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Opinión

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La salida de Olga Sánchez Cordero de Gobernación. Un análisis político de su paso por Segob

Para hacer una radiografía política se tienen que analizar a los diversos actores políticos y su comportamiento. Por eso, necesariamente salen nombres.

Este fin de semana pasado fue un terremoto político en México. Lo fue por la salida de una persona clave, contrario a lo que se dice, en la contención de muchos temas y focos rojos en el país. Su ausencia ya se siente y, contrario a lo que dijeron algunos, que fue gris su paso y que no había pasado nada con el cambio de secretaria a secretario de Gobernación, hubo una tormenta que movió muchas piezas del ajedrez político. Bueno, hasta el secretario de Relaciones Exteriores llegó al Senado de la República. La ausencia de Sánchez Cordero ya se siente, y mucho.

México es un polvorín de problemas y Olga -como la llamaron en muchas columnas estos últimos días- fue el dique que los atajó. Las desavenencias fueron desde la toma una y otra vez de carreteras y vías del tren -con todas sus consecuencias económicas porque no pasan los tráileres o trenes con mercancías-, hasta escuchar a las y los familiares de las personas desaparecidas, pasando por estudiar expedientes de quienes están privados de su libertad sin causa justificada alguna, hasta cuestiones laborales o empresariales.

Lamentablemente para el país y para la gobernabilidad, dejó muchos proyectos en el tintero a pesar de algunas muy poderosas personas cercanas al presidente de la República que no querían que ejecutara ni destacara en absolutamente nada. Sin embargo, su trayectoria y comportamiento hablan por sí mismos.

Estoy cierta de que el presidente más de una vez la caló en su lealtad hacia él y se dio cuenta que la tenía, de hecho, Olga nunca falla con el valor lealtad, honestidad y trabajo, entre otros muchos valores que tiene y respeta. Se levantó durante estos tres años pasados, todos los días entre semana a las 4.30 de la mañana para estar lista, como lo pedía el presidente en su reunión del gabinete de seguridad a las 6 am. A partir de esa hora comenzaba a trabajar.

Fue muy distinta la despedida que López Obrador le dio a quien fuera su secretaria de Gobernación, en comparación con la que le dio a Irma Eréndira Sandoval. Como se puede apreciar del video en redes sociales, a ésta última, la recibió con rostro adusto, sentado del otro lado de su escritorio y esperando que concluyera de leer el escrito en el que Sandoval enaltecía sus propios logros.

A quien fuera su secretaría de Gobernación, por el contrario, las formas fueron distintas, el presidente, muestra el video en Twitter de la despedida su secretaria. Estaba de pie, le agradeció y se refirió a su lealtad y honestidad. Dicen que le ofreció quedarse en alguna (s) otra (s) secretaría de Estado dentro de su gabinete. La secretaria salió por la puerta grande, se reincorporaría al Senado de la República y fue elegida por sus pares, como presidenta de la mesa directiva del Senado.

El presidente, quien es un hombre racional, con mucha visión, experiencia política y líder social nato, intuía que Sánchez Cordero puso todo su capital político para que las elecciones del 2018, en las que él ganó como presidente, fueran limpias y el voto ciudadano se respetara. Finalmente era lo único que él quería.

Eso fue cierto, durante la primera mitad del 2018, Olga Sánchez Cordero, a las Entidades federativas a las que iba, cuando hablaba con algún representante de las instituciones del país o, poder público, grupo empresarial o gobernador de algún Estado, además de explicar las consecuencias de un fraude electoral, mencionaba los millones y millones de mexicanos que seguían al entonces candidato como líder social, la importancia de un presidente que viera por los más pobres y desprotegidos y solicitaba el respeto al voto, no más, no menos. Y eso, en este país, es mucho pedir.

Cuentan que un empresario muy reconocido, le pidió a Peña Nieto, fraude electoral para que no llegara López Obrador a la presidencia. Le dijo al entonces presidente que si era necesario el fraude, hiciera todo lo que fuera necesario y estuviera a su alcance, pero que no llegara López Obrador a la presidencia.

Quizá si Sánchez Cordero no hubiese advertido las consecuencias de un fraude electoral y no se hubiese respetado el voto, hubiera habido un levantamiento social. López Obrador ganaría la presidencia con más del 53% del padrón electoral que correspondía a más de 30 millones de votos.

Algunos de los votos que obtuvo el presidente, no tengo duda, también obedecieron al gabinete que en ese entonces nombró. En retrospectiva, he pensado que la razón por la que el presidente anunció a su gabinete desde diciembre de 2017, esto es mucho tiempo antes de las elecciones de julio de 2018, fue para que el pueblo y en general todos los sectores, social, empresarial, cultural, deportivo, internacional, público y privado, los escrutaran y saliera todo lo que se les supiera -particularmente lo sucio- en forma anticipada de quienes serían los y las secretarias de Estado. La secretaria de Gobernación estaba, como siempre, limpia.

El país, durante la gestión de Sánchez Cordero, no tengo duda, tuvo gobernabilidad. La entonces secretaria de Gobernación apagó muchos focos rojos y advierto por lo que hizo durante su gestión, que ayudó en silencio, como es ella, en la formación de alguna secretaria de Estado que estaba muy novata para asumir la responsabilidad de su encargo.

Solamente para poner un ejemplo, Olga Sánchez Cordero, fue quien, sin derramar una sola gota de sangre en términos políticos, logró la salida pacífica de quien fuera líder del sindicato petrolero de Pemex, Carlos Romero Deschamps, y su posterior renuncia como trabajador activo de dicha empresa productiva del Estado, tarea nada fácil.

Negoció varias cuestiones laborales, entre otras, la reapertura de una mina con inversión canadiense que llevaba meses cerrada por conflictos laborales, sin que los trabajadores cobraran un centavo. Con la inteligencia que la caracteriza, lo hizo junto con las secretarias del Trabajo y de Economía, dándoles su lugar. No terminaría de mencionar todos los problemas que se puede advertir discretamente resolvió, porque van desde levantamientos de manifestaciones en vías del tren y liberación de vías de comunicación en general, hasta tuvo intervención, si es que tiene una salida, en lo relativo a línea 12 del metro.

Hay quienes cuestionan las mañaneras en el sentido de que se están convirtiendo en un Tribunal ad hoc, con imputaciones, juzgamientos y condenas al mismo tiempo sin pruebas, ni derecho de audiencia, con todas las asimetrías de poder que pueden existir y violaciones al principio de presunción de inocencia. Me imagino que trabajar en este entorno no es tarea fácil.

Sánchez Cordero le solucionó al presidente varios de los errores de género que tuvo. Juntó a las secretarias de Estado y tranquilizó las aguas en este rubro más de una vez. Sin duda alguna aprecia al presidente López Obrador y como conocedora de las leyes, protegió la investidura e institución presidencial.

Olga veía a las mañaneras como un espacio de rendición de cuentas a la población de la situación del país. Así lo hizo cuando fue lanzada al ruedo un día antes para estar al frente de las mañaneras por una semana. Se sentía paz con ella, no hubo juzgamientos sumarios sino rendición de cuentas, con eso me quedo.

Es muy significativo que, con Sánchez Cordero, el presidente de la República siempre llegó a sus conferencias mañaneras. Por primera vez en tres años, al día siguiente en que salió la secretaria de Gobernación, la CNTE impidió en Chiapas, el 27 de agosto de este año 2021, que el jefe del Ejecutivo llegara a la conferencia matutina, independientemente de que el presidente haya dicho que lo provocó Manuel Velasco. Claro que es importante saber quién ocasiona que un presidente no llegue a sus conferencias o, quien provoca las tomas de casetas, o las vías del tren, pero lo trascendente también es que el problema se solucione inmediatamente. Con Olga esto no hubiera pasado. Apagó todos los fuegos que tenía el presidente que algunos parecía que se convertirían en incendios en el país, muchos fueron apagados de la mano de los gobernadores del país.

A título personal, creo que lo más importante que se evitó durante su gestión por la secretaría de Gobernación, es que no hubo levantamientos sociales y México, insisto, es un polvorín, en cualquier momento los puede haber. Aun cuando la inseguridad es un tema grave y tenemos un país claramente dividido entre quienes aprueban al presidente y quienes lo rechazan -muchos de los cuales se han ido del país con todo y sus inversiones-, México durante el paso de Sánchez Cordero como secretaria de Gobernación no se levantó en armas. No hubo sector de la sociedad alguno que despertara como ese 1 de enero de 1994 en Chiapas, con el movimiento Zapatista de Liberación Nacional.

Olga Sánchez Cordero tiene una vida fascinante. Ha sido modelo a seguir de muchas mujeres al empoderarlas con su ejemplo – ha apoyado a muchas- y con romper los techos de cristal. Dicen que la culta y también bella Edith González, que tanto extraña la televisión y teatro mexicanos, porque se fue demasiado joven, quería hacer una película de quien en su momento fuera ministra de la Corte.

A Olga, le hemos seguido la pista muchas mujeres porque estamos encantadas con conocer más de su vida, pero sobre todo con la resiliencia que demostró durante su paso por la Secretaría de Gobernación, su lealtad a prueba de fuego al presidente y a la institución presidencial, su inteligencia emocional y, sobre todas las cosas su amor a México y bonhomía. ¡Qué valiente ha sido! y ¡qué manera de resistir los golpes sucios, bajos y las descalificaciones!

En su libro, “Becoming” Michelle Obama dice textualmente que odia la política, sí, con esas palabras, que la odia. Y no es para menos, la política tiene un lado muy oscuro y mal llevada, como fue el trato que le dieron a Olga, es sucia, traicionera y desgastante. A Olga, la pretendieron desgastar para destruirla. No pudieron porque su limpieza y trayectoria lo impidió, pero de todas maneras el embate no paró.

Una de las columnas del fin de semana decía “La leona del Senado y las hienas traidoras”. Quizá sea cierto, no lo sé. Veremos para analizar qué le espera en el Senado en este sentido. Pero no hay duda de que recibió la SEGOB siendo una cuna de lobos y la dejó siendo una secretaría con rostro humano y ella habiendo resistido todos los golpes y traiciones del mundo. Le toca más suave al nuevo secretario el acta entrega recepción que lo que recibió Olga.

La entonces secretaría de Gobernación estaba más alto que las mezquindades de quienes buscaban deshacerla, tenía tantas cosas que resolverle y cuidarle las espaldas al presidente. También se coordinó con los gobernadores y gobernadora de las entidades federativas con diálogos permanentes, que no tenía tiempo para entrar en batallas sucias. Es más, hasta con gobernadores que la traicionaron desde el principio, como Bonilla que le pidió entrar sola a una reunión, luego la grabó a escondidas para luego filtrar el video. Sin duda, qué sucia es la política.

De hecho, este artículo es sobre Olga Sánchez Cordero y su fascinante vida, porque ha pasado entre otros encargos por ser la primera mujer notaria en lo que es hoy el territorio de la Ciudad de México, fue ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por 21 años, diputada constituyente de la Constitución para la Ciudad de México, secretaria de Gobernación por tres años, Senadora de la República y ahora, como ya mencioné, presidenta del Senado. Incluso, la Revista Newsweek la reconoció como una de las 150 mujeres audaces en el mundo, está también en el Hall of Fame, y tiene muchos reconocimientos. Dicen en broma, que solamente le falta dirigir a la selección mexicana de futbol -al TRI- para llevarlo al mundial de fútbol en Qatar.

La otrora secretaria de Gobernación logró una de las tareas más difíciles, encontrar un punto entrelazado en con tres ramas. La primera y más importante, que hubiera gobernabilidad en el país, que logró, la segunda, que le sirviera y diera credibilidad a la institución presidencial, cuestión a mi parecer bastante compleja, con la forma muy particular de gobernar del presidente de la República y, todos los golpes a los que me he referido y la tercera, que no claudicara a sus causas de vida como ha sido el feminismo, la lucha por los derechos de las mujeres como derechos humanos y la justicia social.

El Senado de la República, ganó mucho con Olga, ella genera un clima de paz. Tienen en ella un activo importante, por naturaleza neutraliza los conflictos, escucha a todas las voces, es una demócrata y catalizadora de los problemas.

Olga Sánchez Cordero, es un activo importante para el país. Quien fuera secretaria de Gobernación del 1 de diciembre de 2018 al 26 de agosto del 2021 ha sido una de las mujeres más interesantes que ha tenido la historia moderna del país. Una de las mujeres más importantes en el último siglo.

En un país como México, en el que las simetrías, el estado de derecho y el principio de legalidad faltan, su presencia es importante. Me queda claro que el paso de Olga Sánchez Cordero por la Secretaría de Gobernación fue todo menos gris.

rrg

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