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Opinión

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Cinépolis vs Cinemex:? el duopolio y más allá

En juego está un mercado que en el 2012 significó 10,686 millones de pesos de ingresos y está entre los cinco más grandes del mundo.

Cinemex tiene permiso para comprar Cinemark, indica la Comisión Federal de Competencia Económica (CFCE). Todo está listo para una batalla entre dos gigantes: Cinemex y Cinépolis. Jorge Larrea contra Alejandro Ramírez. El rey del cobre contra el príncipe del celuloide. The end.

¿The end? La película no ha terminado. El desenlace está abierto. To be continued... dice en la pantalla. En juego está un mercado que en el 2012 significó 10,686 millones de pesos de ingresos y está entre los cinco más grandes del mundo. Más importante aún: es un mercado que está creciendo dos o tres veces más rápido que el PIB. En la última década, creció 54.8%, en buena medida, impulsado por grandes inversiones en tecnología de exhibición.

Cinépolis y Cinemex han tenido las mayores cosechas en este mercado. Sus estrategias tienen en común su obsesión por el crecimiento y su agresiva expansión fuera de México, en América Latina y hasta en Asia. En todo lo demás, el contraste es enorme.

Cinépolis ha seguido una estrategia de crecimiento orgánico. Tiene más de 2,400 salas y 58% del mercado mexicano. Cinemex ha crecido con adquisiciones. Cinemark es el caso más reciente. Antes fueron MM Cinemas y Lumiere. Con el visto bueno de la CFCE, tendrá 37% del mercado.

Es importante lo que hagan Cinépolis y Cinemark. También cuenta lo que decida la nueva autoridad de competencia.

Afortunadamente, no son los únicos que tienen algo que decir en esta película. Hay un boom de nuevos proyectos de salas de exhibición que aspiran a atender un mercado que vive una era de oro. En México, la gente va un promedio de 1.96 veces al año al cine. Esta cifra es la más alta de América Latina y es mayor que la registrada en cualquier país europeo, con excepción de Gran Bretaña.

Cinemagic, de Roberto Quintero; Cinelux, de Alfonso Arau, y Cinepop, de Ariel Zylbersztejn, son tres empresas de exhibición de cine que tienen una cosa en común: aspiran a atender poblaciones menores a 100,000 habitantes. Son una versión modernizada del cine del pueblo, adaptada a las necesidades de personas que viven a una hora o más de distancia con respecto a los grandes complejos de salas de cine. La oferta crea su propia demanda, decía el economista Juan Bautista Say en el siglo XVIII. Estos empresarios confirman la ley de Say: hay una demanda creciente en estas poblaciones que, hasta hace poco tiempo, carecían de oferta cinematográfica.

Hay algo de innovación en estos tres proyectos, aunque hay que aclarar que ellos no agotan la lista. Cinetransformer, de Julio Fernández, y Autocinema Coyote encarnan algo que podríamos llamar innovación estilo retro. Cinetransformer es una sala de cine móvil, que también atiende a pequeñas poblaciones con un modelo de negocio que incorpora patrocinios de empresas y salas de exhibición que viajan sobre ruedas. Autocinema Coyote es la primer sala de exhibición que se construye con ese formato en más de 30 años. Nació en la zona de Polanco, en el DF, y se trasladó a Santa Fe.

Los nuevos proyectos deberán recorrer un largo trecho antes de reflejarse en las cifras macro. Por lo pronto, son empresas que buscan sobrevivir en un entorno supercompetido. A su manera, son ambiciosos. Aspiran a hacer algo más que comerse las migajas que dejarán las empresas de Alejandro Ramírez y Jorge Larrea.

lmgonzalez@eleconomista.com.mx

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