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El Parque Acuático Atlantis, olvidado
El lugar, concesionado a la empresa Convimar, cerró sus puertas para hacer una remodelación que aún no inicia.

En 1981 abrió sus puertas el Parque Acuático Atlantis en la 3ª Sección del Bosque de Chapultepec. En su momento, fue el primero en ofrecer espectáculos con delfines y lobos marinos... pero hoy se encuentra en el olvido y en ruinas.
En un recorrido, El Economista pudo constatar el abandono del lugar, letreros rotos, paredes semidestruidas, láminas que son usadas como puertas y un silencio casi sepulcral que sólo rompe los sonidos de una foca al otro lado de la pared.
No puede tomar fotos , me dice un trabajador de manera violenta. Es uno de los pocos que laboran dentro del predio.
Desde hace unos meses, en redes sociales, diferentes usuarios han denunciado que el Parque Acuático Atlantis está cerrado, pero con animales vivos adentro: circulan fotos de un lobo marino y algunos delfines en un estanque, los cuales no parecen estar en buen estado de salud.
Un lava autos, que dice llevar más de 20 años a las afueras del espacio, asegura que hay cuatro lobos marinos, tres delfines y diferentes aves. Pero están cuidadas, viene mucha gente, les traen de comer y las cuidan... pues es su casa, pero yo creo que no volverán a abrir , comenta.
El Parque Acuático Atlantis cerró sus puertas hace cuatro o cinco años, no existe la fecha exacta, un día dejó de recibir visitantes y aunque la empresa Convimar, que tiene la concesión del lugar, prometió que se remodelaría el espacio, esto no ha sucedido.
Después del cierre del lugar, Convimar se dedicó a dar terapia con delfines unos años pero, dicen trabajadores, de un día para otro cerró sus puertas para la supuesta remodelación.
Este reportero llamó a los números de Convimar y están desconectados, lo mismo que la página oficial del parque, que en su momento ofrecía un pasaporte con un costo de 60 pesos que incluía el espectáculo de delfines, aves y fuentes danzantes. Las terapias con delfines llegaban a costar 10,000 pesos.
Las fotos que circulan en redes sociales no tienen fecha y no son prueba del abandono de los animales, que, según la gente que trabaja dentro del espacio, reciben todos los cuidados necesarios en los pequeños estanques en el interior que, por cierto, no me dejaron ver.