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Por si no sabe qué regalar
Algunos libros que lo harán quedar bien en el intercambio.
13 de diciembre. Si no ha tenido su intercambio en la oficina, seguro lo va a tener pronto. Lo fácil es regalarle un perfumito a Laurita de recepción o un suéter al licenciado. Digo, es lo fácil, regalos sin riesgo y, que al fin al cabo, no ofenderán a nadie.
Al diablo. Este año arriésguese y regale libros. Mire, regalar libros hablará bien de usted, oh, es una persona culta , y hace que el que recibe se sienta valorado: Pepe de contabilidad respeta mis sesos .
Puede, desde luego, pasar lo contrario: que el libro regalado sea despreciado ( Un libro lo compro en cualquier lado ), y se convierta en un pisapapeles ( Pinche codo, yo ni leo ). La reacción más divertida es cuando el libro ofende. Genial: que la gente se confronte. Algunos sólo queremos ver el mundo arder.
Como en este garage sólo queremos trabajar para su bienestar, a continuación una lista breve de libros que son buenos, fáciles de conseguir y hasta fáciles de leer. No todos son novedades, ojo, así que a lo mejor va a tener que rebuscarle en El Péndulo-Sótano-Gandhi.
El bar de las grandes esperanzas, J.R. Moehringer
La referencia dickensiana en el título en español no es gratuita. Es de verdad una novela que Charles Dickens hubiera firmado dichoso. Exagero. Moehringer mezcla biografía y ficción (¿no es así toda la literatura?) para contar la historia de una niño que creció al calor de un bar neoyorquino, el Publicans. En el Publicans se hizo hombre, se hizo escritor y le enseñó a lidiar con la vida y la muerte. Un día el bar lo escupió como se escupe lo que no se puede tragar y J.R. lo entendió y lo agradeció. Este libro es el resultado.
Todos involucrados, Ryan Gattis
¿Tiene un compañero de trabajo que le da por el hip hop y el arte callejero? Si te gusta el hip hop, dale. Estoy reduciendo esta gran novela sobre los disturbios en Los Ángeles tras la muerte de Rodney King, un joven negro que murió tras una golpiza cortesía de unos oficiales de policía. Gattis no toma el camino fácil, narrar simplemente (si eso puede ser simple) los disturbios. Gattis se enrolla en la escena callejera chicana para contar los ires y venires de una pandilla que usa el desorden público para llevar a cabo una venganza. Todos los personajes son jovencitos (hay por ahí algún treintón que no supo salirse a tiempo de la clica) y el nivel de violencia con el que tienen que vivir es por lo menos triste. Gattis hace que también sea emocionante.
Que todo sea como antes fue, Joachim Meyerhoff.
Esta novela bien podría llamarse De cerca nadie es normal . Comienza narrando la historia de una familia más o menos común. El padre es psiquiatra y todos viven en un apartado del psiquiátrico infantil donde trabaja. Los niños son tres varones que se llevan bien, a golpes, empujones y bromas pesadas. La primera mitad del libro es divertidísima, una bella historia de crecimiento. Pero poco a poco, a medida que los niños crecen, la oscuridad de la familia va surgiendo.
El padre, tan afable, es un hijo de puta con la madre, y la madre, tan dulce, no hace nada, hasta que lo hace. Una de esas novelas que logran ser algo más que ficción. Désela a la persona con mejor gusto de su oficina.
Oona y Salinger, Frédéric Beigbeder
Éste es ideal para el amigo cinéfilo, o el fan de Salinger, o el que es cinéfilo y fan de Salinger pero todavía no lo sabe. Beigbeder recrea una época: Nueva York en los 40. Un tal Jerry Salinger está enamorado de una jovencita de nombre Oona ONeill. Oona es de la aristocracia: es hija del dramaturgo más celebrado de su época, Eugene ONeill. Jerry está apenas en camino de ser J. D. Salinger, el autor consagrado. Es un amor que no puede ser. Las razones son distintas pero es mejor descubrirlas en el libro. Ventaja: es un libro cortito y envolvente, se lo puede dar al que dice que no le gusta leer.
Lacrónica, Martín Caparrós
He hartado a mis amigos con mi cháchara sobre Caparrós, pero entiéndanme: estoy enamorada. Caparrós hace del periodismo un juego kamikaze y de la crónica lacrónica , un género que él define irreverente y de formas cambiantes.
Lacrónica es también una biografía periodística: Caparrós cuenta cómo ha perdido cada pelo desde que empezó a los 16 años en una redacción. Esencial para quien quiera ser periodista. También para cualquiera que guste de los viajes y de las historias que van de la dictadura militar argentina a África, pasando por Tehuantepec y por el negocio legal de la coca en Bolivia. Háganme caso: cómprenlo para ustedes.