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Identifican sangre y tejidos en cuchillos de obsidiana
A través de un estudio sin precedentes, en colaboración con especialistas de la UNAM, la restauradora del INAH, Luisa Mainou, identificó células sanguíneas humanas, mineralizadas en la superficie de 31 cuchillos de obsidiana usados para sacrificio.

A través de un estudio sin precedentes, en colaboración con especialistas de la UNAM, la restauradora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Luisa Mainou, identificó células sanguíneas humanas, mineralizadas en la superficie de 31 cuchillos de obsidiana usados para sacrificio; datan de hace 2,000 años y fueron encontrados en la ciudad prehispánica de Cantona, Puebla.
Algunos de estos artefactos también conservan fragmentos de tejidos musculares, tendones, piel y cabello, con lo que verifica, con pruebas de laboratorio, el sacrificio humano entre las culturas mesoamericanas, y abre nuevas posibilidades para solventar el desafío metodológico que implica estudiar esta antigua práctica religiosa.
La observación de las partes microscópicas del cuerpo humano que quedaron adheridas a los cuchillos de Cantona fue posible luego de 20 años de investigación, trabajo en laboratorio y prácticas aplicadas en diversos materiales recolectados en otros sitios arqueológicos que también presentan restos de materia humana.
Luisa Mainou, restauradora del INAH, detalla que fue en 1992 cuando detectó por primera vez vestigios de sangre humana en un cuchillo de sacrificio. Al revisar la pieza a través del microscopio electrónico de barrido, descubrió elementos que por su apariencia, su forma y dimensiones, definitivamente se trataba de células sanguíneas.
Poco a poco le fueron llegando más piezas al Laboratorio de Restauración de Material Orgánico, de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH. Había que conjuntar los resultados de varios casos para poder afirmar científicamente que en esas piezas cortantes se preservaron las pruebas irrefutables (tejidos orgánicos) de los sacrificios y autosacrificios.
En este camino, hace un par de años la restauradora Mainou recibió un conjunto de 31 cuchillos de obsidiana.