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Forlán, al servicio del equipo

Diego Forlán es un delantero que ha perdido la avaricia y el egoísmo, ese que dicen deben tener los goleadores, y se ha vuelto más generoso, ha hecho más equipo. Ayer la FIFA lo designó el Mejor jugador del torneo.

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Diego Forlán es un delantero que ha perdido la avaricia y el egoísmo, ese que dicen deben tener los goleadores, y se ha vuelto más generoso, ha hecho más equipo. Ayer la FIFA lo designó el Mejor jugador del torneo.

El atacante uruguayo aprovechó sus circunstancias y cualidades al servicio de un conjunto. Entendió que éste sería su último Mundial y así fue construyendo su campeonato.

Enzo Francescoli lo definió hace unas semanas en una charla con El Economista como: El jugador que cualquier equipo quisiera tener. Tiene gol, aporta y es combativo .

Tiene razón. No encabeza ninguna estadística, pero sus números están siempre entre los 10 mejores en casi todos los departamentos.

Para muestra, un par de botones. Es el segundo jugador con más disparos a la portería, tiene 32, y también es segundo en remates, igualado con el ghanés Asamoa Gyan y sólo superado por David Villa.

Sus cifras no corresponden a las de un centro delantero. La teoría dicta que su función es anotar. Nada­ de sacrificios o esfuerzos. Meterla y ya.

Pero Diego envió en sus siete partidos 50 centros, 24 pases fueron para Luis Suárez, su compañero de equipo. En total tiene 309 pases.

Por ejemplo, el español David Villa, con igual número de partidos (7) apenas metió nueve centros y ni siquiera rebasó los 240 pases. Datos que corresponden a un killer, como también lo es Forlán, pero es precisamente en ese incremento de los datos la gran aportación a Uruguay, un país que no figuraba como protagonista desde México 1970. Luego de 40 años, Diego es el principal culpable en la cancha para que La Celeste se vuelva a escribir con mayúsculas.

Es un ejemplo de lo que tiene que ser un futbolista sudamericano. Por eso, cualquier equipo lo quisiera tener. Es completo en todos los sentidos, sabe que tiene que entregarse más de la cuenta y lo hace , opina Iván Zamorano, exfutbolista chileno y mundialista en 1998.

En pocas palabras dio más servicios que jugadores como Javier Mascherano (259), Steven Gerrard (259) o que el mediocampista holandés Nigel de Jong (307). La traducción de esta información es que Diego trabajó para el equipo.

Éste fue un año redondo. Anotó el gol con el que el Atlético de Madrid consiguió la Europa League, antes Copa UEFA, Fulham, con un taco del uruguayo.

Así, el jugador del Atleti se convirtió en el atacante con más cualidades del Mundial. Llegó como un killer y se va con cualidades que envidiaría un defensa como la marca o el pressing; su calidad para enviar servicios como cualquier mediocampista y hasta la capacidad de no cegarse al tener el balón frente a la portería, sino la serenidad que dura milésimas de segundo para darle un servicio a un compañero mejor ubicado. Pero sigue siendo un killer, sus disparos potentes lo delatan como un atacante de la estirpe de los goleadores.

Ayer, al final del día en su cuenta de Twitter, demostró una vez más que es un jugador que integra una plantilla y que la hace partícipe de su éxito. Esto es un triunfo para Uruguay, un pedazo de gloria les pertenece .

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