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Un murmullo cósmico
Historia en el Planeta Tierra de un ser que nos demostró que hay vida en Marte.

"Soy el comandante Tom. Soy Ziggy Stardust. Soy el Delgado Duque Blanco. Soy un extraterrestre. Soy el rey de los Goblins. Soy el Hombre Elefante. 'Soy el moribundo que no puede morir'. Soy el hermano del replicante. Soy Lázaro. Soy el hombre que carga con una estrella negra sobre sus hombros. Soy la propia estrella negra. Soy todo aquello que no seas capaz de imaginar”.
Así se describe David Bowie a sí mismo durante las páginas de Bowie. Una biografía (Ed. Lumen). Cabe mencionar que este libro, escrito por Fran Ruiz e ilustrado por María Hesse está escrito en primera persona, como si no hubiera nadie más apto para explicar la complejidad de Bowie que él mismo.
Dentro de las primeras páginas, en la introducción, los autores dejan claro que nuestro personaje no era muy dado a hablar de su intimidad, por lo que el trabajo de investigación para lograr esta edición fue arduo, y se nutrió de la imaginación, el “artificio y la ocultación” para contar la vida de quien no pudo ser nunca visto más que a través de un prisma, por lo que hay una buena dosis de ficción entre las páginas del libro.
Lejos de esta primera aclaración, lo demás se cuenta con una tremenda, y a veces dolorosa sencillez. No hay espirales temporales, ni vueltas al pasado, ni multiversos a la distancia. La línea de tiempo que recorrió David Robert Haywood Jones desde su aparición en la Tierra el 8 de enero de 1947 hasta su viaje final el 10 de enero del 2016 es una línea recta, en donde vibran colores y los sonidos son exultantes, aun cuando se mezclan con momentos de tristeza, confusión y duda.
A la par de una escritura perfecta de la biografía por parte de Fran Ruiz, es necesario destacar el trabajo que hace María Hesse durante el libro. Las figuras poéticas que Ruiz usa para darle profundidad a la historia se desdoblan en sentido y poesía con la visión de la ilustradora. Cada detalle que podría exigir un conocedor veterano de Bowie tiene su justo espacio, en una mezcla entre lo onírico y lo naive.
Pero además de persona y personaje, Bowie era un artista, que a lo largo de su vida y en relación con su entorno fue experimentando con el sonido y creando algunos de los álbumes más icónicos de la historia de la música moderna. Se agradece infinitamente que durante la narración se vayan mencionando los discos que Bowie publica en esos momentos específicos, pues los dota de un contexto perfecto para entender aquellas letras que están como tatuadas en el imaginario colectivo.
Como lector, no debes acercarse a este libro con el miedo de los que no somos melómanos, pero queremos conocer más de este ícono pop. Este es un documento que busca llegar a todos. ¿Quieres saber por qué los ojos de Bowie eran tan particulares? Está justo en la página 26. ¿Te interesa conocer la relación que tenía con sus amigos Yoko Ono y John Lennon? Él mismo te lo cuenta en la página 94. Detalles trascendentes, por insignificantes, o importantes, por ser tan superfluos, todos están ahí, como piezas de un rompecabezas para entender a este ser que durante 69 años y dos días compartió este mismo suelo con nosotros.
A manera de apéndice, Hesse y Ruiz se dieron por ende a la tarea de listar todos los álbumes del artista, con una pequeñísima reseña de cada uno, y una representación de las portadas originales con el mismo estilo que acompaña toda la historia.