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Micromachismos

En el siglo XXI seguimos escuchando historias de mujeres que dicen: pégame, pero no me dejes, si no me cela, no me quiere, si me pegó, pero ya no va a volver a pasar, me lo prometió. Estas frases tienen un nombre: se llaman micromachismos. El término se utiliza a las sutiles e imperceptibles maniobras y estrategias de ejercicio de poder de dominio masculino en lo cotidiano, que puede atentar en diversos grados contra la autonomía de las mujeres.
Muchas mujeres no son conscientes de que están ejerciendo violencia contra ellas, debido a que los comportamientos “invisibles” de violencia y dominación pueden ser sutiles e imperceptibles y de esta forma sus parejas imponen sus deseos e intereses en la vida cotidiana.
Conozco a una chica que su novio se iba con ella a trabajar, le pedía para el transporte, para la comida, para cigarros y se quedaba con ella todo el día para vigilar que se portara bien. Se casaron, y vivieron felices para siempre… no, todo el tiempo que llevan casados ella es la que trabaja y mantiene el hogar.
Como este caso, lamentablemente, hay muchos, que son comportamientos que no suponen intencionalidad, mala voluntad ni planificación deliberada, sino que son dispositivos mentales, corporales y actitudinales incorporados y automatizados en el proceso de “hacerse hombres”, como hábitos de acción/reacción frente a las mujeres. Otros, en cambio, sí son conscientes, pero todos forman parte de las habilidades masculinas desarrolladas para ubicarse en un lugar preferencial de dominio y control que mantenga y reafirme los lugares que la cultura tradicional asigna a mujeres y hombres (Movimiento por la Paz).
Los micromachismos son inadvertidos culturales que se ejercen generalmente con total impunidad produciendo efectos dañinos que no son evidentes al comienzo de una relación y que se van haciendo visibles a largo plazo, produciendo diversos grados de malestar y daño. Atentan contra la democratización de las relaciones, ya que se utilizan para mantener asimetría en las relaciones de género en provecho del varón (Luis Bonino, 2004).
Existen cuatro categorías de micromachismos:
- Los encubiertos que abusan de la confianza y credibilidad femenina ocultando su objetivo.
- Los de crisis, que fuerzan la permanencia en el statu quo desigualitario cuando éste se desequilibra, ya sea por aumento del poder personal de la mujer, o por disminución del varón.
- Los coercitivos que sirven para retener poder a tráves de utilizar la fuerza psicológica o moral masculina.
- Los utilitarios, que fuerzan la disponibilidad femenina, aprovechándose de diversos aspectos domésticos y cuidadores del comportamiento femenino tradicional, para beneficiarse de ellos. Se realizan especialmente en el ámbito de las responsabilidades domésticas.
Muchas personas entienden que el machismo y la violencia de género son agresiones físicas, verbales y sexuales, y los micromachismos pasan desapercibidos. El que las hermanas atiendan a sus hermanos es un micromachismo. Que las mujeres tienen que hacer el aseo del hogar o cuidar a los niños o a enfermos es un micromachismo.
Seamos conscientes que los micromachismos desatan los feminicidios que en el 2023 se registraron 4,599 en América Latina y el Caribe.
Necesitamos hacer visibles los micromachismos para erradicar la violencia de género, hay que eliminar la creencia de que el hombre es superior. Es necesario que la población comprenda qué son los micromachismos y que se haga un cambio de actitud hacia las mujeres como un problema estructural.
*La autora es académica de la Escuela de Comunicación de la Universidad Panamericana.
X: @Ivett5151