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Democracia y demócratas

A medida que se aproxima el fin del sexenio se hace necesario evaluar los logros y fracasos de la administración que agoniza, al menos en términos formales. Algunos señalan que tal vez el mayor éxito de AMLO es haber disminuido la pobreza. No es poca cosa que, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), durante el sexenio cinco millones de personas salieran de la pobreza.
De acuerdo con estos datos, la pobreza se redujo en 5.6%, al pasar de 51.9 millones de personas en 2018 a 46.8 millones para 2022. Es posible que en estos dos últimos años del sexenio se haya reducido un poco más. Esto a pesar de la crisis generada por la pandemia del COVID-19. Sin embargo, el número de personas en pobreza extrema aumentó en 400 mil personas al pasar de 8.7 a 9.1 millones de personas.
Esta reducción en la pobreza se debe a varios factores: a la enorme transferencia de recursos públicos en forma de apoyos sociales, al crecimiento de las remesas, al aumento en el número de empleos y al crecimiento en términos reales del salario mínimo. También la pobreza laboral se ha reducido.
El gran problema que veo en todas estas buenas noticias es que no hay manera de sostenerlas por mucho tiempo. Los ingresos públicos no han aumentado al mismo ritmo que los gastos (la proporción es de 2 a 1). Para cubrir todo esto se ha echado mano de reservas, recortes, deuda y aumento del déficit. La fiesta está por terminar y la resaca podría ser fuerte.
Los partidarios del presidente López también consideran un logro el haber elevado a rango constitucional los programas sociales. Con esto de alguna manera se blindan los recursos para la población desprotegida.
En el terreno puramente económico lo que más reconocen es la estabilidad, el respeto al Banco de México, el relativo control de la inflación y el fortalecimiento de la moneda. Es decir, el país no se le deshizo en las manos y el dólar no se fue a 30 pesos.
Pero tal vez los fracasos son más notorios. El primero es el de la corrupción. No se barrió de arriba para abajo como se barren las escaleras. Los familiares, amigos y colaboradores de AMLO están involucrados en grandes escándalos de corrupción y aunque solo el 10% de ellos fuera cierto, estamos ante algo mucho más grave que en los tres sexenios anteriores. Ahora ni siquiera hay la intención de investigar los casos, el presidente y la FGR simplemente los omiten. La basura se acumula.
A pesar de la disminución de la pobreza y el incremento a los salarios, ha aumentado el número de personas con carencias sociales. Según CONEVAL, la población con carencias sociales se incrementó en 3% entre 2018 y 2022, al pasar de 25 millones de personas a 32.1 millones.
En el caso de la salud esto ha sido escandaloso. En 2018, el 16.2% de la población no tenía acceso a los servicios de salud pública, al cancelarse el seguro popular el CONEVAL señaló que la cifra se elevó hasta 39.1% de los mexicanos (50.4 millones de personas). El IMSS Bienestar programado para llevarnos hasta el nivel de Dinamarca se ha hecho sobre las rodillas y obviamente no cumplirá su objetivo.
El rezago educativo es palpable. No se ha puesto énfasis en elevar la calidad educativa y se ha preferido llegar a acuerdos con las cúpulas del magisterio a cambio de apoyos políticos recíprocos. Después de la pandemia nunca se hizo un programa de regularización o un esfuerzo para regresar a los miles de chicos y chicas que desertaron de la escuela.
El fracaso más evidente, pero tal vez no el más grave, es el de la inseguridad. La cifra más grande de muertes por violencia, las desapariciones y la consolidación de las bandas criminales no ha sido frenada por la creciente militarización. Ningún otro sexenio ha tenido un fracaso más grande que el actual.
La desigualdad sigue estando ahí, a pesar de las cifras alegres. No están sentadas las bases reales y duraderas para la reducción de la desigualdad. Se gastó el dinero que se tenía y el dinero tiene la mala costumbre de agotarse.
Pero tal vez el mayor fracaso es el retroceso democrático que la política de AMLO llevó a cabo de manera deliberada. Los contrapesos construidos durante un cuarto de siglo fueron barridos por el poder de un solo hombre en un par de años. Los pocos que se sostienen (INE, SCJN, medios) están amenazados y perseguidos. La democracia necesita de ciudadanas y ciudadanos no de pueblo. Sin demócratas no hay democracia.