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Mi amigo el Robot

El famoso inversionista Warren Buffett comparó la llegada de la Inteligencia Artificial (IA) con la creación de la bomba atómica. Recientemente, hizo eco de esos comentarios del año pasado en la icónica y esperada reunión de Berkshire Hathaway del año en curso.
"Dejamos salir al genio de la botella cuando desarrollamos armas nucleares", afirmó. "Ese genio ha estado haciendo cosas terribles últimamente. Personalmente, el poder del genio me asusta muchísimo”. “La IA es algo similar", añadió Buffett. "Quizás desearíamos no haber soltado nunca a ese genio", concluyó uno de los hombres más ricos e influyentes del mundo.
Actualmente, la mayoría de las economías avanzadas del mundo tienen costos laborales altos -es un precio a pagar por niveles de vida más elevados que el promedio-. Los estadounidenses -por ejemplo- no tienen una población en edad de trabajar lo suficientemente grande como para sustentar el sistema de pensiones de la población mayor. El aumento del “índice de dependencia” de Estados Unidos no es único: muchos otros países avanzados -especialmente en Europa- enfrentan retos similares.
Con una tasa de natalidad históricamente baja -y decreciendo alarmantemente- la inmigración ha sido una solución a corto plazo para estos países, pero los robots son la solución a mediano y largo plazo (son más baratos y -no son sujetos de derecho- cómo los humanos). Los robots abaratarán significativamente la mano de obra, no se cansan, se quejan o se enferman. ¿De qué vivirán millones de obreros y trabajadores humanos que serán desplazados? Es una interrogante que aún no tiene una respuesta clara o convincente.
Durante la próxima década, androides inteligentes hechos a semejanza de los seres humanos serán comunes en todas las actividades industriales. Lo serán más en distintos aspectos de la vida cotidiana. Los veremos ensamblar automóviles o doblar la ropa y lavar trastes. El inminente auge de los robots es el resultado de avances tecnológicos sin precedentes en la IA que forman parte de la siguiente revolución -que sin duda será controversial-.
Algunas de las compañías más visibles que se están montando en esta tendencia son: Google (su división “Deep Mind” impulsa Waymo, la compañía de vehículos autónomos conocidos como “robotaxis”);
OpenAI (aparte de ser los líderes más visibles en IA por haber creado el ChatGPT, fundaron “Covariant”, división creadora de un "cerebro" robótico que ya ha logrado clasificar artículos parecido a un humano);
Amazon (su división de robótica aliada con la startup Agility han fabricado del robot humanoide "Digit", un robot multipropósito creado para trabajos de logística);
Tesla (el robot “Optimus” generó escepticismo cuando se presentó por primera vez, sin embargo, recientemente se compartió un vídeo de Optimus caminando, doblando ropa y haciendo otras labores domésticas);
Las startups Figure, 1X, Agility, Apptronik y Sanctuary están todos construyendo robótica “humanoide”, y algunos robots ya están listos para encontrar un lugar en alguna fábrica, almacén o restaurante. ¿Está la humanidad lista para este cambio tan rádical?
Hace solo unos días, OpenAI, presentó una actualización para el controversial ChatGPT que incluye una función de voz. Es impresionantemente humana, y “dice”, “reacciona” y “contesta” cosas muy racionales, lo anterior es posible gracias a su nuevo modelo insignia, el GPT-4o.
En vivo, el último producto de OpenAI ayudó a un humano a relajarse con ejercicios de respiración, guió a un usuario a través de una ecuación matemática y sirvió como traductor. OpenAI dice que la respuesta promedio de GPT-4o a las entradas de audio es de 320 milisegundos, lo que está a la par de una conversación típica de humano a humano. ¿Cómo se fusionará esta tecnología con robots humanoides? Sólo el tiempo dirá, pero el tsunami de la IA está aquí, y la velocidad a la que avanza es vertiginosa y prácticamente incontenible. Y desde luego, va muy adelantada a los esquemas regulatorios mínimos necesarios.
Un ejemplo de lo que podría ser un futuro distópico lo podemos encontrar actualmente en la casuística real de cómo generaciones que vienen están interactuando con esta tecnología. Muchos estudiantes de secundaria y preparatoria, solitarios y en depresión, -por ejemplo- están recurriendo a modelos de inteligencia artificial para reemplazar a sus amigos, novias o incluso a sus terapeutas. Lo anterior plantea preguntas incómodas sobre cómo la tecnología podría afectar la salud mental de esos jóvenes -o de la juventud-. Pero también plantea cuestionamientos más profundos, quizás existenciales de cómo nos afectará como sociedad.
Tiene razón Buffet. Esta tecnología es muy poderosa y también puede ser aterradora. Sin duda, cambiará al mundo tal y como lo conocemos. ¿Será para bien? Apenas estamos observando la “punta del iceberg”. Quizás, muy pronto, ya sea en un parque, en un restaurante o en una reunión, cada vez más personas a tu alrededor no te verán, no serán conscientes de tu presencia. Estarán inmersos en un mundo de realidad virtual que sólo ellos podrán ver. ¿Estamos cerca de una nueva arquitectura de aislamiento digital total? Hay muchas preguntas aún sin respuesta.
Twitter: @EduardoTurrentM