Inspark abre sus puertas a los suscriptores de Club El Economista

La tarde del miércoles 14 de mayo de 2025, la sucursal Inspark ubicada en Plaza Carso recibió a los suscriptores de Club El Economista para vivir una experiencia única protagonizada por la realidad virtual, una tendencia que se ha vuelto fundamental en los últimos años.

Fundado en 2018, Inspark abrió su primera sucursal en Plaza Carso, posteriormente se inauguró la sucursal de Fórum Buenavista, y como visión a futuro, se tiene planeado abrir más sucursales dentro y fuera de la Ciudad de México. 

“La primicia fue dar entretenimiento para cualquier edad y cualquier persona por medio de la tecnología. En Inspark tenemos experiencias de realidad virtual maximizadas, donde las actividades están pensadas para que la gente se la pase bien con total seguridad y disfruten de experiencias nuevas cada vez que vengan” dijo David Ahedo, productor creativo de Inspark.

Una de las atracciones que más fascinó a los suscriptores fue The Inspark Simulator, la más nueva atracción de Inspark que te lleva en un viaje hacia el pasado, con dinosaurios y animales prehistóricos cerca de ti, montado en una montaña rusa. En Ala Delta, los suscriptores fueron sujetados con un arnés y volaron sobre la Ciudad de México y todos sus monumentos más importantes. En este juego, los participantes debían recoger aros para ganar puntos.

En algunos juegos, los suscriptores formaron equipos para participar, tal es el caso de Yushido, una experiencia que es un tech-sport similar a Quemados. En el juego, los asistentes lanzaron bolas de poder al equipo contrario, por medio de sensores que también permitían crear un escudo, el equipo que más puntos hace es el ganador de cada round.

Otras experiencias destacadas fueron los Cristales de Color, que se jugó en parejas. Este juego consiste en lanzar pelotas al cristal del color de cada equipo, sin golpear el cristal del color contrario, acumulando puntos para ganar, por su parte, en Fobia Xperience, los suscriptores vivieron sus miedos más grandes, teniendo que enfrentarlos para sobrevivir.

Finalmente, en Infinity Room, los asistentes exploraron su lado más creativo por medio del arte digital. En este cuarto lleno de espejos, cada suscriptor posó de diferentes maneras para sacar la mejor selfie. 

En palabras de Carlos Alberto Rivera, suscriptor de Club El Economista, fue una experiencia divertida y diferente, ya que jamás había vivido algo similar con la realidad virtual, agradeciendo a El Economista por consentir a los miembros del club.

Por su parte, la suscriptora Anai Saavedra Escoto dijo que la experiencia le pareció fascinante e invitó a suscribirse a Club El Economista a todos aquellos fanáticos de la tecnología y la realidad virtual.

Si quieres ser parte de este tipo de experiencias únicas e increíbles, suscríbete a Club El Economista.