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Segundo empleo digital: El auge silencioso del trabajo ’freelance’
La mitad de las personas que actualmente trabajan a través de plataformas digitales lo hace como una vía para complementar los ingresos que obtiene por su empleo principal, tendencia que ha crecido en los últimos años.

El trabajo a través de plataformas digitales se ha consolidado como una vía para encontrar un segundo empleo.
La acelerada transformación digital de las últimas décadas ha ampliado las opciones para las personas que buscan una nueva oportunidad laboral como “freelance”. Pero la realidad es que estas alternativas no alcanzan para vivir de ello, de manera que el trabajo a través de plataformas digitales se ha consolidado como una vía para encontrar un segundo empleo o una fuente complementaria de ingresos, al menos así es la realidad en nuestra región.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó esta semana la "Encuesta sobre trabajadores en plataformas digitales basadas en la web: Nuevos datos para la región de América Latina", en la que revela que el 52% de las personas con un empleo por esta vía no considera esta actividad como su fuente principal de ingresos. En muchos casos, se trata de personas que tienen un empleo formal y que recurren al freelance digital para completar sus recursos.
El informe, el primero en su tipo en la región y que recabó datos en 21 países latinoamericanos, destaca que el perfil de estos trabajadores es, en su mayoría, urbano, joven y calificado. La mediana de edad es de 33 años y casi el 40% cuenta con estudios de nivel licenciatura.
Entre quienes combinan actividades, el 47.5% se identifica como empleados formales, el 31% como profesionales independientes y el 13% como trabajadores informales. Esto refuerza la idea de que, al menos hasta ahora, la economía freelance digital no sustituye al empleo tradicional, sino que lo complementa, generando nuevas dinámicas laborales.
Además, detalla el organismo, la naturaleza flexible de este trabajo puede llevar a jornadas largas y nocturnas: en promedio, trabajan al menos diez horas diarias, seis días y medio al mes, y casi 11 días de noche (desde las 10:00 de la noche hasta las 5:00 de la mañana).
El análisis de la OIT se basó únicamente en las plataformas digitales basadas en la web, es decir, aquéllas que sirven como intermediarias entre el contratante y la persona que realiza el trabajo, trabajo, como Upwork o Workana, por lo que excluye a conductores y repartidores de apps como Uber, DiDi y Rappi, quienes laboran para lo que se conoce como "plataformas digitales basadas en la ubicación".
Tras hacer esta distinción, los tipos de tareas más comunes de quienes laboran a través de esta modalidad incluyen programación, diseño gráfico, análisis de datos, traducción y microtareas para entrenar sistemas de inteligencia artificial.
A diferencia de las plataformas de transporte o entrega, estas actividades no están geolocalizadas: se realizan completamente en línea, lo que permite conectar a freelancers con clientes en otras partes del mundo. De hecho, en América Latina, el 90% de quienes conocen la ubicación de sus contratantes reportan que éstos están fuera de la región, principalmente en Estados Unidos y Canadá.
A pesar del crecimiento de esta modalidad de trabajo, ésta presenta desafíos considerables desde la perspectiva de política pública y regulación, ya que la relación laboral no se encuentra claramente definida, lo que dificulta el acceso a derechos como seguridad social o acceso a mecanismos de resolución de disputas.
"La economía de plataformas digitales basadas en la web es un fenómeno global con implicaciones locales. Comprender mejor su impacto en América Latina y el Caribe es esencial para asegurar que las políticas públicas respondan a la realidad de las personas que trabajan en este entorno", expresó Ana Virginia Moreira Gomes, directora regional de la OIT.
Hay varios elementos que complican su regulación o supervisión, unos por la naturaleza de las plataformas y otros por las características de la legislación nacional.
Al considerar elementos del diseño del trabajo vía web, una de las principales barreras es el carácter transfronterizo del modelo. ¿Qué normas se aplican si una persona trabaja desde Guadalajara para una empresa en Canadá, pero la plataforma está registrada en Irlanda? Otro es la ausencia de mecanismos formales de contratación. Y también, tal como en las apps de viajes y reparto, el uso de algoritmos para la asignación de tareas, que en muchos casos asumen el rol de jefes virtuales.
Por el lado de la regulación, la realidad es que la legislación en México no está ni preparada ni adecuada para la economía digital y tal como lo expresa con claridad Carlos Ferran Martínez, especialista en Derecho Laboral, la Ley Federal del Trabajo (LFT) reconoce sólo las figuras tradicionales de patrón y trabajador subordinado, por lo que "los conceptos elementales y principios con los que se construyó nuestra LFT están en vías de extinción por la propia dinámica del Siglo XXI, la inteligencia artificial y las plataformas digitales".
Este escenario plantea una serie de interrogantes para el diseño de políticas públicas. ¿Es posible crear marcos normativos que reconozcan este tipo de trabajo sin inhibir la innovación tecnológica ni las oportunidades que ofrece? ¿Cómo se pueden extender las coberturas de seguridad social de manera flexible para quienes tienen múltiples fuentes de ingreso? ¿Qué rol deberían jugar las plataformas en la protección de los trabajadores que generan valor a través de ellas?
La economía digital ya no está relacionada con el futuro del trabajo: es parte del presente. Y una porción creciente de ese presente está compuesto por personas que combinan su empleo formal con una segunda jornada freelance. Entender esta realidad es el primer paso para construir políticas laborales que estén a la altura del tiempo que vivimos. Y si el presente del trabajo ya cambió, también debe hacerlo la forma en que lo entendemos y protegemos.