recuerdo de estos acontecimientos —que derivaron en el plantón de AMLO en el Zócalo y llevaron al país al borde de una crisis constitucional— es nítido para su protagonista. Sus encuentros con los directivos de Televisa ya habían sido referidos en otros textos —2 de julio, de Carlos Tello; Así lo viví, de Luis Carlos Ugalde— pero hasta ahora se aporta un detalle revelador, por contundente: el hijo menor de AMLO pasó buena parte de ese 2 de julio en el news center de Televisa.
Allí estaba Gonzalo cuando Emilio Azcárraga y Bernardo Gómez recibieron el corte de la exit poll con el que comenzaron a preparar su estrategia: el escenario más probable era que las urnas cerraran con un ganador indiscutible.
AMLO tenía los mismos datos. Hace cuatro días, en la conferencia mañanera, el Ejecutivo federal recordó que hace 15 años, contrató a Ana Cristina Covarrubias para su exit poll, quien le dio el triunfo con tres puntos de ventaja sobre Felipe Calderón.
“Como a las 6 de la tarde recibí una llamada de Bernardo Gómez”, recordó, “‘Ya ganaron o ya ganaste, nada más que defiendan el triunfo, porque no van a querer entregarles la Presidencia’ (me dijo). Y así fue”. Esa noche electoral, Televisa no cantó un ganador. Ese Too close to call —explicó Mitofsky al director del Pew Center— “fue porque no queríamos formar parte de la narrativa de alguno de los candidatos”.
El afamado encuestador presumió entonces que no hubo ninguna filtración de sus resultados. “No entraron en el debate público”, insistió, “y la razón de esto es que no hicimos circular los resultados a nadie en Televisa más que a dos vicepresidentes senior (Bernardo y Polo Gómez)".
AMLO habló con Gómez después del cierre de las casillas. Y entonces comenzó otra historia, la de la polarización.

