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Lasciate ogni speranza...
Abandonen toda esperanza , es la frase que utiliza Dante Alighieri en la Divina Comedia como advertencia para quienes están por entrar al infierno.
Abandonen toda esperanza , es la frase que utiliza Dante Alighieri en la Divina Comedia como advertencia para quienes están por entrar al infierno. Los italianos deben recordarla mucho en estos días. Italia vive una crisis política derivada de su incapacidad para poner sobre la mesa acuerdos, costosos claro, para hacer creíble que pueden pagar su enorme deuda.
Si las cosas no marchan de manera correcta, el riesgo es que se suceda una telenovela como la griega, en que el resultado final implicaría pérdidas enormes para muchos.
No hay que olvidar que el tamaño de la deuda Italiana es seis veces mayor en monto que la de Grecia. Son 1.9 trillones (millones de millones), de los cuales vencen (hay que refinanciar) 307,000 millones.
Los bonos de Italia a 10 años se cotizaron ayer a una tasa de 7.25 por ciento. En todos los casos europeos, cuando los réditos han superado el umbral de 7% el país emisor ha tenido que acudir a solicitar ayuda a la comunidad internacional.
Eso es lo que ha vuelto a espantar a los mercados. El inicio de un episodio aparentemente muy diferente al de Grecia, pero que por ahora muestra los mismos síntomas de desorden político. Por cierto, también ayer los mercados fueron sacudidos porque, en Grecia, el intento de acuerdo para elegir un nuevo Primer Ministro fracasó.
Aparentemente, Italia debiera ser un caso menos grave; se trata de un país con una industria fuerte y con un tamaño relevante, es la tercera economía de la región. El tamaño de sus activos debiera cumplir como garantía para los tenedores de deuda.
Pero la economía italiana lleva tres años sin crecer. Sin crecimiento, con una deuda que representa 120% de su Producto Interno Bruto y con tasas de interés cada vez más elevadas, la ecuación de viabilidad se rompe.
Para poder hacer sostenible el servicio de su deuda a las tasas actuales, Italia debe lograr crecer a una tasa elevada o bien, aplicar un ajuste fiscal importante (de acuerdo con algunos analistas, éste tendría que ser cercano a 6% del PIB).
A raíz de un programa de austeridad demandado por la comunidad y propuesto por el gobierno del primer ministro Berlusconi se desató un desbaratamiento de la coalición que le daba sustento al gobierno. El Primer Ministro llegó a ofrecer su renuncia una vez que se aprueben las fuertes medidas.
Falta que ambas cosas sucedan y, mientras, los mercados reflejan su incredulidad en los elevados réditos que exigen, agravando con ello las cosas.
Afortunadamente, Italia cuenta ahora con un paisano, Mario Draghi, a la cabeza del Banco Central Europeo.
El nuevo presidente sorprendió a los mercados la semana pasada con una baja de tasas y tal vez los vuelva a sorprender al realizar compras masivas de bonos soberanos de su país para amortiguar la especulación.
La crisis europea vive un nuevo episodio. La escala de la preocupación con relación al elevado endeudamiento ha aumentado al trasladarse la especulación hacia un país grande, cuya suerte podría generar una serie de afectaciones mayúsculas.
En la mente de muchos aparece, en la imaginaria, Estados Unidos. Su nivel de endeudamiento es también excesivo y el desajuste político es también notorio.
Es difícil saber el cauce de los arreglos. Pero es seguro que el proceso de saneamiento implica muy amargas medicinas y varios episodios más de presión en los mercados.
Insistimos en que no hay una base para ser muy optimistas en cuanto a los rendimientos financieros, estos seguirán siendo pobres.
*Rodolfo Campuzano Meza es director de Estrategia y Gestión de Portafolios de INVEX. Cualquier pregunta o comentario puede ser enviado al correo: perspectivas@invex.com