Nelson Uribe de Barros, héroe sin capa de la industria editorial

La LVIII Asamblea General Ordinaria Anual de Afiliados, que se llevará a cabo este mismo jueves, será el marco para la entrega del Premio Caniem el Mérito Gremial 2022 al editor y presidente del Grupo Editorial Edilar, Nelson Uribe de Barros, uno de los rostros líderes en la labor de enlace entre la industria editorial y el sistema educativo mexicano.

Si bien la aportación del editor, su familia y equipo en torno a la educación mexicana se cuenta por ramilletes, uno de ellos, por ejemplo, la implementación de proyectos tan emblemáticos como la revista El Correo del Maestro (cuya fundadora y directora es Virginia Ferrari), el editor ubica en el 2020 a una de las más grandes proezas de sus más de 30 años de trayectoria y quizás la razón más próxima y sólida para el premio que este día se le confiere.

Se trata del trabajo de coordinación con Google y la Secretaría de Educación Pública (SEP) para la adaptación masiva de un sistema virtual educativo durante los primeros meses de la pandemia. En entrevista, Uribe de Barros relata la labor:

“Una de las estrategias que desarrolló la SEP ante la situación de emergencia fue enfocar esfuerzos para conectar vía internet a alumnos, maestros y materiales educativos. En abril de 2020 Google donó a la SEP toda la tecnología y facilidades para poder lograr ese cometido. Entre abril y junio, a nosotros nos tocó abrir 21 millones de cuentas tanto para los alumnos como para las diferentes figuras educativas. En esas semanas también creamos 4.5 millones de salones de clase a los que había que aportar contenido y nosotros ya teníamos este desarrollo. Fueron alrededor de 13,000 planes de clase con unos 20,000 materiales educativos digitales asociados con esos planes. Esta labor nos valió incluso un reconocimiento a nivel mundial de Google por el impacto social que esto significó”, comparte el premiado.

La manera en la que se educa ha cambiado, así lo permiten y exigen las tecnologías y condiciones sociales, siempre cambiantes del mundo, a diferencia de la configuración de los salones de clases y cómo estas se han venido impartiendo en los últimos 500 años, señala Uribe de Barros, que nada o muy poco han cambiado, o lo habían hecho hasta antes de la emergencia sanitaria.

“Se hablaba mucho, pero se hacía poco (por la actualización del sistema educativo). Pero la pandemia nos obligó a hacer lo que veníamos platicando hace mucho y que no lográbamos hacer”, señala.

Aboga por el libro de texto

No obstante, Uribe de Barros se dice un convencido de la importancia del libro de texto para un país con las características de México, independientemente del desarrollo tecnológico presente y futuro, y da sus razones:

“Diría que los libros de texto y la tecnología son totalmente complementarios. El libro de texto facilita el aprendizaje a distancia y en lugar de desaparecer, como algunos lo han querido plantear, facilita, hace uniforme la información, permite a los docentes organizar mejor las clases y, quizás lo más importante, prioriza la información. Es decir, el internet es fabuloso, es una fuente inagotable, pero contiene información errónea, y el libro de texto permite seleccionar esa información e incluso tiene la facultad y obligación de dirigir hacia los temas prioritarios”.

Señala por ello que una de las luchas permanentes de la Caniem es la capacidad de garantizar la salud y el crecimiento del libro de texto.

“Y en eso estamos, en ningún momento buscamos confrontar nada, al contrario, tenemos que trabajar conjuntamente (entre gobierno e industria), y así lo han venido haciendo los consejos de la Cámara y sus presidentes. Es el caso de Juan Arzoz, el ejemplo de un luchador incansable por el libro en general, pero en particular por el libro de texto”.

ricardo.quiroga@eleconomista.mx