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Un reto a la novela histórica, a los ojos de un apache
Este libro reta la estructura y el tono de una novela histórica que rescata la figura de Gerónimo, un apache heróico.

“¿Éxito? definitivamente no es una palabra con que la definiría mi carrera profesional. He trabajado muy duro y he tenido una suerte encabronada”, señaló en entrevista Álvaro Enrigue antes de charlar sobre su novela Ahora me rindo y eso es todo, publicada por Anagrama.
Enrigue no hace muchos aspavientos, sonríe y se toma un café pese a ser uno de los escritores latinoamericanos más interesantes de nuestra época, con una obra impresionante.
“Fama y éxito tienen los directores o los actores de cine. Un escritor es un trabajo de clase media como el de un carpintero o un ebanista. Yo escribo lo mejor que pueda y de la manera más honesta. Ahora, la verdad, ya me vale madres lo que se diga de mí”, agregó.
El escritor viene llegando de Nueva York, donde es profesor, y goza de un anonimato muy cómodo, pero se emociona y confiesa que acaba de mandarle una foto a su mamá de la montaña de sus libros que se exhiben en la librería: “Allá tengo una vida muy libre. No tengo que jugar ningún rol y estoy sustraído de la feria de las vanidades; creo que soy percibido más como un miembro de la gran nación latinoamericana y eso se refleja en mi trabajo, aunque con la llegada de Donald Trump pensé en regresarme”.
Enrigue decidió indagar y recuperar a Gerónimo, un apache mexicano y rebelde, para su novela Ahora me rindo y eso es todo: “Casi por un interés infantil descubrí que era mexicano y hablaba español y el hallazgo merecía una novela por todo lo que lo rodea, no era un guerrero era un chamán de guerra”.
Gerónimo era parte de los chiricahua y la historia transcurre a mediados del siglo XIX en una zona conocida como la Apachería. Según Enrigue, Gerónimo se convirtió en un feroz guerrero que peleó hasta el último por la libertad y se convirtió en un héroe, pero su tumba está en Estados Unidos:“Debería de ser un héroe de nuestra gente, un mexicano que resistió hasta el final y que tenemos fuera del panteón porque pensamos que es un gringo y es falso”.
Ahora me rindo y eso es todo traslada al lector a esos tiempos de guerra apache, la defensa de las tierras, la cultura, las injusticias y los héroes, es un western, un relato histórico que va y viene entre el presente y el pasado de un país borrado que deja sin aliento.
“La última rendición se da en 1886, los apaches están acorralados y los van a fusilar el ejército mexicano. Por el norte, el ejército estadounidense logra llegar con Gerónimo y le piden que se rinda; sólo un tema familiar logra lo imposible; la rendición de un apache que aterrorizó regiones de México y Estados Unidos”, explica el escritor.
Enrigue trabaja incansablemente con archivos, una labor que le lleva años; por eso puede crear de manera detallada el paisaje fronterizo entre México y Estados Unidos, en una batalla que duro más de 50 años.
Ahora me rindo y eso es todo es una novela muy política: “Es mi guerra, la guerra de este territorio que hemos ocupado en América y ¿a quién le pertenece realmente? Y el hecho de que vivimos sobre unos ancestros a los que negamos. América es una fosa común y no hemos mostrado el compromiso ni la inteligencia para reconocerlo y mientras no lo hagamos los países americanos seguirán siendo estas ollas de injusticia que son. Tenemos que reconocer que no somos los dueños de la tierra y hay que devolverle todos sus privilegios y tanta tierra como sea posible a los pueblos originarios; pero las guerras de extinción que emprendimos contra ellos continúan, ya no de manera épica como en la novela entre nativos americanos y descendientes de europeos, pero la guerra continúa. Ni siquiera sabemos cómo se llama este continente que tiene el nombre de un dibujante de ¡mapas italiano!”.
Mientras los apaches luchan por su vida en el libro, al mismo tiempo se rompe la rigidez de una novela histórica y Álvaro Enrigue también libra una lucha personal con su familia.
“Es ficción, tengo que confesarlo. Para que el lector entienda la extenuación del ejército chiricahua hay que contar los últimos 25 años de la nación apache y de las batallas de los grandes jefes; necesitaba una estrategia narrativa y por eso elegí un diario de viaje y que los personajes que rodean al escritor se llamen como mis hijos, es sólo un juego”.
Y el escritor aclara, pero “de alguna manera es un registro, un retrato de un tiempo de una familia de clase media en Nueva York y es una carta de amor a ésa hermosísima familia”.
En otro tema, Enrigue cuenta que quedó atrapado en el edificio de un periódico ante la salida del presidente López Obrador y bromea: “Hasta ahora es mi única experiencia política (risas) pues vengo llegando”. Al insistir sobre su visión actual del país, Enrigue comparte: “El hecho de que haya ganado un candidato que la mayoría quería me parece alentador, pero por supuesto que se dará un proceso de decepción porque así pasa siempre, la veta nacionalista siempre me preocupa, pero en general siento buena onda; antes, en otros viajes durante la administración de Peña Nieto sentía una tensión enloquecida, muy parecida a la que tenemos en Estados Unidos con un proceso de división y de discusión pública, pero ahora, veo gente tranquila esperando a ver qué pasa”.