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La sorpresa de Atapuerca
El ADN mitocondrial de un fémur de 400,000 años de antigüedad no está muy relacionado con los humanos ni con los neandertales.

En Sima de los Huesos, una zona del complejo de cavernas de Atapuerca, al norte de España, se encuentra el yacimiento más rico de fósiles de homínido del Pleistoceno Medio (más de 300,000 años de antigüedad). Los restos que se han encontrado ahí -se cree partir de su morfología- son de neandertales y de Homo heidelbergensis.
Pero cuando después de un minucioso trabajo se logró juntar, a partir de un fémur de 400,000 años, el suficiente ADN mitocondrial para hacer un análisis, se encontró que no era tan cercano a ninguno de los tres grupos mencionados, sino a un cuarto: los misteriosos denisovanos.
La primera noticia que se tuvo de los denisovanos fue hace dos años, cuando el paleogenetista Svante Päävo y su equipo inventaron una forma muy sensible de detectar y analizar ADN a partir de las escasas muestras que se pueden conseguir en un hueso que se ha convertido, casi en su totalidad, en piedra.
Päävo analizó un par de dientes y una falange de hace 40,000 años halladas en una cueva en Denisova, al suroeste de Siberia, y vio que era de una especie de homínidos que no se habían encontrado antes.
Ayer, en la revista Nature se publicó el hallazgo de la segunda pista de la existencia de esta especie, a 8,000 km de distancia y 360,000 años más antigua en un yacimiento muy especial, no sólo por el espectacular número de restos humanos recuperados hasta el momento (más de 7,000, pertenecientes a un mínimo de 28 individuos), sino por la perfecta preservación de los fósiles , comenta José María Bermúdez de Castro, coautor del estudio, en su blog de la revista Quo de España.
GRANDES O BOCONES?ANCESTROS LEJANOS
Los últimos 30,000 años han sido una época única en el sentido de que los humanos son la única especie de homínidos que existen, pero antes de eso estaban los humanos, los neandertales, los denisovanos y, en Indonesia,?los Homo floresiensis y probablemente otras especies que están por ser descubiertas , comenta el paleogenetista Svante Päävo a la revista Nature.
Y por lo pronto, tal parece que los denisovanos eran más abundantes y estaban más dispersos que lo que creíamos .
Sobre cómo se veían los denisovanos no tenemos idea dice Svante Päävo. Tenemos su genoma y dos dientes que son enormes comparados con los de humanos y neandertales, así que han de haber sido muy grandes, o al menos, muy bocones, si lo prefiere .
Sobre el descubrimiento, Päävo comenta: Encontramos, para nuestra enorme sorpresa, debo decir, que este ADN mitocondrial está relacionado con el de los denisovanos, la especie hermana de los neandertales que descubrimos al Este de Asia. Así que esto genera más preguntas que respuestas, sugiere que hay una conexión entre estas poblaciones.
El ADN mitocondrial de este individuo está relacionado con el de los denisovanos, pero no es de denisovano, así que es posible que estas poblaciones fueran cercanas en el pasado y tengan un ancestro común. Otra posibilidad es que este ancestro se hubiera cruzado con otro mucho más antiguo como el Homo erectus .
Para distinguir entre estas posibilidades -sigue Päävo- sería necesario obtener ADN nuclear, para poder ver en el montón de genes cómo están las relaciones entre neandertales, humanos y denisovanos. Así que estamos trabajando en eso y es posible que en un año o año y medio tengamos suficiente ADN nuclear para resolver esta pregunta.
Quizá el hecho más inquietante de toda esta historia -concluye Bermúdez de Castro- reside en que a los humanos actuales nos ha llegado el ADN por varias vías diferentes. El grueso nos llegó, por supuesto, a través de nuestros ancestros africanos; pero también heredamos algo de los neandertales y de los denisovanos. Si éstos heredaron su ADN de la Sima de los Huesos y, a su vez, éstos lo tomaron del Homo antecessor, nuestro genoma es una mezcla increíble de pequeñas dosis de ADN de muchos humanos del pasado .
Qué es el ADN mitocondrial
En nuestras células no sólo hay ADN en el núcleo, también existen cantidades relativamente pequeñas de ADN en las mitocondrias, los organelos celulares que metabolizan el azúcar para darnos energía. Este material génico sólo se transmite por vía materna a través de las mitocondrias del óvulo.
manuel.lino@eleconomista.mx