La vacuna electoral contra Trump ya está lista

La vacuna electoral contra Trump ya está lista. Joe Biden anunció la noticia el martes.

El 3 de noviembre se va a distribuir en todo Estados Unidos y en menos de 15 horas podría acabar con el virus xenófobo y la visión de una política exterior etnocéntrica que ha promovido la Casa Blanca en los últimos cuatro años.

Kamala Harris es la figura que puede destruir los anticuerpos ideológicos del presidente Donald Trump porque ella forma parte del mosaico cultural que el presidente ha elegido para combatir a lo largo de su gobierno.

Desde 2011, el anatema preferido de Trump ha sido Obama; su obsesión por su color de piel se acerca peligrosamente a una locura irreversible. Fue Trump quien puso la nacionalidad de Obama en la fábrica de teorías de conspiración, es decir, en los supremacistas blancos y en una población alejada de la educación y del cosmopolitismo.

Trump deseaba demostrar que Barack Obama había nacido en Kenia, y como recordó ayer 13 de agosto, Paul Waldman en The Washington Post, el hoy presidente dijo públicamente en el 2011 que había enviado a investigadores a Hawái y que “no podía creer lo que estaban encontrando” en el registro civil donde los padres del expresidente acudieron para dar constancia de su nacimiento. Todo era mentira, pero la duda ya estaba sembrada, germinó y un segmento de la población estadounidense le creyó al empresario neoyorkino.

Kamala Harris es el mejor argumento electoral para derrotar a Trump.

La victoria de Trump la logró a través de un discurso electorero contra México y el mundo musulmán; los guiones propuestos por Steve Bannon, John Bolton y Roger Stone, entre otros, alimentaron la campaña electoral del republicano a través de historias sobre una conjura entre chinos, musulmanes y mexicanos cuyo único objetivo era la destrucción de Estados Unidos. La conjura contra América, diría Philip Roth.

Kamala Harris ya está debilitando los anticuerpos de Trump. Algunos republicanos la están descalificando debido a que, según ellos, no es una “ciudadana auténtica” porque sus padres son jamaicano e india. John Eastman, de perfil conservador, publicó en Newsweek un artículo con el que cuestiona la nacionalidad de Kamala. Jenna Ellis, una de las abogadas de la campaña de Trump piensa lo mismo, asegura que la elegibilidad de Harris para el cargo “es una pregunta abierta”.

Las mismas acusaciones que hizo Trump a Obama hace 10 años, pero ahora, y sobre todo desde mayo pasado tras el asesinato de George Floyd, el entorno social estadounidense está enconado por la estrategia étnica de Trump que ve a su país como un conjunto de guettos.

La elección de Kamala Harris como potencial vicepresidenta no es casual.

El proceso de selección fue analizado de manera meticulosa.

Biden escuchó muchas voces de las bases del Partido Demócrata. Tenía que ser mujer y negra. Rasgos que molestan a Trump, quien le ha dicho a Kamala Harris, Pocahontas. El equipo misógino y racista del presidente le aplaudió su estupidez. Fue en ese momento cuando la poderosa senadora Amy Klobuchar se bajó de la contienda interna. Tammy Duckworth, veterana de la guerra de Irak, y Stecey Abrams fueron entrevistadas.

Fueron 11 mujeres las finalistas. Entre 12 y 15 abogados revisaron sus biografías para no encontrar sucesos que ayuden a Trump a formar bombas electorales en contra de la fórmula demócrata.

Es Kamala la que va a crecer mucho más que Biden durante la campaña. Pence ya no le aporta demasiado al presidente debilitado.

Trump llegó a la Casa Blanca criticando a Obama. Una política negra lo hará criticando a un racista.