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Opinión

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Incendiando la pradera

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Isaac Katz

Turbulenta semana. El indiscutible triunfo de Claudia Sheinbaum en las elecciones presidenciales más el hecho de que Morena y sus aliados el Partido Verde y el del Trabajo prácticamente arrasaron en la elección de los otros puestos federales en juego, senadores y diputados de mayoría relativa, con la posibilidad de que alcancen el número necesario para tener la mayoría calificada en ambas cámaras del Congreso puso nerviosos, por ponerlo suave, a los participantes en los mercados financiero y cambiario.

La respuesta en ambos mercados el lunes pasado fue una depreciación del tipo de cambio y una caída en el precio de las acciones de las empresas que cotizan en los mercados accionarios mexicanos ante la posibilidad, muy real, de que durante el mes de septiembre se concretice la destrucción institucional de México en caso de ser aprobadas las reformas constitucionales que el presidente López envió al Congreso el pasado 5 de febrero pasado.

Para efectos prácticos con éstas se acabaría con los contrapesos institucionales al perder su independencia el Poder Judicial de la Federación, la desaparición de los órganos autónomos del Estado mexicano (Inai, INE, IFT y Cofece) y la eliminación de los diputados y senadores de representación proporcional, así como los senadores de primera minoría. Estas reformas tienen un único propósito: matar la democracia liberal representativa, eliminar cualquier contrapeso y concentrar el poder en una fuerte Presidencia de la República, un sistema abiertamente autoritario.

Estando seca la pradera, el miércoles el diputado morenista Ignacio Mier le arrojó gasolina y le prendió un cerillo, al anunciar que en septiembre se concretarían esas y otras reformas, lo que nuevamente impactó la cotización del peso en el mercado cambiario. Tuvo que salir la presidenta electa Sheinbaum a decir que habría que tomar las decisiones sin apresurarse pero, fiel a su costumbre, el viernes el presidente López la desdijo y anunció que en septiembre sí van las reformas porque “la justicia está antes que los mercados”. Quien sabe qué entienda López por “justicia”, porque concentrar el poder y ejercerlo de manera autoritaria claramente no lo es.

Una semana de turbulencia que se reflejó en que el tipo de cambio en el mercado cambiario al mayoreo cerró el viernes con una depreciación de 8.14% respecto del cierre del viernes anterior. En ninguno de las otras elecciones presidenciales desde el año 2000 a ésta, el tipo de cambio se había depreciado en tal magnitud en la semana siguiente de la elección (el otro caso en donde se depreció y solo en 0.23% fue en la de 2012).

Contrario a lo que afirmaron Juan Ramón de la Fuente y Rogelio Ramírez de la O de que en el nuevo gobierno se respetaría el Estado de derecho, la aprobación de las reformas representarían su clara y artera violación, ya que el único sistema político compatible con un Estado de derecho, del cual es un elemento esencial, es el de una democracia representativa liberal. No puede haber un verdadero Estado de derecho en un régimen presidencialista sin contrapesos y por lo mismo autoritario y menos aún cuando se pueda gobernar con leyes que sean inconstitucionales y con una Suprema Corte de Justicia que no las puede declarar inválidas.

Es importante señalar que aunque no se aprueben las reformas, en diciembre Sheinbaum podrá nombrar a un nuevo ministro(a) que le sea leal y tenga la minoría de cuatro ministros alineados, pero suficientes para bloquear cualquier acción de inconstitucionalidad, lo que le permitiría gobernar con leyes y decretos anticonstitucionales. RIP el Estado de derecho.

Por otra parte, aunque el presidente López diga que no le importan los mercados, es claro que a Sheinbaum sí le tienen que importar por una razón muy sencilla. Iniciar su gobierno en un contexto de alta volatilidad financiera y cambiaria con la consecuente inestabilidad macroeconómica, marcaría el resto de su sexenio al complicarse el escenario de las finanzas públicas y de inflación.

Uno de los principales retos que enfrentará Claudia Sheinbaum es todo lo relativo a las finanzas públicas, las cuales de por sí ya tienen una debilidad estructural derivada del alto déficit fiscal que se experimentará este año, la creciente presión que ejercerá el gasto en diferentes programas sociales, principalmente el de pensiones no contributivas de adultos mayores que no son financiables, los subsidios que requerirán por varios años los caprichos de López (sus trenes, la línea aérea, los aeropuertos, etcétera), la decisión que se tome respecto de seguir inyectando recursos a la quebrada Pemex que tiene un programa de negocios sin sentido, la necesidad de inyectarle más recursos a educación y salud pública y todo ello con una muy débil recaudación tributaria producto de varios tratamientos tributarios especiales, principalmente la tasa 0 del IVA en alimentos y medicinas.

De persistir o inclusive agravarse la inestabilidad financiera y cambiaria haría más difícil el manejo de las finanzas públicas, empezando con la dificultad para poder cumplir con el objetivo de reducir a la mitad el flujo de los requerimientos financieros del sector público. Esto sería así ya que la inestabilidad aumentaría el costo en pesos del servicio de la deuda externa y presionaría a que las tasas internas de interés permanecerían elevadas por más tiempo,incluso poniendo en riesgo el grado de inversión. El margen de maniobra fiscal prácticamente desaparecería, complicándole a Sheinbaum todo su sexenio.

¿Permitirá que el presidente López siga incendiando la pradera y le arruine su sexenio? Lo que suceda de aquí al 1º de octubre, principalmente durante septiembre, será determinante.

X: @econoclasta

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