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Aeroméxico se moderniza con ?el Dreamliner
A punto de su máxima saturación, el AICM recibió el viernes 16 de agosto el primer Boeing 787-8, con los colores azul y blanco del caballero águila de Aeroméxico, que venía directo de la fábrica en Everett, Estados Unidos.

A punto de su máxima saturación, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México recibió el viernes 16 de agosto el primer Boeing 787-8 (el mentadísimo Dreamliner), con los colores azul y blanco del caballero águila de Aeroméxico, que venía directo de la fábrica en Everett, Estados Unidos.
La empresa lo esperaba con ansias para dar rienda suelta a sus deseos de incrementar operaciones internacionales. Hoy, tienen 53% de ese mercado, en el que participan Aeromar, Interjet, Volaris y VivaAerobus. No hay más. Se consolidarán como la aerolínea bandera de México.
El descenso en territorio mexicano de la aeronave atrajo miradas y, seguramente, envidias. Negocios son negocios. Es el equipo más moderno de Boeing y cuesta unos 200 millones de dólares. No será propio (hay un contrato de arrendamiento con International Lease Finance Corporation), pero como si lo fuera. Así lo han presumido en sus redes sociales.
ALGUNAS EMOCIONES
Ese viernes, César Oznaya, locutor del programa especializado en aviación En el aire, compartió con gusto y en voz alta el mensaje que le mandó su hermana a las 7:39 de la noche: Me acabo de enamorar del avión que acaba de pasar. Las alas están hermosas . Él estaba en la terminal aérea y ella, en el poniente de la ciudad.
Oficialmente, un minuto después, la aeronave aterrizó. Así lo apreciaron en vivo cientos de personas durante una transmisión en Facebook, además de decenas de cámaras fotográficas, iPods, iPads y teléfonos móviles.
LLUVIA Y PASAJEROS
El vuelo del primer 787-8 duró 4 horas con 40 minutos y no registró contratiempos. Se esperaba a las 6 de la tarde, pero cuestiones burocráticas lo retrasaron. Ya en tierra mexicana recorrió las calles de rodaje con lentitud, con el orgullo de saberse mirado. Luego siguió su marcha rumbo a la posición 57 de la terminal dos. Segundos antes, la aeronave recibió chorros de agua lanzados por dos unidades de Cuerpo de Rescate y Extinción de Incendios del aeropuerto. Es el bautizo.
Todo estaba en orden y comenzaron a bajar los 116 exclusivos pasajeros. Eduardo Tricio, presidente del Consejo de Administración de Grupo Aeroméxico fue el primero, seguido de Andrés Conesa, director de la empresa. El segundo vivió todo el proceso de compra de aviones y anunció el año pasado la mayor inversión de la industria de la aviación para renovar la flota, 11,000 millones de dólares, mientras Tricio se dedicaba de lleno a su Grupo Lala.
alejandro.delarosa@eleconomista.mx