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Dylan
Cuando me enteré de que Bob Dylan había ganado?el Nobel de Literatura,?de inmediato mi mente corrió?hacia Sergio Zurita. Sergio fue el primero que me enseñó a Dylan.
Cuando me enteré de que Bob Dylan había ganado?el Nobel de Literatura,?de inmediato mi mente corrió?hacia Sergio Zurita. Sergio fue el primero que me enseñó a Dylan. Porque a Dylan hay que degustarlo con cierta delicadeza, a pesar de su origen y de su mérito pop.
Es ese mérito pop el que veo que causa quemaduras entre la gente, los letradillos, que ponen el grito en el cielo por el premio a Dylan. El año pasado el premio se lo llevó Svetlana Alexievich, una periodista; este año se lo lleva un poeta que pone música a su poesía. Ambos premios causaron la misma controversia. Imagínelos talqueados y con peluca empolvada: Eso no es literatura. Eso no es literatura . Parece que los viejitos suecos al fin lograron tener un criterio?más amplio que la gente del mundillo de las letras.
Pero no quería empezar?regañando a nadie. Yo lo que quiero es contar mi historia con Dylan.
Como decía, a mí Dylan me lo regaló Sergio hace ya muchos años. Su obra Los hermosos ?gitanos empezaba con una hermosa canción, One More Cup o Coffee , en la que Dylan canta con Emmylou Harris. Es una canción de rompimiento: dame una taza más de café y déjame ir. Así tenemos que dejar ir a la gente, con clase, con serenidad.
Conocía por mí misma Like a Rolling Stone (como todos) y la que sigue siendo mi canción favorita de todo Dylan: All Along the Watchtower . Esta última es una canción que me da escalofríos: ¿dónde está la torre? ¿Quién observa al bufón y al ladrón? ¿A dónde van?
All Along the Watchtower fue escrita en una época oscura de la vida de Dylan. Acababa de tener un gravísimo accidente en su motocicleta. Pasó casi un año encerrado, él, que era el veinteañero más famoso de los 60.
¿Qué hizo Dylan en ese año de retiro? Nada, tuvo hijos, se entregó a la vida de familia. ?Pero la oscuridad que todo eso ocultaba aparece en el disco, el John Wesley Harding, un disco que nada más ponerlo dan ganas de salir corriendo a todas?partes. Es terrorífico. Life is But a Joke , le dice el ladrón al bufón, los dos protagonistas de la letra. La vida es una broma que muchas veces no tiene gracia. Pero broma, al fin y al cabo.
Ese terror está mejor destilado en All Along the Watchtower . Dylan mismo dijo?que la versión definitiva le pertenecía a Jimi Hendrix, cuyo?cover llegó al hit parade del 66 en Estados Unidos. Diré una herejía: a mí la versión que más me gusta es la de Eddie Vedder, el vocalista de Pearl Jam.
La versión de Vedder pertenece al soundtrack de Mi historia sin mí, la película-poema narrativo de Todd Haynes en la que se cuenta la historia emocional (es la mejor manera que tengo de decirlo) de la música?de Dylan y del propio Dylan, encarnado por varios actores.?Mi parte favorita es cuando Dylan es un niño negro que?vagabundea de tren en tren, ?recogiendo historia y convirtiéndolas en historias en su guitarra destrozada.
No sé si tengo un disco?favorito de Dylan porque mi obsesión no da para tanto. Mi obsesión ni siquiera es tal, es sólo un amor que no siempre es correspondido.
Entre mis acetatos (oh, sí: yo tengo acetatos y los oigo) tengo?el Highway 61, cuya canción epónima me hace partirme de risa: córrele, Abraham, que ahí viene Dios y no de muy buen humor. También tengo el ?John Wesley Harding y el Bringing It All Back Home. También obras más recientes como Love and Theft, pero mi corazón está con las piezas clásicas.
Levanto un puño al cielo por Dylan. Ya se ganó el Óscar, ya se ha llevado Grammys, y ahora recibe el premio más importante al que un pensador, un creador, puede aspirar. Regresa el tiempo de los cantores. Eso es Dylan: un cantor trashumante que convierte las historias que oye en el camino en poemas para llevar.
¿Qué sigue para la academia sueca? Yo ya no les creía nada pero con los dos últimos premiados veo que tienen ganas de crecer. Que le den el premio a Leonard Cohen, hombre hermoso y poeta conmovedor. O que se lo den a mi amada ?Patti Smith. No sé, ninguno de los dos tiene un corpus de obra tan amplio como Dylan, pero sería bonito.